El flamante gobierno de De la Sota anunció un “plan (que) prevé la implementación de una estructura única para toda la provincia, que integra a los subsectores públicos, privado y de la seguridad social en redes prestacionales de complejidad reciente” (La Voz del Interior, 20/7).

De estas definiciones se desprende la intención de privatizar la totalidad del sistema provincial de salud. El plan depende del “apoyo financiero externo para llevar adelante la reconversión del actual sistema” (ídem), es decir del Banco Mundial.

La intención sería “transformarlos en unidades de gestión, descentralizados y eficientes” (ídem, 16/6). Para el nuevo ministro de Salud, Villafañe, “debe quedar claro que la autogestión no es igual a autofinanciamiento, o sea que los hospitales deben contar con presupuesto para que los directivos, junto con la comunidad que los compone y en función de sus necesidades, los hagan eficientes” (ídem). Se plantea así la flexibilización laboral y el trabajo por productividad. Nada se dice de la gratuidad, lo que supone cobrar aranceles de alguna forma.

Este plan de salud está hecho a la medida de los pulpos capitalistas. El Partido Obrero le contrapone:

-Defensa del hospital público gratuito. No al hospital de autogestión. Fuera el arancel de los hospitales públicos. Reprovincialización de los hospitales transferidos por el mestrismo a los municipios.

-Triplicación del presupuesto en salud sobre la base de un impuesto a las grandes fortunas y al pago de la deuda externa.

-No a la injerencia del Banco Mundial y de los mercaderes de la salud. Por un plan sanitario elaborado por organizaciones obreras, de trabajadores de la salud, de jubilados y desocupados.