Políticas

8/4/2019

Elefante Blanco a remate: una historia de la especulación inmobiliaria

El edificio ubicado en Avellaneda

La justicia convocó a remate para el día 23 de abril sobre el gran lote a medio construir en Hipólito Yrigoyen al 500, donde se ubica el megaedificio conocido como el Elefante Blanco de Avellaneda. La subasta fue dictada por la Corte Suprema de la Nación con una base de apenas U$S 20.000. Nuevamente la balanza del poder judicial se inclina hacia las grandes patronales. 


El Elefante Blanco de Avellaneda tiene una historia interesante para poder entender qué decimos cuando hablamos de especulación inmobiliaria. El proyecto de cuatro torres de veintisiete pisos, con un total de 924 departamentos, se inició hace más de una década atrás. Actualmente cuanta con un poco más del 40% de la edificación construida. 


El monstruoso edificio, ubicado a metros de la estación Kosteki-Santillán, puso sus cimientos mediante un fideicomiso administrado en 2009 por parte de Bapro Mandatos (empresa del Grupo Provincia). A partir de llamativos avisos publicitarios por todos los medios se obtuvieron “futuros propietarios” que pagaban en “ínfimas cuotas” sus departamentos en pozo. 


Tres años después, en 2012, el grupo mandatario acordó la gran obra con dos constructoras. CRIBA, de la familia Tarasido, gigante en la obra pública a nivel nacional, y NICO Construcciones, responsable de los edificios de la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat de la Nación en Villa Lugano y la Villa Olímpica de Soldati.


Ante la inflación creciente y la devaluación las dos empresas frenaron la construcción en 2013. Con excusas no válidas teniendo en cuenta que con el alza del precio del dólar, el valor de las tierras aumentó notablemente. Han desfinanciado, provocando la quiebra, con el objetivo de comprar, en precio irrisoriamente bajo los terrenos en la próxima subasta.


Tanto CRIBA como NICO, con excelentes relaciones con el gobierno nacional (tanto el actual como el anterior) se financiaron a partir de la especulación inmobiliaria. Quienes venían pagando las infinitas cuotas quedaron en Pampa y la vía. 


La paralización y abandono (los informes afirman deterioros en lo construido) tiene el único objetivo de que las mismas empresas disfrazadas con otra razón social o socios comerciales tomen la posta. Anticipamos esta jugada especuladora, donde buscan mayores ganancias subiendo las cuotas a precio dólar.


Hoy el fuerte ajuste, sumado a la recesión, provoca un coctel explosivo agravando la situación habitacional. No solo se están acrecentando los desalojos, barrios marginales, y asentamientos, sino también las familias en situación de calle. 


El silencio por parte del intendente Nac&Pop Gustavo Ferraresi no es llamativo, ya ocupaba el puesto de jefe municipal cuando se iniciaron las obras, y también cuando las constructoras decidieron abandonarla. Su silencio lo hace cómplice y en definitiva integrante de la trama de negocios inmobiliarios.       


Exigimos la inmediata apertura de los libros de las constructoras y de la administradora del fideicomiso. Responsabilizamos al Estado, ya que un porcentaje del Grupo Provincia pertenece al gobierno de la provincia de Buenos Aires (ayer Scioli, hoy Vidal).


Convocamos a los vecinos y trabajadores de Avellaneda a ganar las calles reclamando al gobierno nacional, provincial y municipal la reactivación de las obras en el Elefante Blanco. 


A los gobiernos y justicia que salvan y acrecientan las gigantescas ganancias de sus socios empresariales, y a la par pactan acuerdos de hambre y miseria con el FMI, le oponemos una alternativa de los trabajadores y la izquierda. 


Por un plan de viviendas sociales bajo control de los trabajadores y vecinos de los barrios.