Políticas

10/6/2020

Embotella para Coca-Cola y es un gigante con superávit, pero la subsidian con ATP

El subsidio a Reginald Lee, otra muestra de la orientación del gobierno.

Hace pocos días, los setecientos trabajadores de la embotelladora de Coca Cola, Reginald Lee, recibieron la noticia de que la empresa obtuvo una ayuda de parte del Estado para pagar los salarios, a través del Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP).


Las empresa, que tiene su planta local en Ranelagh (en el partido bonaerense de Berazategui), es después de las embotelladoras de México y de San Pablo la más importante de América Latina; cuenta con 27.000 clientes y vende sus productos a 4,6 millones de personas (su radio de influencia comercial). Se conoce que, entre 2016 y 2018, entre esta empresa y Fensa -la otra embotelladora de Coca Cola en el país- realizaron ventas por valor de mil millones de dólares, y proyectaban hacerlo por 3.750 millones de la divisa norteamericana entre 2019 y 2021.


Su vicepresidente, Dino Troni, durante su discurso en oportunidad del 75º aniversario de la embotelladora afirmó de un modo ostentoso que si Reginald Lee fuese una economía regional en Argentina, ocuparía el séptimo lugar, ya que aporta al producto bruto argentino $21.000.000.000 (en 2017). Adjudicó ello a la incorporación de tecnología de última generación KHS, merced a una inversión de 16,5 millones de dólares, que le permite “escupir” 26.400 botellas por hora.


Por si esto fuera poco, cabe señalar que esta embotelladora no dejó de funcionar al declararse la cuarentena, por considerarse “esencial” su producción. Ello como parte de la ampliación sistemática de esta categoría por parte del gobierno, en favor de una gran cantidad de industrias cuya especialidad no es la alimentación ni la salud ni nada que se le parezca. ¿Alguien puede considerar que no beber Coca Cola perjudica la nutrición?


Al igual que el otorgado a Techint, se trata de un subsidio absolutamente vergonzoso, cuando se lo contrasta -entre otras cosas- con el escaso dinero que se le otorga a quienes no tiene trabajo, o con la negativa a entregar alimentos a los comedores sostenidas por las organizaciones de desocupados.


Estamos en presencia de un abuso y un saqueo contra la Anses, de donde se toman los fondos para el ATP, por parte de la clase patronal en general, y en particular de una empresa recontra superavitaria como es Reginald Lee.


Varias conclusiones se imponen. En primer lugar, que hay que dejar de subsidiar a las grandes empresas; por el contrario, hay que cobrarle un impuesto progresivo al gran capital. Es necesario, en el mismo sentido, abrir sus libros contables desde una comisión de sus trabajadores, que ponga negro sobre blanco sus superbeneficios.