Políticas

29/5/1998|586

El suicidio de Yabrán es la radiografía de este régimen político capitalista

Si se piensa un poco, carece de toda importancia descubrir si Yabrán se mató o lo mataron, o si él hizo ‘suicidar’ a otro. Haya ocurrido lo que sea, la función de la desaparición de Yabrán es procurar borrar las conexiones nacionales e internacionales, económicas y políticas del pulpo económico que representaba. Es decir, dejar a salvo a los verdaderos mandantes. Del mismo modo que interesa saber qué motivó el asesinato de Cabezas y no solamente quiénes fueron sus autores materiales, e incluso ‘intelectuales’, lo que importa saber ahora, también, es cuál es la causa de la desaparición física de Yabrán y, más precisamente, las conexiones que se pretenden encubrir.


Según todas las indicaciones, la trayectoria del grupo Yabrán comienza con la caída de López Rega, o sea bajo la tutela del gobierno de Isabelita y de Perón, cuando la crisis de éste obligó al primero a‘transferir’ la empresa OCA. Sigue con la dictadura y ‘sus grupos de tareas’, con las ‘privatizaciones’ alfonsinianas y con los negociados del menemismo. Las conexiones políticas del grupo Yabrán llevan al aparato del Estado, a los partidos patronales, a las fuerzas armadas, al aparato de justicia y a los organismos de seguridad. Totalitarios o demócratas, hayan jurado por el ‘estatuto del proceso’ o por la Constitución nacional, todos los hombres del poder capitalista han estado asociados con Yabrán, Cavallo incluido. Aunque sea sólo para la anécdota, se puede apuntar que Angeloz y Menem se desplazaban en los aviones de la empresa yabranista Lanolec, o que De la Rúa —como senador— votó la ley de correos que impulsaba Yabrán, a la par de los justicialistas y los partidos provinciales. La‘santa madre’ Iglesia, por su lado, regenteaba una playa de estacionamiento, en Córdoba, obsequiada por el ‘empresario’ y no desconfiaba en absoluto cuando éste le acercaba sus abultadas limosnas. En la aduana de Ezeiza, las empresas de Yabrán contaron con la colaboración de su ex administrador Ibrahim al Ibrahim, y antes de éste, con la del alfonsinista Delconte. El sirio estaba casado con la cuñada de Menem y su nombramiento tuvo la complicidad del entonces vice-presidente, Duhalde.


Por sus relaciones internacionales relativamente conocidas, Yabrán sabía de las andanzas de la Logia italiana P2, aliada, socia o mandante de Perón, López Rega, Massera y muchos otros. También estaba vinculado al desaparecido banco internacional, el BCCI, que llegó a ocupar el séptimo lugar en el ranking mundial. En el BCCI actuaba el conocido Pharaon, que construyó el hotel Hyatt, con amplia vinculación con el menemismo. Pero el BCCI contó con la colaboración, a su vez, del Banco de Inglaterra, cuyo directorio casi se vio obligado a renunciar cuando quedó comprobada su responsabilidad en el encubrimiento de las maniobras fraudulentas del BCCI. Con igual responsabilidad se vio envuelta la principal auditoria internacional e importantísima consultora de negocios, Price Waterhouse, que firmaba los balances del BCCI. Dos altos funcionarios del gobierno norteamericano de Carter (1977-81), fueron incriminados por asociación con el BCCI. La desaparición de Yabrán no solamente es útil a grandes intereses capitalistas específicos; mucho más útil resulta para el encubrimiento de todo un sistema político y social que se jacta de ser ‘liberal’ y ‘democrático’, pero que se caracteriza por la explotación social desenfrenada, la conspiración y el secreto. Es decir, el sistema de los estados capitalistas.


Si la gente sospecha del suicidio de Yabrán no es porque dude de la jueza de Gualeguaychú o del perito forense; aunque no se dé cuenta que si no duda de éstos no puede sospechar tampoco de que hubo un suicidio. La opinión general es que no se trata de una muerte que tiene un alcance limitada sino que es muy conveniente a muchos políticos patronales y a muchos capitalistas.


Yabrán había logrado vender hace un tiempo sus empresas aeroportuarias y de correspondencia al grupo Exxel en una sola operación. Este pulpo internacional es el sucesor de Yabrán mucho más claramente que el lugarteniente que menciona su última carta, Hugo Collela. Porque Exxel es depositaria de todas las cuentas y registros del llamado grupo Yabrán, o en su defecto aceptó comprar sin reclamar la verificación de la contabilidad. Pero el grupo Exxel no es más que un fondo financiero, o sea que actúa como intermediario, compra para vender. La operación comercial que hizo con Yabrán sería parte entonces de una operación de eliminación de huellas. En Exxel figuran como inversores los principales pulpos norteamericanos. Por esta vía como por otras, Exxel se relaciona con los grupos extranjeros privatizadores que se quedaron con las empresas y las jubilaciones de Argentina. Es todo el régimen político y social que Menem, Duhalde y la Alianza defienden, el que está vinculado a la vida y muerte de Yabrán.


Que a Yabrán no le gustaran las fotos suena más como coartada que como desafección. Las fotografías sirven para revelar negocios y conexiones, mucho más que rostros de carnet. En la costa atlántica pueden revelar el negociado del narcotráfico y la complicidad de la policía y el gobierno provinciales.


Es este cuadro el que explica que el destino de Yabrán no se pueda separar de la crisis política en curso y de que ella pueda asumir características todavía más violentas.


Para la opinión pública, las cúpulas del PJ y aún del radicalismo se encuentran comprometidas en un régimen político que tiene como uno de sus fundamentos al delito. Es necesario que la opinión pública se dé cuenta también que el Frepaso, asociado a la UCR y a la defensa de todo este sistema, es cómplice por encubrimiento.


A partir del suicidio de Yabrán parece haberse montado una operación política para volver a convertir a Cavallo en presidenciable, como la alternativa proimperialista impoluta a Menem y De la Rúa. Esto explica la ofensiva del mediterráneo, que nunca explica de dónde saca las informaciones que publicita, ni mucho menos por qué bajo su responsabilidad de gobierno tuvieron lugar los mayores desfalcos económicos. El cavallismo está al acecho de una crisis de la Alianza para montar un frente entreguista y ‘honrado’ con el Frepaso.


Los gobiernos de las principales naciones capitalistas acostumbran sacar a relucir los delitos de sus súbditos menemistas en el tercer mundo, cuando huelen que el régimen en cuestión se agota y que provoca la rebelión popular. Es lo que está pasando en Argentina. La muerte de Yabrán forma parte de la descomposición total de este régimen. Los trabajadores debemos tener el mayor interés en que no pueda recomponerse nunca más, ya que para hacerlo deberá ocultar sus fechorías y resolver sus contradicciones y conflictos sobre las espaldas de los trabajadores.


No hay ninguna esperanza popular en esta situación. El Partido Obrero plantea que hay que echar a Menem y llevar al poder a los trabajadores, para que se acabe para siempre la corrupción y se haga luz sobre lo ocurrido. Para eso necesitamos un plan de lucha, organizar la huelga general y luchar por un partido de la clase obrera.