Políticas

2/7/1992|360

Elecciones en la Capital: De la Rúa al rescate del gobierno

En el distrito de la bolsa, masacran al menemismo

Los alcances de las elecciones del pasado domingo 28 no pueden ser circunscriptas al ámbito de la Capital.

Después de todo la Capital Federal es la que más se ha beneficiado con las superganancias especulativas fabrica­das por el “plan” Cavallo, algo que con­trasta con la situación de tierra arrasada que caracteriza al interior del país. Aun en alianza con la Ucede, el menemismo per­dió nada menos que el 25% del caudal electoral que obtuvo en 1991. El propio Menem “nacionalizó” la campaña elec­toral cuando con todo su equipo ministe­rial salió a la calle vanamente a levantar al candidato oficialista.

La debacle del menemismo no se ha transformado aun en una crisis política abierta por la política de contención que es propia de De la Rúa. El flamante sena­dor se propone “buscar un diálogo en serio, que sirva para encontrar deno­minadores comunes” (Clarín, 30/6), y para “que alguien recomponga el diá­logo con los sectores de la educa­ción”. De la Rúa—hombre de la iglesia— propone un “esfuerzo” bipartidario que saque a la reaccionaria reforma educati­va del pantano, y en especial que saque a los docentes, padres y estudiantes. De la Rúa volvió a repetir, como lo hizo durante toda la campaña electoral, “que nadie cuestiona la estabilidad económi­ca...”, otra indicación de que pretende colaborar para sacar al “plan” Cavallo de su presente crisis, esto a costa de los trabajadores.

Estas claras definiciones de De la Rúa tienen el muy intencionado objetivo de vaciar de contenido al desastre electoral sufrido por el clan menemista, y evitar una crisis generalizada al estilo de lo que ocurre en Brasil o Venezuela. Todas las fracciones de la UCR comparten la posi­ción de De la Rúa, como lo demuestra el caso de los dirigentes de la FUBA, que luego de haber prometido un paro univer­sitario, no concurrieron a la marcha del 26 de junio ni llamaron a parar el 3 de julio.

Frente del Sur

El Frente del Sur fracasó en toda la línea, aunque haya tenido éxito el mez­quino intento de mantener la personería electoral por parte de la decena de grupejos que se escondió durante un mes detrás de la pantalla cinematográfica de Solanas. “Pino” Solanas sacó menos votos que el que obtuvieron separada­mente en 1991, las fuerzas que lo apoya­ron el domingo pasado. Una parte de los votantes del Fredejuso, de la Alianza Frente Popular o del PC, del año pasado, emigró esta vez directamente hacia el radicalismo. En lugar de romper la polarización bipartidista el Frente del Sur retrocedió en beneficio de ella. Lo que unió en verdad a ex-moscovitas, ex- maoistas, ex-menemistas y ex- alfonsinistas, no fue un programa ni si­quiera una plataforma electoral, de la que el Frente del Sur aún carece y que no podrá tener nunca, sino el espanto del 2%. Echegaray, del PC, fue por eso el más exultante con los resultados, en contraste con la decepción del comando electoral del Frente del Sur. También la Unidad Socialista quedó pulverizada, pues era sabido que el menemismo fue el verdadero artífice de la candidatura de Polino a expensas de Alfredo Bravo.

Se ha pretendido desde el centroizquierda destacar la performance electoral del Modin, algo que no debe sorprender pues el parásito centroizquierdista se ali­menta de los cucos fascistas. El lugarteniente de Rico recogió los votos de Fuerza Republicana, que no se presentó, y del Movimiento Nacionalista Constitucionalista, que a último momento de­sertó de la elección, más algunos restos del aparato descompuesto del me­nemismo. Para esta centroizquierda, en especial la de cuño stalinista, todo lo que exagere de palabra el “peligro” riquista le sirve para seguir con la cantinela vacía de la unidad contra la derecha, sin comprender que el mayor obstáculo para la unidad revolucionaria es ella misma.

Gobierno en crisis

Las elecciones porteñas reflejaron el inmenso repudio popular al menemismo y la inmensa crisis de éste. El radicalismo y también el centroizquierda pretenden aprovechar esta circunstancia para po­tenciarse ante la burguesía y el imperia­lismo como una alternativa capaz de contener y llevar a la vía muerta los gran­des reclamos obreros y populares que se están expresando por todo el país.

Esta es la gran cuestión que se plan­tea ya abiertamente en la juventud y en el gremio docente. “Consensuar”, “reto­car algunos puntos de la ley educativa en Diputados”, “consensuar la refor­ma provisional”, y “emparchar el ga­binete de Menem” con este programa actúa la UCR y la burocracia “sudaca” de CTERA. Significa sacrificar los reclamos populares para rescatar al menemismo. El radicalismo entrará rápidamente así en una nueva crisis política sin haber salido aun de la anterior.