Políticas

17/6/1992|359

Argentina en remate

El “vaciamiento” de Aerolíneas, modelo de todas las “privatizaciones”

El vaciamiento de Aerolíneas continúa per­petrándose con la complicidad del gobierno y a la vista de todo el mundo. Desde hace más de un año los “compradoras" manejan la empresa sin haber concluido la entrega del efectivo y los títulos de la deuda comprometidos en la licita­ción. Han retirado enormes sumas de dinero de la empresa sin realizar ningún tipo de inversión, le cobraron al estado varias veces las mismas deudas por pasajes, cuya real utilización nadie verificó, y acumulan un enorme fraude impositi­vo por la evasión de la tasa de aeropuerto. Los “privatizadores” constituyen, además, una empresa fantasma, y Aerolíneas carece de un dueño explícito desde la salida de Pescarmona del grupo, puesto que operan con un patrimonio propio irrisorio.

Con esta ausencia de responsabilidad patri­monial han confeccionado un balance que retra­ta los mecanismos que están utilizando para quebrar a la compañía en forma premeditada. La empresa que recibieron del Estado completa­mente limpia de deudas carga ahora con un pasivo de 800 millones de dólares, ya que los “privatizadores" sencillamente le traspasaron a Aerolíneas los préstamos que contrajeron para adquiriría. Es la estafa más burda y descarada de los últimos tiempos. Los vaciadores, en vez de aportar su propio capital para comprar la empre­sa, pretenden pagaría con los activos de la propia compañía.

La magnitud exacta de este fraude es un mis­terio, ya que nadie les ha reclamado a los depre­dadores la entrega de la documentación detalla­da del balance. Es evidente, por un lado, la ma­niobra realizada con los 370 millones de dólares que los tres bancos españoles (hispano-americano, Español de Crédito y Santander) le presta­ron a los privatizadores y que fueron convertidos en un pasivo de la empresa. Pero es muy proba­ble, además, que estos expertos Ecuadores hayan transferidos otras deudas suyas a la empresa, lo que explicaría la abultada cifra ac­tual.

Por el camino actual no va a quedar ningún bien realizable de la empresa, cuando la quiebra de Aerolíneas sea impostergable, ya que los privatizadores están liquidando día a día todos los activos. Hipotecaron siete aviones (el 25% de la flota) violando el contrato de adquisición, no han incorporado ninguna de las aeronaves que pro­metieron, le vendieron la rentable ruta transpolar a la British Airways, cerraron tas oficinas de la empresa en Europa, y anularon la red propia de comercialización de pasajes y teleprocesamiento, Iberia que forma parte del consorcio fantas­ma que maneja este vaciamiento— tiene el obje­tivo de salvarse de su propia quiebra con este tipo de maniobras. Solamente el año pasado perdie­ron 300 millones de dólares y están en la lista de compañías (TWA, American West. KLM, British. SAS) que repetirían el desplome de Eastem y Pan Am, si no encuentra un lugar en el puñado de monopolios que sobrevivirán al despiadado pro­ceso actual de concentración de capital. En la negociación con otros piratas, Iberia ofrece al mejor postor las rutas y los bienes rentables que se embolsó mediante las “privatizaciones", las empresas latinoamericanas (Viasa, Ladelco, Aerolíneas)

El escándalo del balance fue ocultado por el gobierno durante meses y solo se destapó por una denuncia de tos gremios aeronáuticos. El “arreglo definitivo" que ahora promete Cavallo es una convalidación de la estafa a través de algún maquillaje contable. "Los números se arreglan, eso es seguro", anunció un funcio­nario allegado el gobierno español" (La Na­ción. 11/5) La salida consistiría en que “los dueños mayoritarios forman una compañía separada de Aerolíneas con el único propósito de hacerse cargo del endeudamiento" (Página12, 31/5). Pero como todos los involucra­dos —y en primerísimo lugar los tres bancos españoles— ya declararon que ni remotamente piensan hacerse cargo del pasivo, lo que se formaría es una “sociedad paralela pare sacar ficticiamente del balance del endeudamien­to que Intranquiliza” (Clarín, 12/6). Para seme­jante operación han contratado al presidente de la asociación de bancos extranjeros (ABRA), Emilio Cárdenas, y exigieron además el despla­zamiento de los socios argentinos minoritarios que aún quedan, para terminar de consumar la estafa sin obligación de mostrarle a nadie los próximos balances que irán fraguando.

Cavallo argumenta que la "falta de transpa­rencia" en la venta de Aerolíneas fue el precio excepcional que hubo que pagar para iniciar la “desregulación”. Pero en realidad las "desprolijidades” fraudulentas de este caso, no han sido la excepción sino la regla y el modelo de todas las privatizaciones siguientes. Ningún “compra­dor" ha puesto su propio capital para apoderar­se de los bienes públicos, sino que en todos los casos apelaron a préstamos de los bancos inter­nacionales, que intentarán cancelar con el gran beneficio cautivo que invariablemente garantiza el estado a las nuevas compañías privatizadas.

Pérez Companc, Astra y Bridas tomaron créditos en el mercado mundial para quedarse con las áreas petroleras, y Telefónica-Telecom utilizan las propias acciones especulativamente re valorizadas de la ex-Entel para pagar los títulos de la deuda usados en la adquisición de la compañía. Al igual que Iberia, varias veces fue de­nunciado que los candidatos a la “pri­vatización" ferroviaria son empresas ya fundi­das. El propio Citibank, que es la cara oculta de gran parte de las privatizaciones —ya que deten­ta el mayor paquete de títulos de la deuda— es un banco que está en la lona. El fraude de Aerolí­neas es el caso más visible y anticipa torio de toda la depredación en curso con las privatizaciones.