Políticas

1/12/2016|1439

El PTS y el frente único obrero


El artículo de Gabriel Solano sobre el discurso de Del Caño en Atlanta (PO N° 1.438) terminaba señalando que “como el PTS ha saboteado la mayoría de las acciones del clasismo durante este año”, su “defensa del frente único obrero y el reclamo de un paro de la CGT… bien podría entenderse como un seguidismo a la burocracia sindical”.


Recordemos que el PTS le sacó el cuerpo a la gran movilización del sindicalismo combativo del 9 de agosto y se autoexcluyó del acto en el Ministerio de Trabajo del 28 de octubre, contra la tregua.


 


 


La Izquierda Diario acaba de publicar una entrevista a Raúl Godoy, dirigente de Zanón y del PTS, que despeja toda duda.


 


¿Frente único con quién?


 


 “Lo primero es tomar conciencia -dice Godoy- que estamos en una situación de ataque a la clase trabajadora y que se necesita el frente único obrero para enfrentarla”; luego aclara: “Es equivocado interpretar que se trata sólo de reunir a los combativos y clasistas”.


 


Compartimos que es necesaria una unidad de masas para quebrar el ajuste; el punto es qué horizonte debe tener esa unidad y cómo alcanzarla; o dicho de otro modo, qué impide que los grandes sindicatos y los millones de “desorganizados” se unifiquen contra el ajuste. Sin dudas, la acción de las direcciones burocráticas -de los sindicatos y de una parte de los movimientos sociales- que sí se unen, pero para contener al movimiento obrero.


 


La movilización del 18 de noviembre del “triunvirato de la CGT y el triunvirato piquetero” desembocó en la firma de una paz social por tres años -es decir en el reforzamiento de la tregua.


 


Una idea opuesta del frente único


 


Para el PTS, el frente único no sería un llamado a la unidad de los sectores “combativos y clasistas” para luchar por un programa, un método y un agrupamiento opuestos a la burocracia que sostiene la tregua, sino que podría incluirla. En su momento, criticamos que en un reportaje a Baradel (ídem, 15/1) se hablara del “nuevo paradigma político (que) nos encuentra en el mismo escenario reclamando en unidad contra los despidos y la represión”.


 


“Golpear juntos, marchar separados”, insiste Godoy. Pero ¿cómo se haría eso, por ejemplo, en Petroleros (donde está en marcha un ensayo de la ofensiva general que se prepara contra los convenios, como bien se dice en la entrevista), sin plantearse la expulsión de Pereyra, que es quién está negociando con las empresas las cláusulas de productividad?


 


Se trata de una idea contraria a la que expresó Néstor Pitrola en su discurso desde el mismo palco de Atlanta: “no se trata sólo de reclamar el paro activo nacional y el plan de lucha; es mucho más. Es la estrategia, el programa, para expulsar a la burocracia de los sindicatos, una lucha que tenemos que dar al mismo tiempo que la lucha contra el ajuste”.


 


Exigencia y encubrimiento


 


La “orientación” que propone Godoy es desarrollar una campaña para “exigir a las centrales un gran paro nacional y plan de lucha de todos los trabajadores”. Las “exigencias” -dice- sirven para “ayudar a que los trabajadores hagan la experiencia con sus dirigentes burocráticos, permitiendo hacer más evidentes sus traiciones”.


 


Pero seguir exigiendo a la burocracia que luche, luego de un largo año de postración, que culminó con el levantamiento del “paro sin fecha” de la CGT y una marchita “de protesta” de las CTA, es casi un encubrimiento. Es el mismo planteo de la Corriente Federal kirchnerista, que caracterizamos como funcional a la tregua.


 


La agudización de la crisis


 


“La bronca… es un sentimiento que se hace político, porque se dirige al gobierno que aparece cada vez más como representante de los ricos, los gobernadores, los políticos del dietazo…”.


 


¿Y la burocracia? No es una omisión menor cuando se está hablando del movimiento obrero. Las direcciones de los grandes sindicatos y las centrales, a quienes el PTS pretende “embretar” con su política de “exigencias” responden a los políticos del dietazo (e incluso comparten bancadas con ellos) y los intereses capitalistas.


 


La agudización de la crisis económica empieza a fracturar el frente patronal. De modo que el paro que porfiadamente hoy rechaza la burocracia, mañana podría resultar útil a un cambio de frente; así ocurrió con el moyanismo en los ’90 y el ala devaluacionista encabezada por Techint. Hay que advertirlo para que la clase obrera no sea una vez más tropa de maniobra de alternativas burguesas.


 


La campaña por un plan de lucha que no esté unida a la expulsión de la burocracia es puro seguidismo.


 


Por acciones independientes del clasismo


 


No se trata, por supuesto, de arrogarse una representación que aún no hemos conquistado ni, mucho menos, “sustituir” al movimiento obrero. Pero el camino hacia la huelga general -que no es un parito aislado- no pasa por la “exigencia” sino por la denuncia, la lucha sistemática por separar a los trabajadores de la influencia de la burguesía, la acción decidida del clasismo para impulsar el congreso de bases y un programa que eleve a la clase obrera como alternativa de poder.


 


No es bueno abusar de las citas, pero como Godoy menciona en su entrevista a Rosa Luxemburgo, me permito invocarla también: “La calle no conduce a la táctica revolucionaria a través de la mayoría, sino a la mayoría a través de la táctica revolucionaria”. Es el derrotero de la conquista del Sutna.


 


La convocatoria a todos los sectores combativos y antiburocráticos a realizar una gran movilización el 20 de diciembre, hecha por Alejandro Crespo, tiene este mismo contenido.