Según un informe del Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (Ceprofar), el precio de los medicamentos más usados aumentó 319,1% entre enero y diciembre de 2023, casi 100 puntos por encima del índice de precios al consumidor (IPC) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec). Un escándalo.

Esto quiere decir que los laboratorios se llenaron los bolsillos, incluso a pesar de los famosos “acuerdos de precios” que promocionaba el gobierno anterior, a costa de los consumidores, cuyos salarios y jubilaciones no aumentaron ni siquiera en la misma proporción que la inflación. Ahora, esto es fogoneado nuevamente por la devaluación del 118% aplicada por Caputo y la desregulación de precios que impulsa el DNU de Milei, lo que, lejos de terminar con la inflación, como prometían, termina por darle un golpe mortal al bolsillo de trabajadores y jubilados. Según CIFRA, solo en diciembre, los salarios reales tuvieron una caída del 15%, lo que tuvo su correlato en una contracción del consumo del 8,4% en la tercera semana de diciembre de 2023 y del 38,4% respecto a la misma semana del año anterior.

Esta situación además se da en el marco de un predominio de la posición de un puñado de laboratorios y droguerías privadas que trasladan los precios al bolsillo de los trabajadores. El farmacéutico es el tercer sector por el valor agregado industrial que genera, detrás del petróleo y del hierro y el acero. En Cilfa confirman que 20 laboratorios (sobre más de 250) nuclean el 70% del mercado farmacéutico. Esa concentración del mercado en pocos laboratorios ejerce un gran control en la cadena de producción y comercialización, y son los que cuentan con el poder de liquidar a la competencia con lo que se llama “fuerza de marca”. A esto se suman los acuerdos con farmacias, prepagas y obras sociales, que vehiculizan estos sobreprecios y márgenes de ganancias por parte de los monopolios farmacéuticos con el afán de sacar una tajada.

Ceprofar manifestó que “con este nivel de incrementos, resulta preocupante la posibilidad de problemas en las coberturas a través de las obras sociales, que tienen sus ingresos en relación a los salarios de sus afiliados. También preocupa la posibilidad de que se vea afectada la entrega gratuita de medicamentos a través del PAMI, que hoy beneficia a nueve de cada 10 jubilados”. Esto significa que cada vez más, el precio de los medicamentos recaerá totalmente sobre los magros ingresos de trabajadores y jubilados, para los cuales el gobierno no tiene en agenda ningún incremento.

Con esto, la población tiene una nueva restricción para acceder al cuidado de su salud, lo que se suma a los aumentos siderales en el precio de las prepagas, el vaciamiento y desfinanciamiento de la salud pública que promueve el gobierno en el marco del ajuste fiscal brutal, y las medidas privatistas de dicha esfera pública impulsadas por el Ejecutivo en beneficio de los capitalistas del sector.

Mediante la estampida inflacionaria, el gobierno licúa cada vez más los ingresos de las mayorías, los cuales ya se encuentran en un piso histórico, garantizando así mano de obra hiper barata para las patronales. En paralelo, se agravan las penurias que padece la población, cuyo poder adquisitivo cae en picada y con él sus condiciones de vida.

Hay que enfrentar el plan de guerra de Milei, en defensa de los salarios y las jubilaciones. La única forma de quebrar esta ofensiva es en las calles, para eso hay que tomar en nuestras manos el paro del 24 de enero convocado por las centrales sindicales y garantizar una movilización histórica.

https://prensaobrera.com/politicas/massa-desaconseja-el-paro-y-quiere-darle-tiempo-a-milei