Políticas

12/11/2024

El triunfo de Donald Trump

Editorial de Gabriel Solano en la Edición #32 de 14 Toneladas.

Donald Trump.

En el programa anterior de 14 Toneladas, que fue justamente el día previo a las elecciones norteamericanas, si ustedes vuelven a ver, si vuelven a releer lo que discutimos, van a darse cuenta que nosotros de alguna manera anticipábamos el triunfo de Trump. Y estaba claro que eso iba a ocurrir, no solo por el hecho de que Trump había logrado dominar la campaña electoral, se discutía justamente su propuesta, lo que él planteaba y todo giraba en torno a Trump. Pero también tenía que ver con que se ponía de manifiesto en las elecciones norteamericanas una crisis profunda de la situación de los trabajadores norteamericanos, de su clase obrera, de los explotados, que podía llevar a lo que finalmente sucedió: que una masa muy importante de la población, que en el pasado votaba al Partido Demócrata, especialmente en las filas obreras entre los trabajadores sindicalizados, en esta oportunidad, o no votasen, aquí vamos a ver que muchas personas no fueron a votar, o cambiasen su voto y pasasen a votar a candidato de Partido Republicano, Trump. 

El triunfo de Trump fue categórico porque, a diferencia de lo que ocurrió en el pasado cuando fue su primera presidencia donde él le ganó a Hilary Clinton por el Colegio Electoral, pero no le pudo ganar en el voto universal, en esta oportunidad ganó ampliamente en el Colegio Electoral, pero también ganó ampliamente en el voto universal. De manera que pasa a controlar el Senado, también pasa a controlar lo que acá se llamaría la Cámara de Diputados, y ya controla, porque hay jueces que él nombró en su primera presidencia, a la Corte Suprema de Justicia norteamericana. 

Es decir que Trump asume en la actualidad el poder de Estados Unidos con un amplísimo poder y un control del aparato del Estado. Cuando uno se pregunta ¿qué es lo que lleva a este triunfo de Trump?, ¿cómo se lo explica? Y bueno, el punto, para nosotros crucial, tiene que ver justamente con eso, que el pueblo norteamericano está viviendo una situación que para él es muy difícil. Si uno naturalmente compara la situación del pueblo norteamericano con lo que pasa en Argentina, uno puede pensar que el pueblo norteamericano vive mejor que en Argentina, y eso es cierto. Pero el pueblo norteamericano se compara con sí mismo, los obreros actuales se comparan con sus padres y sus abuelos, y la conclusión que sacan es que hoy un trabajador norteamericano está peor que lo que estaba en el pasado. 

Y esto a pesar de que en estas décadas se incrementó notablemente la productividad del trabajo y, por lo tanto, un trabajador puesto frente a una máquina produce muchísima más riqueza que lo que producía en el pasado, pero él tiene menos posibilidad de comprarse una casa, tiene menos posibilidad de mandar a su hijo a la universidad, tiene menos posibilidad de tener un sistema de salud digno y por lo tanto esto repercute también al momento del voto. Es clave, justamente, que el voto estuvo determinado por la situación de crisis que vive el pueblo norteamericano. En la previa, ¿cómo veía las cosas el Partido Demócrata? Decía que había logrado bajar la inflación porque cuando fue la pandemia la inflación norteamericana llegó a diez puntos (en Argentina fue muchísimo más alta, pero una inflación de diez puntos en Estados Unidos es una cifra altísima) y en el último año la inflación había bajado a tres puntos, un poco menos, y había crecido la economía. Entonces muchos decían: con esta baja de la inflación y con un crecimiento económico, no queda otra que el Partido Demócrata gane las elecciones, pero evidentemente no fue lo que sucedió. 

Y acá hay un punto importante a tener en cuenta, que lo tenemos que también aplicar para nuestro país. El crecimiento económico no significa exactamente que el pueblo viva bien. El crecimiento económico, como categoría económica, lo que esconde es la intensificación de la explotación del capital sobre los trabajadores. Y fue lo que pasó en Estados Unidos. El crecimiento económico y los bajos salarios no son una contradicción absoluta, sino que se complementan a sí mismos, porque justamente la burguesía incrementa la tasa de explotación de sus trabajadores, y a eso se debió el crecimiento económico. Y ese crecimiento económico fundamentalmente fue a acapararse a los grandes beneficios empresariales en Estados Unidos. Y entonces, al momento de votar, el pueblo norteamericano le dio la espalda a el Partido Demócrata; un dirigente de la izquierda de ese partido demócrata, el senador Bernie Sanders, dijo algo que circuló muchísimo en la prensa argentina y probablemente la prensa internacional, que es que el Partido Demócrata le dio la espalda a los trabajadores y en esta oportunidad los trabajadores le dieron la espalda al Partido Demócrata. 

Como descripción es completamente cierta. Y dejemos de lado por un momento acá qué es lo que hizo esa izquierda del Partido Demócrata que en el pasado había presentado una candidatura independiente, al menos dentro del Partido Demócrata, no por fuera, cuando Sanders le quiso pelear la candidatura presidencial a Hilary Clinton, en esta oportunidad no lo hicieron. Pero dejemos de lado un momento esa situación para tratar de explicar por qué en los partidos demócratas, o en nuestro caso el peronismo, o en otro caso, por ejemplo, la socialdemocracia alemana, es decir, los partidos que supuestamente son más amigos de los trabajadores que los partidos de derecha, terminan dándole la espalda a los trabajadores. 

Y eso se debe no a un problema de cobardía, eso no sería un problema de tibieza, sino que tiene que ver con la descomposición del sistema capitalista en esta fase actual, en el cual el capital requiere intensificar hasta límites increíbles la explotación del trabajadores. Y la clase capitalista se va encolumnando con las fuerzas más reaccionarias justamente con esa finalidad. 

Y pasó eso en la elección norteamericana, porque en el triunfo anterior de Trump, él era apoyado por una parte de la burguesía, especialmente los sectores más desplazados de la clase capitalista en la competencia con China, pero los sectores de las nuevas tecnologías habían apoyado al Partido Demócrata. Esta vez no sucedió de este modo. No solamente lo apoyaban los sectores desplazados por la competencia china, sino ahora las nuevas tecnologías pasaron a apoyar al Partido Republicano y especialmente a la candidatura de Trump. Entonces tenemos al conjunto de la clase capitalista apoyando una salida de fuerza contra los trabajadores.

Entonces, cuando alguien viene a decir que la clase obrera le dio la espalda al Partido Demócrata porque el Partido Demócrata le dio la espalda antes a los trabajadores, uno puede aplicar esa misma regla a la Argentina. Decir que en la Argentina el peronismo le dio la espalda a los trabajadores y, cuando vino la elección presidencial, los trabajadores le dieron la espalda al peronismo. Es cierto, pero para complementar esta afirmación es necesario agregar que eso se debe a los intereses generales de la clase capitalista, que condicionan, determinan e influyen decididamente en el programa de todas las fuerzas capitalistas, sea el Partido Demócrata, Republicano, el peronismo, el PRO o la Libertad Avanza, esto funciona de este modo.

Son los intereses capitalistas los que predominan, y en la actualidad los intereses capitalistas empujan en la dirección de una mayor confiscación de los trabajadores. Ahora Trump, cuando llega al poder, aparece con un programa de tipo nacionalista. Su programa es incrementar los aranceles a las importaciones chinas en un 60% y las importaciones que no son de China en un 10% o un 20%.

En un sentido general aparece para el imperialismo norteamericano un recule. En las redes sociales muchos se burlaban de que el acto del Partido Obrero en el Parque Lezama iba a ser el mismo día que se cumplió un nuevo aniversario de la caída del Muro de Berlín. Y cuando cae el Muro de Berlín el capitalismo dice vamos a la globalización. Y ahora gana Trump, con el apoyo de todos los neoliberales de derecha clásicos, diciendo volvamos al nacionalismo. Ojo, aparece un recule del imperialismo diciendo “tenemos que refugiarnos en nuestras fronteras”. 

Pero el capitalismo, por el desarrollo internacional que tienen las fuerzas productivas, ya no puede retrotraerse a una base meramente nacional, no puede confinarse o reducirse a lo que son las fuerzas productivas al interior de un país. Al revés, requiere una disputa internacional por el copamiento de mercados, por desplazar a los rivales. Y eso es lo que es el nacionalismo de Trump. El nacionalismo de Trump no es volver sobre las fronteras norteamericanas, sino es prepararse para una disputa internacional, especialmente con China, que va a incluir no solamente barreras aduaneras, sino choques diplomáticos y también choques militares. Este es el punto crucial. 

Por eso es llamativo que en Argentina todo el mundo se ha vuelto trumpista, porque Milei festeja el triunfo de Trump, y hasta cierto punto tiene lógica porque Milei se reconoce como parte de esa orientación de una derecha reaccionaria, a la cual Trump encabeza a nivel mundial. Pero en estos días hemos visto no solamente a Guillermo Moreno, que uno lo puede caracterizar como un marginal dentro del peronismo, sino que a la propia Cristina Fernández de Kirchner, en un acto que hizo el sábado, en paralelo al acto que hacía el Partido Obrero en Parque Lezama, también decir que Milei es un idiota porque tiene que copiarse de Trump. 

Llamativo dos cosas de Cristina Fernández de Kirchner: la primera interesante es la descalificación. No es que uno quiera hablar bien el presidente que tenemos, pero es evidente que copiar el lenguaje soez del derechista que está actualmente en la Casa Rosada es un intento también de asimilación. Yo no querría pasar ese dato por alto. Pero además, y esto es lo más importante de todo, decirle al pueblo argentino que Trump quiere subir los salarios de los trabajadores, es meterle dentro de la cabeza del trabajador argentino un veneno terrible. Porque en vez de llamar a los trabajadores a prepararse porque un facista ingresa al poder en la Casa Blanca, y que por lo tanto las disputas interimperialistas van a ser más fuertes, y que la tendencia de opresión nacional van a ser más fuertes, tenemos un discurso en la Argentina de elogio a Trump de parte de quien se pretende presentar, como Cristina Fernández de Kirchner, como la presidenta del peronismo y como la líder del progresismo en la Argentina, e incluso a nivel regional.

Es un elogio inadmisible que además demuestra una gran ignorancia porque no se puede comparar el nacionalismo de un país imperialista, como es Estados Unidos, con el nacionalismo de un país periférico o semicolonial como es Argentina. En el extremo, el nacionalismo de un país imperialista lleva al fascismo. Lo hemos visto con Hitler, el nacionalismo extremo en Alemania fue la invasión de Europa por parte de la fuerza del Tercer Reich, e incluso luego la invasión también de la Unión Soviética. El nacionalismo imperialista lleva al fascismo. 

En cambio, la cuestión nacional de un país semicolonial como el argentino, si es dirigido por la clase obrera, tiende a entrelazarse con los intereses sociales más generales de los trabajadores para luchar por un gobierno obrero que resuelva los problemas contra el capital y los problemas nacionales.

Es decir, que la cuestión nacional de un país semicolonial tiene características progresivas, y sobre todo si es dirigido por la clase obrera. No es así en el campo imperialista. Entonces la ignorancia de Cristina Fernández de Kirchner o de Guillermo Moreno, terminan siendo para el pueblo argentino un mensaje absolutamente confuso que tenemos que refutar. Pero además también demuestra lo que yo decía al inicio, es a dónde empuja la clase capitalista. Por eso se disputan Cristina y Moreno con Milei quién es el representante del trumpismo en la Argentina. En cambio, nosotros nos tenemos que presentar frente al pueblo argentino como una fuerza que viene a luchar contra estas derechas reaccionarias y contra todas las tendencias capitalistas que son cómplices de esta derecha reaccionaria. 

Y las manifestaciones de eso son muy claras, por eso en el Parlamento argentino no se anula el Decreto 70 que ya lleva casi un año y que fue sacado por Javier Milei en diciembre del año pasado. Por eso avanzan los vetos. Por eso se aprobó la Ley Bases. Por eso la burocracia sindical está guardadísima y no quiere enfrentar el gobierno de Javier Milei, porque finalmente son todos tributarios de la clase capitalista.

Y cuando el Partido Obrero dice “Fuera Milei”, como lo hemos dicho en el acto central de Parque Lezama, lo que estamos poniendo de manifiesto es la incompatibilidad de estos gobiernos con los intereses populares más elementales. Porque, como lo hemos denunciado en otras ocasiones aquí, si tenemos en Argentina en este momento el menor consumo de leche en nuestros pibes en la historia y tenemos que la empresa que fabrica leche tiene los mayores beneficios de su historia, quiere decir que existe hoy en Argentina una dictadura capitalista contra el pueblo. Y eso requiere enfrentarlo decididamente y plantear una cuestión de poder.

No porque con Javier Milei no vayamos a poder conseguir triunfos parciales, por supuesto que se pueden conseguir triunfos parciales. Los trabajadores en Argentina lucharon contra Videla e hicieron huelgas generales contra Videla. Y somos trotskistas, los trotskistas hacían huelgas en los campos de concentración los 1° de mayo reclamando que dentro de un campo de concentración del estalinismo rija la jornada de ocho horas. Se puede luchar y conseguir reivindicaciones bajo cualquier régimen social y político, pero de fondo esta es la incompatibilidad. Porque si incluso tenemos que hacer una huelga general para lograr un pequeño aumento, quiere decir que este gobierno es incompatible con los intereses populares.

Y nos queda en los próximos dos meses momentos de grandes luchas. En el acto del Partido Obrero, varios compañeros anunciaron que una cantidad importante de agrupaciones piqueteras están preparando un Matanzazo para los primeros días de diciembre. Cuentan con nuestro apoyo. Viene una gran marcha para el próximo 20 de diciembre, que vamos a hacerla con muchísima fuerza. Hay que jugarse con todo. Sigue abierta la lucha universitaria. Tenemos que pelearla. Hay una marcha mañana convocada por los sectores combativos, hay que estar allí. También la lucha del movimiento de jubilados. Es decir, peleas importantes que tenemos que enfrentar. Y ahora, una lucha que es crucial y que considero que se ha convertido en una gran pulseada contra el gobierno, es la lucha de los trabajadores aeronáuticos, que están siendo militarizados (hemos visto a la policía haciendo el trabajo de rompehuelgas contra los trabajadores). El triunfo de los trabajadores aeronáuticos sería muy importante para abrirle camino al Fuera Milei.

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