El PTS se sube a un paro que no votó

La política del PTS es una adaptación a las presiones de la burocracia sindical kirchnerista.

El PTS publicó en Izquierda Diario “Provincia de Buenos Aires. A pesar de los aprietes de Kicillof, miles de docentes paran en rechazo al ajuste”, en referencia al paro multicolor de no inicio del 1 de marzo. Sin embargo, el PTS votó en contra de ir al paro en la asamblea de la seccional Bahía Blanca, y no lo propuso en el plenario multicolor de 400 asistentes que lo resolvió.

A los sectores que atacan las medidas de fuerza utilizan el argumento de que un paro “se construye”, que no hay que despegarse de la base, la huelga se la coloca como el resultado de una acción de aparato, al margen de la necesidad de su realización y de la voluntad consciente de las y los trabajadores que la quieran llevar adelante.

Sin embargo, el clima que rodeó al paro bonaerense es el que se “construyó” con la realidad de 12 provincias en lucha, que expresan la intención mayoritaria de las y los trabajadores de la educación de pelear contra los salarios de pobreza, el desfinanciamiento educativo, la imposición de la quinta hora, las reformas anti-educativas y la precarización laboral.

En este contexto, que  Buenos Aires  se sumara a este plan de lucha no era intrascendente. Al revés, era imprescindible, en apoyo de los reclamos de los bonaerenses y del fortalecimiento de la lucha general desplegada desde antes por el resto de las provincias en huelga.

En esta situación, sin embargo, en la asamblea de la seccional de Bahía Blanca, con la justificación de que se sumarían al pensamiento de la mayoría, el PTS votó en contra de la moción de jornada provincial de lucha con paro, presentada por Tribuna Docente, que obtuvo el 43% de los votos. Apoyó la postura de la mayoría de la directiva bahiense (Granate/Colectivo) de movilizar sin huelga, que gano por el 47%.

La misma postura sostuvo en el Plenario Provincial Multicolor, en el cual ninguno de sus referentes defendió el No Inicio con paros.

Misma orientación defendió el MAS.

Objetivamente, la política del PTS es una adaptación a las presiones de la burocracia sindical kirchnerista, que salió a disolver las medidas de fuerza en defensa del ajuste y de la campaña electoral de Kicillof, y que amenazó con sanciones no sólo a los sutebas multicolores. Además fue la fuerza de choque en las escuelas para hacer valer el comunicado de la DGCyE del ministro  Alberto Sileoni.

Por el contrario, las y los compañeres que sostuvieron la medida, resistiendo los embates del estado y de la burocracia sindical, son protagonistas de la construcción de un plan de lucha, desenvuelto a pesar de las dificultades y límites, que tenemos que profundizar.

Hasta el día 1 de marzo, el PTS hacía girar un mapa de provincias que iniciaban normalmente en las que incluía a Buenos Aires.