Políticas

27/4/2022

Debate

¿El PTS defiende la política de drogas del kirchnerismo?

Una concesión a la lavada de cara del municipio de Morón.

Un artículo de La Izquierda Diario reivindica la política del intendente Lucas Ghi

A propósito de la polémica que desató la campaña de “reducción de daños” sobre el consumo de drogas promovida por el municipio de Morón, un artículo recientemente publicado en La Izquierda Diario (26/4), portal comunicacional del PTS, hace causa común y reivindica la política en esta materia de Lucas Ghi, intendente del distrito en cuestión.

El PTS concentró su atención en rechazar “una nueva ola de demonización contra el consumo de drogas (…) a cargo de sectores de la oposición de la derecha y la gran corporación mediática opositora”. En ningún párrafo dedica siquiera una oración a criticar la demagogia del oficialismo sabatellista de Morón, e incluso compra que “‘se enmarca en el Programa de Reducción de Riesgos y Daños asociados al consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales, que lleva adelante la comuna’. Es decir, se trata de una política de prevención. Precisamente aquello que falta en todas las esferas de la política estatal, desde la nacional a las locales”. En esos términos sería un ejemplo positivo de lo que el Estado debe hacer frente al consumo de drogas y las adicciones.

Nada dicen acerca de que el gobierno de Morón pertenece a la misma fuerza política que gobierna el país y la provincia de Buenos Aires de la mano Aníbal Fernández y Sergio Berni, que mantienen intactas las redes del narcotráfico mientras persiste una política represiva sobre los consumidores. Son los gobiernos que ajustan en salud, motivo por el cual no se destinan recursos a políticas preventivas ni de real reducción de daños. Exclusivamente cuestionan el discurso derechista y conservador, como el de Diego Santilli y el PRO, embelleciendo así al kirchnerismo.

Cuestión de Estado

En su análisis el PTS prescinde de cuestiones elementales. No ubica al gobierno de Lucas Ghi (intendente de Morón) como un engranaje del Estado capitalista, que promueve y se beneficia del negocio del narcotráfico, y a la vez descarga sobre los consumidores el peso represivo de la ley, persiguiéndolos y metiéndolos presos.

Sin la vista gorda de los intendentes (kirchneristas, macristas, peronistas, radicales) el narcotráfico no podría moverse como pez en el agua. Las ambulancias de Mario Ishii en José C. Paz pusieron de forma grotesca esta realidad arriba de la mesa. Es el mismo Estado responsable de la masacre de la cocaína envenenada en el barrio Puerta 8 de Hurlingham, cuando cruzando la General Paz las cocinas operan bajo las narices del PRO de Macri y Larrreta.

Nos preguntamos entonces qué define la política de un municipio. ¿Un folleto demagógico o su política general, alineada además con el gobierno actual? ¿Se puede confiar en la política de drogas del Frente de Todos que encarcela y persigue a les consumidores?

La concesión del PTS al sabatellismo/kirchnerismo en el distrito de Morón se explica a partir de una adaptación oportunista y electoralista hacia cierta base social que vota por el FdT, al precio de derivar en posiciones democratizantes que en concreto se traducen en una adaptación al Estado capitalista.

Un programa de clase, contra la careta “progre” de nuestros verdugos

En cambio, el artículo de Prensa Obrera escrito por Guillermo Kane pone el énfasis en una crítica profunda al gobierno actual, en Morón y en el país. De nuestra parte rechazamos la caza de brujas de la derecha y exponemos que no tienen ninguna autoridad para posar como combatientes contra el consumo de drogas porque conviven con el narcotráfico y son co-responsables de las políticas de ajuste que afectan la integridad humana de la clase obrera y la juventud.

Destacamos la importancia de elaborar un programa ante el consumo problemático y las adicciones, que parta de luchar contra el Estado capitalista y sus gobiernos. Como afirma Kane en dicho artículo: “Una verdadera política de reducción de daños a los adictos debe partir del desmantelamiento de las redes narcos, el pleno acceso al tratamiento para adictos en la salud pública y las obras sociales, y la legalización del consumo para impedir la criminalización del consumidor, que es una barrera a cualquier asistencia”.

La lucha consecuente por este programa jamás puede ser impulsada por los gobiernos capitalistas. Está reservada plenamente a la organización independiente y combativa de la clase trabajadora y la juventud, y su salida de fondo a un gobierno de trabajadores.

Nuestra agitación política, en todos los planos de la lucha de clases, persigue ese objetivo estratégico.

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