Políticas

15/8/1991|338

Elecciones en San Juan, San Luis y Río Negro: Arturo Frondizi terminó en Martín García

En el micro clima menemista, la, victoria peronista en San Luis y en San Juan, en especial en esta última, provocó una euforia indescriptible. Por poco, los menemistas no terminaban creyendo que habían conseguido la absolución judicial en el narco-gate. Hace unos treinta años, Arturo Frondizi sufrió de un espejismo similar: habiéndole ganado las elecciones al peronismo, especialmente adelantadas, de Santa Fe, perdió tres meses más tarde las de la provincia de Buenos Aires, sufrió una crisis política como consecuencia de este hecho, la crisis provocó un golpe, y al final el “triunfador” terminó incómodamente alojado en el penal de Martín García.

En las tres provincias en que se votó el domingo 12, todas las opciones eran igualmente reaccionarias, y en algunos casos exclusivamente menemista. En San Juan, por ejemplo, el Bloquismo, la Cruzada y por supuesto el justicialismo, eran menemistas. El gobierno nacional tenía previsto el triunfo en todos los casos: los bloquistas son videlianos-menemistas; la cruzada liberal—menemista; y el justicialismo, para ganar, tuvo que presentar a un candidato “independiente" — si hubiera salido del elenco tradicional, perdía. El mapa político del conjunto del país es similar a San Juan, con el agravante de que incluso los candidatos de la UCR representan al ala menemista, por así decir, del radicalismo. Una derrota del justicialismo a manos de estos candidatos provocaría, de todos modos una crisis política, que en el caso de la provincia de Buenos Aires sería considerada una catástrofe porque aunque ganara Albamonte, quien es más menemista que Menem indicaría una aguda desintegración del gobierno nacional.

Las próximas elecciones están monopolizadas por los partidos políticos-proimperialistas; el carácter de sus resultados en lo que hace al contenido social y político de los triunfadores, no ofrece dudas. Para el Partido Obrero ofrecen, nada más, pero tampoco nada menos, que la posibilidad de una penetración entre un sector de la masa explotada que ha votado al peronismo en el pasado, pero que hoy vive agudamente el agotamiento del peronismo. También ofrece la oportunidad de un gran reagrupamiento de los militantes de izquierda, que se separan definitivamente del cadáver podrido de Izquierda Unida.

Las elecciones del domingo 12 permitieron comprobar, precisamente, el derrumbe de IU, que cayó en todas las provincias en aproximadamente un 70% de los votos, y el pasaje de la mayoría de su electorado hacia el centroizquierda, incluso con las características derechistas que tenían Pedrino (Frente Social) en San Luis y Salto (Movimiento Popular) en Río Negro. La podredumbre de IU ha provocado una reacción anti-izquierdista, es cierto que en un electorado históricamente de clase media “progre” con sus conocidas inclinaciones stalinistas.

Para el PO, las elecciones mencionadas ofrecieron posibilidades limitadas, esto porque en San Juan no existe organización del partido; en San Luis es reciente (primera elección); y en Río Negro fue aliado al Fral y al Mas, en un proceso muy anterior (se legalizó en mayo) que aún tenía características positivas, porque los candidatos fueron elegidos en asamblea y porque el PC y el Mas se vieron obligados a modificar el programa de IU, eliminando sus planteos capitalistas y nacionalistas. Pero la UTI de Río Negro sufrió las consecuencias de la ruptura del Frente por parte del PO y la degradación posterior de IU, sin posibilidad legal para el PO de abandonar la alianza.

Pero si los datos de la izquierda en estas elecciones sirven de alguna referencia, digamos que el PO, en San Luis, con el 0,45% de los votos superó al Mas y al Frente PC-Humanista, y solo quedó unos 80 votos por debajo de la Unidad Socialista. Estas votaciones marginales no prueban, por supuesto, el empuje del PO, ni nos proclamamos primer partido de izquierda, como acostumbraba el Mas, pero sí serían una prueba del derrumbe de la “izquierda" y de que las posibilidades del PO, por toda su política, están plenamente abiertas.


Río Negro: Massaccesi, victoria menemista

La victoria del radical Massaccesi fue explícitamente promovida por el gobierno nacional para apuntalar el “pacto de gobernabilidad” con la UCR. Dos días antes del comicio, Cavallo suscribió un acuerdo con el gobernador para privatizar el banco de Río Negro y para derogar el decreto provincial que incautó los 16 millones de dólares del Tesoro nacional.

El apoyo menemista a Massaccesi fue reforzado 24 horas antes de las elecciones con el envío del dinero a la provincia para que se pudieran pagar los sueldos y las jubilaciones adeudadas. Según “Pagina 12” (13/8), Manzano es amigo personal de Massaccesi y convenció a Cavallo para girar plata a la provincia, con el argumento de que en “Río Negro la elección la tiene que ganar el radicalismo” (!!). Después del domingo Menem se desbocó en elogios hacia el “incautador” de fondos, en tanto que Massaccesi viajó especialmente a la asunción de Manzano.

Ha quedado el desnudo la pantalla demagógica de la incautación. Mientras lo acusaba de “Robín Hood” y “violador del orden constitucional”, Cavallo negoció la privatización del banco de Río Negro lo que incluye transferir al Tesoro los 200 millones de dólares de deudas incobrables que favorecen a los amigos del gobernador vaciadores del banco y los despidos masivos.