¿En Bariloche empezó la luna de miel entre Alsogaray y Menem?

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En Argentina existe un vastísimo frente único en apoyo del Plan Primavera. Como corresponde a la estación, las pruebas abundan. El Banco Mundial pasa por encima del FMI para darle al gobierno unos 1.200 millones de dólares para pagar una parte de la cuenta pendiente con los bancos acreedores. La Tesorería norteamericana manda un “crédito puente” hasta que llegue el dinero del Banco Mundial. El FMI sigue sus discusiones con Brodersohn, mientras los banqueros meten su plata en australes para sacar el 10% de interés mensual en dólares. Los capitalistas compran los títulos de la deuda pública que les ofrece el Banco Central. El peronismo combate las luchas sindicales en las provincias y las burocracias sindicales las entregan a cambio de aumentos conformes con las “pautas” oficiales, pero completamente intolerables para las pautas de vida que debería tener una familia trabajadora. Los Alemann y los Alsogaray pronostican que el “plan” sólo sirve para llegar hasta las elecciones, lo que quiere decir que es un negocio para las patronales de todo tipo hasta esa fecha. Los explotadores y los parásitos a su servicio disfrutan así de la “consagración (mercantil) de la primavera”.
Pero todos saben que el proceso económico primaveril está en una impasse, precisamente cuando reconocen que es un recurso de poco vuelo. Para sostenerlo el Estado ha aumentado su endeudamiento externo e interno en porcentajes fantásticos (del 100% para el “festival de bonos”) y ha tenido que tomar parcelas crecientes de los depósitos bancarios para financiar el déficit. El Estado sobrevive firmando una segunda y una tercera hipoteca sobre su patrimonio, mientras los rematadoras están al acecho para ejecutar.
Es natural que en estas condiciones la burguesía y sus representantes políticos hayan pasado a discutir las características de un cambio de estrategia, en coincidencia con los futuros resultados electorales. De esa discusión ha resultado una convergencia sorprendente Alsogaray acaba de proclamar el apoyo al plan económico de Menem, el cual en buena parte es de inspiración ucedeísta. La significación política de este hecho es muy grande.
El escenario del acuerdo fue el “coloquio empresario organizado por el Instituto para el desarrollo Empresario (IDEA), cercado por los inmensos picos nevados de Bariloche. Allí, mientras Angeloz opinaba que las huelgas estatales habían sido fabricadas por el peronismo para hacerle difícil la vida electoral a la UCR, Alsogaray y el justicialista Vernet le echaban las culpas al “plan primavera". Como todas las coincidencias que se anuncian duraderas, ésta ha comenzado por un acuerdo en materia de caracterización de la situación. En resumen, Alsogaray y Vernet arribaron a la misma conclusión de que los “planes primavera” sirven cada vez menos para disciplinar a los trabajadores, para lo cual es necesario un régimen económico y político más consistente. Algunos ucedeístas se salían ya de la vaina para poner en marcha esa alternativa, y fue así que el “liberal” Ricardo Zinn, otrora subsecretario de economía de Cafiero bajo el gobierno de Isabelita (¡que buena mezcla!) y posterior partidario, en época de la dictadura, del voto solamente para los que hubieran cursado la secundaria, planteó en Bariloche “comenzar a efectivizar la utilidad que permite el Plan Primavera y retirar los depósitos en forma inmediata” (Clarín, 5/ 11). Es decir hacer saltar el plan con una fuga organizada de capitales, llevándose hacia el exterior los beneficios que el plan hizo posible!.
Alsogaray, en su discurso, se enojó (aunque no se lo crea) con “el atraso salarial que provocó el plan del ministro Sourrouille”, una afirmación que, dicha entre empresarios, apunta lejos. Hacia donde exactamente quedó de manifiesto en el debate entre Samuel Muzykansky, menemista, y Rodolfo Rossi, de la Ucedé, cuando “para la sorpresa de todos los Integrantes de la comisión en la reunión de IDEA, Rossi admitió que la Ucedé compartía la propuesta del “salariazo” y la revolución productiva” “¿Harán un frente?” —se preguntó el corresponsal de Clarín.
El “salariazo” para Alsogaray forma parte de lo que él llama “liberar el corset de la economía”. Lo hizo en 1959 y en 1962: devaluación de la moneda argentina, libre entrada y salida de capitales, remate del patrimonio nacional, completa libertad para el negocio bancario y... aumento salarial decidido según la performance de cada sector de la economía. Así empalma con la “revolución productiva”, que Carlos Saúl Menem explicaba por esos mismos días en Europa, de esta manera: “capitalizar los Intereses de la deuda externa volcándolos al desarrollo” (Clarín, 5/11). Los acreedores extranjeros, es decir los grandes especuladores internacionales pasarían a ser, así, los artífices de la “cultura del trabajo”. Alsogaray no podía disentir con algo así, más todavía si Menem dice que a “la especulación financiera actual, la derrotaremos... con un pacto social” (ídem), es dedr, contra los obreros, no contra los banqueros.
El planteamiento menemo-alsogaraísta tiene por mentor intelectual original al venido a menos Rogelio Frigerio, que lo viene reclamando desde el 83, y que naturalmente está en el Frente Patriótico Menen-Presidente. Luego fue retomado por el grupo de los 20, más tarde el “grupo de los 8”, así como por toda clase de grupos capitalistas y la burocracia sindical. Pero esta coincidencia estratégica se volvió a manifestar entre los “200 empresarios vinculados con las grandes compartías locales y extranjeras” que, en Bariloche, “consideraron agotado el modelo económico estructural que tiene Argentina”, y que previnieron que el plan primavera ya “genera tensiones que pueden originar una difícil situación”. Es así que plantearon, en coincidencia con el PJ y la Ucedé, liberar la economía, en especial “una mayor flexibilización de la legislación laboral". Exactamente lo que Menem y sus socios José Rodríguez y Luis Barrionuevo quieren meter a guisa de “pacto social”
En conclusión, el “coloquio” de Bariloche reveló una coincidencia explícita y de fondo entre Alsogaray y Menem, que luego fue rubricada en el planteamiento final de tos representantes de los más grandes monopolios capitalistas del país.