"El secreto de sus ojos", una gran película de Campanella
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El amor en los tiempos de la Triple A
Cada cierto tiempo, el cine nacional estrena una producción dirigida al gran público y lo hace con mayor o menor potencia política, y con mayor o menor calidad cinematográfica. “El Secreto de sus Ojos”, último film de Juan José Campanella, protagonizado por Soledad Villamil, Ricardo Darín y Guillermo Francella, narra una historia de amor que nace en el onganiato y cuyo origen es un crimen pasional que deviene, con el transcurso de los años, en un relato de la sordidez política del fascismo local. Benjamín Espósito acaba de jubilarse, luego de una larga carrera en Tribunales. Decide escribir una novela acerca de un caso policial que aún lo corroe y que conformó una intervención devastadora en su vida personal. La interlocutora que elige para mostrarle sus avances literarios es la jueza Irene, a quien ama en secreto desde siempre. Quien, además, fue parte sustancial del relato que se propone escribir.
El crimen –el asesinato de una mujer que no cesa en el recuerdo de su esposo, para quien significó el amor de su vida– se transforma en irradiador del clima político de época, en el que se conjugan la impunidad de una justicia que responde a intereses de clase (donde no se duda en torturar a laburantes para que canten un asesinato no cometido por ellos), la construcción de las bandas fascistas paramilitares impulsadas por López Rega y el exilio de miles de argentinos forzados a ello debido a la violencia que preconfiguró al régimen videlista. El film destaca estos factores a través de la sugerencia (los datos se encadenan, por ejemplo, a través de un cartel de propaganda del Ministerio de Bienestar Social, guarida de “El Brujo” por aquellos años) sin caer en el mensaje político explícito. Y lo hace bien. Hay que recordar que se trata de una película cuyo núcleo es una reflexión sobre el amor que se desarrolla en ciertos parámetros históricos recientes, y es allí donde toma partido, aunque su intención no sea una obra que dilucide a fondo los acontecimientos de aquellos años.
Juan José Campanella es un director que reside en los Estados Unidos, dirigió varios capítulos de Dr. House y otras series e, incluso, llevó a la pantalla grande la novela de José Pablo Feinmann “Ni el tiro del final” en las tierras hollywoodenses. Entre su producción local figuran grandes éxitos como “El mismo amor, la misma lluvia” o “El hijo de la novia”. Este film produce un nuevo hito en su obra, que lo aleja de cierto “populismo barrialista” -como el que ejerció en “Luna de Avellaneda”- y lo acerca a un cine realizado con gran calidad, unas actuaciones impresionantes -el debut “serio” de Francella será recordado- y una precisión cinematográfica que destella (el plano secuencia que transcurre en la cancha de Huracán constituye una de las grandes escenas de la historia del cine nacional).
Aunque alejado de esos impulsos dirigidos al gran público, donde lo que subyacía era una visión política de la sociedad -como señaló el gran cine de Leonardo Favio-, esta película merece verse y pensarse, ya que postula que la impunidad de nuestros días podría derivar en hechos insospechados.