Políticas

29/9/2021

El planteo de Mayra Arena, lo que tienen los ricos en la cabeza   

Su destaque mediático se corresponde con la orientación de la clase capitalista frente a la actual crisis.

Pocos días después del mazazo electoral que sufrió el Frente de Todos, tuvo mucho rebote en los medios Mayra Arena. Luego su planteo cristalizó en un artículo publicado por Infobae (“Derrota electoral del Gobierno: no conciben que un pobre no los banque ideológicamente”, 16/9/21). Arena se presenta como “dirigente social peronista”, y adquirió notoriedad pública hace unos años tras una charla TED titulada: “¿Qué tienen los pobres en la cabeza?”.

Amparándose en su origen humilde, Arena es presentada como la “expresión genuina” de “los pobres” que el peronismo “dejó de escuchar”. El recurso de presentar a alguien “que vino de abajo” como “portavoz verdadero” que, acto seguido, enuncia un programa de otra clase social es clásico y repetido. Sin ir más lejos, el macrismo se valió de Margarita Barrientos o de “El Dipy”. Indudablemente, Arena enarbola su discurso con cierta sofisticación -en criollo, tiene labia. No obstante, al correr el velo superficial, se aprecia un planteo derechista, una ideología puramente burguesa.

Anticipó a Manzur

Arena denunció que “el centro de la política peronista hace rato se viene corriendo hacia la izquierda, en especial desde lo moral/ideológico, mientras que permanece estancado en lo económico”. Esta afirmación podría ser el punto de partida para arribar a una conclusión de fondo: el peronismo en el poder puede discursear sobre muchos temas, pero pilotea una crisis agravando las condiciones materiales de las masas.

Sin embargo, Arena elige el camino opuesto, como parte de una línea extremadamente derechista. Según ella, el gobierno peronista habría privilegiado los derechos de las “minorías” por sobre las “mayorías”. De vuelta, parece estar al borde de una apreciación correcta, si identificara a las verdaderas minorías privilegiadas -el capital financiero, la burguesía nacional, el FMI. Muy por el contrario el blanco apuntado, aún sin decirlo abiertamente, son los derechos de las mujeres -exactamente lo contrario de una minoría. Por eso en el artículo citado hay referencias anodinas y conservadoras sobre el lenguaje inclusivo, una forma de decir “sutilmente” que el gobierno “atiende” las demandas de “pequeños grupos” -como las diversidades- que “ejercen una dictadura moral”.

La caracterización no podría ser más errada: la extensión del lenguaje inclusivo es resultado de una lucha de masas, que protagonizó el movimiento de mujeres en general y la juventud en particular. Como todo fenómeno popular, también el lenguaje está atravesado por la lucha de clases: por eso la burguesía desarrolla estrategias para apropiarse y desnaturalizar el filo transformador que pueda tener. En este cuadro, corresponde reemplazar a les funcionaries chamuyeres por un gobierno inclusivo en serio, en el lenguaje y la realidad material, lo cual solo puede venir de parte de la clase obrera. Arena va para el otro lado, y plantea congraciarse con la Iglesia y las fuerzas más reaccionarias del sistema, eliminando incluso cualquier vestigio transformador que la lucha haya impuesto. Alberto Fernández y CFK “le hicieron caso” a las 48 horas, encumbrando un gabinete aún más derechista y ajustador que el anterior, con Juan Manzur y Aníbal Fernández a la cabeza.

La “cuestión de género”: ¿algo minoritario?

La clasificación de la “cuestión de género” como un problema ajeno a “las mujeres pobres” es reaccionario por partida doble.

En primer lugar, porque las principales víctimas de la opresión especial que sufren las mujeres son las trabajadoras pobres. En segundo término, porque quienes se presentan como “verdadera voz de las de abajo” usurpan e invisibilizan la acción de mujeres y diversidades que se organizan en los barrios contra la violencia machista o la falta de insumos elementales para salud sexual y reproductiva. Grabois desenvolvió ese papel nefasto oportunamente, como agente de la curia revestido de fraseología progresista.

La respuesta está en las miles de mujeres piqueteras que impulsan la ola verde y se organizan también por estos temas en los lugares más profundos del conurbano.

El FMI y la clase capitalista, “inocentes”

Entonces, la denuncia contundente que Arena hace de la realidad material desesperante que sufren las masas empobrecidas se empantana en el barro de la desorientación respecto de las causas. Por eso en su largo escrito no es posible encontrar la sigla FMI. Al revés, asegura que “para que los empresarios puedan habilitar más puestos de laburo hay que apelar a sus ambiciones”. Por más que se presente en lenguaje “de calle”, es simplemente una apología de la reforma laboral que plantea el Fondo Monetario Internacional y la clase capitalista. Aseguran ser “novedosos”, pero es la enésima versión recauchutada de la “teoría del derrame”.

El menemismo, de hecho, llevó al extremo estos postulados y la desocupación alcanzó máximos históricos. Pretender solucionar las penurias de las mayorías (masas sufriendo desocupación crónica y/o derrumbe salarial) atendiendo a los reclamos de las minorías (burguesía) es un callejón sin salida.

La inseguridad viene de arriba

Las referencias a la seguridad también se inscriben en el viraje derechista que representó el nuevo gabinete, con un tándem Aníbal Fernández-Berni encumbrados en máximo nivel. Otra vez partiendo de un precepto cierto -que la inseguridad afecta particularmente a la clase trabajadora- se apunta a conclusiones falsas. Arena vuelve al plato recalentado de responsabilizar por la falta de seguridad a una supuesta “defensa de la delincuencia”, que solo existe en afiebradas mentes derechistas (“entran por una puerta y salen por la otra”). En realidad, es la mascarada de un reforzamiento represivo del Estado, que se termina volcando contra las respuestas de “los de abajo” al ajuste que causan “los de arriba”, algo en lo que el nuevo gabinete es especialista.

Sin embargo, es precisamente la descomposición del Estado capitalista el principal germen de la inseguridad ciudadana, que se desarrolla con activa participación de las fuerzas de seguridad en los negocios que más violencia generan -narcotráfico, trata, contrabando de productos robados, etc. Confundir la superficie (que muchas personas que ejecutan en última instancia las tareas criminales derivadas de este entramado sean reclutadas en las capas más miserables de la sociedad) con la causa (negocios del Estado capitalista) conduce a equívocos.

Por eso la criminalidad de la policía ni siquiera es sobrevolada en el planteo de Arena, lo cual empalma de lleno con la línea Berni, victoriosa en la “interna” sobre seguridad. Peor todavía, se llega al absurdo de afirmar una relación entre “la disminución de la talla” (sic) de los delincuentes que “ha generado que mucha gente se defienda mano a mano” (sic). Criminalización de la pobreza y afirmaciones sin fundamentos.

Conclusión

¿Por qué vale la pena desmenuzar los argumentos de Mayra Arena, un personaje relativamente menor en la constelación de figuras pejotistas?

Su destaque mediático responde a una operación política que se corresponde con la orientación de la clase capitalista frente a la actual crisis, incluido el gobierno. Dentro del oficialismo se desarrolla una fuerte deliberación política tras el fracaso y la derrota electoral. En ese cuadro, el pejotismo busca recolocarse como mejor alternativa para pilotear el Estado según los designios de la burguesía y el imperialismo, y preparan una agenda de ofensiva contra las masas -acuerdo con el FMI, reforma laboral, reversión de derechos conquistados.

Los “discursos” como el de Arena no solo tienen una función como señal “hacia el establishment”, sino también para reforzar la contención de una militancia golpeada y desorientada. Por eso, Arena se ocupó de minimizar el peso de la izquierda en las villas; les duele el crecimiento enorme del Frente de Izquierda en general y del Polo y el Partido Obrero en particular.

Los compañeros y compañeras que tenían expectativas en una “lucha interna” dentro del oficialismo para empujarlo “a la izquierda” deben advertir la inviabilidad de esa perspectiva, que anticipan los discursos de Arena y el cambio de gabinete a un fondomonetarismo aun más rabioso bendecido por CFK.