El pulgar de Clinton
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La camarilla menemista creyó tocar eI cielo con las manos cuando anunció que el riojano sería él primer presidente latinoamericano en ser recibido por Clinton en la Casa Blanca. En verdad, Clinton no sólo debería recibir a Menem sino además organizar un desfile militar en su honor. Es que Menem ha batido todos los récords de entrega al imperialismo norteamericano de nuestra historia, lo cual ciertamente no es poco decir.
Menem liquidó las jubilaciones, los sueldos de los estatales, los ferrocarriles, aisló a las provincias y destruyó la educación y la salud pública para pagar puntualmente la deuda externa; hasta la refinanció para salvar a los bancos norteamericanos (plan Brady), incluso pagando tasas superiores a las del mercado internacional. Privatizó las empresas públicas, en especial YPF, en beneficio de los pulpos financieros norteamericanos. Renunció unilateralmente al reclamo de la soberanía argentina sobre las Malvinas. Envió tropas a Kuwait y a Yugoslavia a servir los intereses imperialistas y apoyó ciegamente todas sus provocaciones contrarrevolucionarias contra Cuba en los foros internacionales. Liquidó los proyectos de desarrollo atómico nacional y el misil Cóndor II bajo la directa exigencia del imperialismo. La lista es realmente interminable; si hasta cambió de ministros, secretarios, jefes militares (e incluso de esposa) bajo las presiones de la embajada norteamericana en Buenos Aires.
Ciertamente, Menem tiene formidables “competidores” entre los entreguistas latinoamericanos: Lacalle, Aylwin, Carlos Andrés Pérez o Salinas de Gortari, por ejemplo. Pero ninguno de ellos ha llegado tan lejos en su entreguísmo como el riojano, que ha convertido al sistema monetario argentino en una dependencia directa de la Reserva Federal norteamericana La obligación —”convertibilidad” mediante— de emitir un peso por sada dólar que entra al país y, además, devolver un dólar a la misma caridad, ha otorgado a la Reserva Federal norteamericana (con facultad para emitir dólares) un derecho de propiedad ilimitado sobre el conjunto de las riquezas nacionales. Semejante entrega bien vale, por lo menos, una alfombra roja.
Calvario
Pero Menem no irá a Washington recoger “las mieles del lineamiento automático con los Estados Unidos”, sino a pasar por el calvario de renovadas presiones imperialistas. Los yanquis detentan, después de todo, las llaves financieras de Argentina, herramienta con la que pueden deshacer a cualquier gobierno, en especial si éste tiene preocupaciones electorales. Menem va a Washington a pedir un salvoconducto a Clinton, así tenga que entregar para ello a su propia madre.
En el caso del Condor los yanquis reclaman ahora, después de haber recibido los motores del misil, la entrega de sus planos, de las “partes inteligentes” que aún permanecen en poder de la Fuerza Aérea, la destrucción de las máquinas mezcladoras de combustible sólido y hasta la “cabeza” de los oficiales que han dirigido la operación. Para torpedear la previsible resistencia militar a estos reclamos; la camarilla menemista defenestró al brigadier Juliá como jefe de la Fuerza Aérea y pocas horas después, Cavallo envió una inspección urutinaria” de la DGI a la empresa Edcadassa, la empresa que maneja los depósitos de la aduana de Ezeiza y en la cual tiene participación accionaria la Fuerza Aérea. Edcadassa es sospechosa de haber sido la “cobertura” de la financiación del Cóndor II y hasta de haber lavado dinero de origen “non sancto” (La República, 12/6). La DGI le impuso a Edcadassa una multa millonaria por “evasión impositiva” algo verdaderamente insólito en un país donde el propio ministro de Economía organizó la evasión impositiva, por ejemplo, de Firestone. El corresponsal de “La República” en Buenos Aires liega a sostener que la presión norteamericana respecto del misil Cóndor fue la que provocó… la nominación de Erman González —“una persona demasiado Identificada con (os aviadores y que frenó los deseos de Federal Express” (de entrar al coto cerrado de Edcadassa)— como diputado por la Capital Federal.
Oscar Camilión —un hombre que se “ganó” su lugar en el gabinete por ser miembro del “Interamerican Dialogue”, la fundación de estudios que copó la diplomacia norteamericana con la llegada de Clinton al gobierno— ha tenido que admitir que los extremos a que están dispuestos a llegar Menem y Cavallo constituyen “una humillación sin sentido”.
El otro tema en el cual Menem está dispuesto a entregar “todo lo que haga falta” es el de la ley de patentes, un reclamo directo de los monopolios farmacéuticos y químicos norteamericanos.
La paradoja de las presiones que Menem despliega sobre los laboratorios argentinos es que los principales beneficiarios de una ley de patentes, los pulpos farmacéuticos norteamericanos, se encuentran en pie de guerra contra Clinton por la amenaza de éste de controlar los precios de los medicamentos.
La burguesía argentina expresa cada vez más abiertamente sus reservas a la política de capitulaciones de Menem por la sencilla razón de que no ha obtenido nada a cambio: los mercados norteamericanos siguen cerrados a las exportaciones nacionales mientras Argentina está inundada de exportaciones norteamericanas y se multiplica la participación de las empresas imperialistas en el propio producto bruto argentino. La promesa de un eventual ingreso de la Argentina en el Nafta—el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá— no alcanza a resolver, como no lo resuelve el Mercosur, el constante retroceso de los explotadores vernáculos en el mercado mundial y en el propio mercado argentino.
S.O.S
Menem no marcha a Washington persiguiendo objetivos comerciales o políticos generales, es decir, que interesen al conjunto de la burguesía argentina, sino que concurre a la entrevista con Clinton como el jefe de una camarilla que “está preparando con minuciosidad un encuentro destinado básicamente al frente doméstico en la Argentina” (Ambito Financiero, 18/6).
Después de enumerar “las fragilidades evidentes del ‘milagro’ de la valorización de la moneda argentina” (precariedad de las reservas, déficit creciente de la balanza comercial, escasez de ahorro interno, parate productivo), el corresponsal de la “Gazeta Mercantil” en Buenos Aires afirma que ‘Menem decidió recurrir al auxilio de Bill Clinton, el verdadero ‘dueño’ de la máquina que Imprime los dólares… En la Casa Blanca, va a pedir ‘apoyo’ para garantizar un flujo de capitales externos, en forma de nuevas inversiones … va en busca de los dólares que precisa para sustentar la desfalleciente convertibilidad del peso ~ precisa de los Estados Unidos, por lo menos, 2.000 millones de dólares anuales” (Gazeta Mercantil, 10/6).
Obviamente, Clinton no puede “garantizar” ningún “flujo de capitales” por la sencilla razón de que ios capitales especulativos no se mueven por las órdenes de los gobiernos sino que son éstos los que tienen condicionada su política por los especuladores. En consecuencia, lo que Menem va a reclamar, en concreto, es que la Reserva Federal garantice el valor de la moneda nacional … hasta las elecciones, a través de un acuerdo de respaldo secreto. Washington es, por lo tanto, una confesión, verdaderamente patética, del agotamiento del “plan Cavallo” y un precioso dato para los especuladores.
Pero Clinton todavía tiene que preocuparse por si mismo: el déficit fiscal norteamericano está completamente descontrolado, y Clinton tampoco logra hacer aprobar el presupuesto por el Congreso. Por eso el precio que pretende cobrar es muy alto: fuera de lo ya mencionado, quiere usar a Argentina contra Brasil, país que defiende a muerte sus exportaciones competidoras con el capital norteamericano y que se resiste a abrir el mercado interno a éste.
Menem y Cavallo llevan, entonces, a una completa crisis las relaciones políticas y económicas en el Mercosur.