"En Clave Roja" o el antimarxismo del PTS
Una crítica “pedagógica”
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“En Clave Roja” es ciertamente una revista pretensiosa. Se propone “dotar a los estudiantes de claridad teórica y política" y desenvolver esta “lucha" “anclada en los sólidos cimientos del marxismo”. Se insiste tanto en esto, se apela tan sistemáticamente al “nosotros, los marxistas” y al “aporte” de cada nota para el desarrollo de una “praxis consecuente" que la reiteración abusiva parece, a primera vista, más un acto de fe o un ejercicio de autoconvencimiento.
Cuando el lector atento se previene al respecto, contra una eventual impresión superficial y se aboca, por lo tanto, a la lectura más cuidadosa, el resultado, sin embargo no se altera en absoluto. Al contrario, descubre que detrás del verbo inflamado y de una fraseología radical, no existe siquiera un planteamiento crítico. Sorprende inclusive que semejante despropósito escape a sus autores por su carácter, por así decirlo, grosero y evidente. El equívoco parece residir en la creencia de que citar a un autor o un trabajo y calificarlo de burgués o reaccionario baste para el cometido propuesto. La realidad es la contraria porque la ausencia de toda crítica culmina embelleciendo a los autores o planteamientos supuestamente cuestionados y aun asumiendo sus propios puntos de vista.
La ficción de los “modelos”
Una manifiesta prueba de lo que acabamos de señalar se encuentra en el artículo central de la última revista, referido a la Universidad, que se presenta como “contribución teórica" al esclarecimiento de una de las más grandes movilizaciones educativas de las últimas décadas. En este caso el título y el copete de la nota traducen de entrada todo su contenido: “Universidad, un debate sobre modelos... la discusión que subyace a la actual ofensiva sobre la universidad pública argentina”. Naturalmente estamos frente a una tontería que no ya un “marxista" sino cualquier ciudadano común, para no hablar de un universitario medio, debiera evitar.
Si el periodismo o la literatura vulgar presenta la cuestión universitaria como una "discusión sobre modelos", lo primero que hay que puntualizar es el carácter encubridor de la definición. Es decir, al revés de lo que plantea ECR no son los "modelos” sino los intereses y antagonismos de clase los que “subyacen" en el debate sobre la cuestión educativa; debate que por otra parte nada tiene que ver con “modelos”, todo lo cual es simplemente el abc que en tono altanero ECR nos convoca a deletrear a cada paso. No somos los “marxistas" sino sus adversarios o detractores quienes presentan la cuestión al modo de ECR, con lo cual suponen darle al problema un tono pretendidamente elevado o académico. Lo cierto es que la burguesía, al emprender su ataque a la educación pública, carece de cualquier “modelo". Lo que subyace al desmantelamiento del sistema educativo es el afán por elevar la rentabilidad del capital en bancarrota, eliminando los gastos "improductivos", es decir, que no rinden plusvalía. ECR se traga inocentemente el cuento de que detrás de esto hay un “modelo" de "reestructuración del sistema educativo”, lo cual es una ficción que por supuesto no puede demostrar en ningún lugar.
El concepto de “modelo" ha sido originalmente desenvuelto en las ciencias exactas y en cualquier manual es definido como una “construcción teórica abstracta", donde a partir de ciertos supuestos, se establecen relaciones entre los elementos que la componen. En consecuencia, los “enclaverrojistas" nos informan que en la raíz del debate educativo "subyace" una polémica sobre construcciones teóricas abstractas. No es precisamente por la teoría por lo que brilla ECR. Presentar la cuestión universitaria como un problema o “debate" en torno a “modelos" constituye de inicio una colosal mistificación. La pretensión de que una revista “marxista" se eleva a lo teórico o académico por la vía de asimilar vulgarmente el lenguaje y los conceptos de la ciencia social dominante es ya una prueba de adaptación y completa cortedad de miras.
Elogio del menemismo
Pero el encandilamiento de la revista de marras con los “modelos" es muy acabado y profundo. Por eso mismo parte de repetir servilmente un artículo mediocre de un funcionario de la CEPAL que transforma la historia universitaria reciente en una historia de...“modelos". Así, ahora según ECR, en los últimos 30 años, habría prevalecido en América Latina, ora el “modelo del Estado benevolente”, que “garantiza el financiamiento estatal de las universidades” (sic), ora el “modelo Estado interventor”, propio de las dictaduras. Ahora, en cambio, estaría planteado el “modelo Estado Evaluativo”, lo que significa “un estado que parte de reconocer la autonomía y la diversidad de las instituciones de la enseñanza superior y el carácter de bien público de los servicios que ellas ofrecen, y que por lo tanto, contribuye a su financiamiento, pero a la vez se hace cargo —por medios diversos— de promover la evaluación de las acciones y resultados obtenidos por las universidades y orientarlas desde la distancia”.
Luego de dar por sentado semejante verso, ECR nos informa que el “objetivo” de este “modelo del imperialismo” consiste en “elevar el nivel de la educación superior” (sic) y “ponerla al servicio de una economía abierta” (sic) “para insertarla en la nueva (sic) división mundial del trabajo”. ECR, luego de haber abrevado en el “marxismo" sólo atina a criticar al “modelo evaluativo" porque “elitizaría" la educación superior. En verdad, toda la caracterización de ECR es una copia fiel del “modelo" discursivo, es decir, de la “guitarra" académica más ramplona. Que la política menemista y del imperialismo pretenda “elevar la educación superior” —con o sin “elitización"— es sencillamente una vulgaridad: si privatizando y limitando a todo vapor, la educación superior eleva su “nivel" habría que concluir en que Menem y Cía cumplen una función progresiva a pesar o gracias a los “costos sociales" que implica aplicar su “modelo".
Que esto último es lo que piensan los redactores de ECR se revela en el hecho de que, al mejor estilo cavalliano, interpretan el curso de la política vigente como favorable a “una economía abierta” y “más competitiva” en la “nueva división mundial del trabajo”. Lo cierto es lo contrario: la economía es cada vez menos abierta y competitiva, la bancarrota se generaliza, la concentración y centralización del capital es más profunda y su desenvolvimiento más parasitario, no hay ni "nueva" ni "división internacional del trabajo” sino un descalabro del mercado mundial y una crisis económica de alcances planetarios. Pero cómo pueden hablar de parasitismo y descomposición capitalista quienes plantean que el mentado “modelo evaluativo" que se quiere imponer en la educación “pretende impulsar la formación de intelectuales y profesionales según las exigencias de la producción”. Esto cuando asistimos a la decadencia productiva generalizada y a la más importante explosión de capital financiero y especulativo (antiproductivo) de la época moderna.
Política centroizquierdista
Todo el análisis de ECR es una reproducción de los planteos de la centroizquierda que dice criticar, lo cual se confirma políticamente en las conclusiones del artículo en cuestión. ECR plantea, por eso, que su lucha es por la conquista de una “universidad abierta y (sic) al servicio de los trabajadores y el pueblo”, una vieja consigna populachera de todas las corrientes nacionalistas y pequeñoburguesas. Obsérvese que tal como está formulada, sobre todo en una revista que se vanagloria de su rigor teórico, sus autores conciben la posibilidad de una universidad “abierta" pero sin estar “al servicio de los trabajadores y el pueblo”. De la lectura se desprende que para que suceda esto último, al margen de eliminar el limitacionismo y las restricciones al ingreso (¿esto es “abierta"?), la Universidad debe “formar profesionales comprometidos con las necesidades de las amplias mayorías”. De esto modo se comete un doble error: se identifica con la vaguedad de “abierta" a la Universidad de acceso irrestricto, como si el principal limitacionismo no fuera el social (la explotación capitalista que impide a los trabajadores educarse) y se sustituye la política revolucionaría por la reivindicación ideológica de la “formación comprometida", que no quiere decir absolutamente nada. Lo que es grave es que el Pts haya llevado esto al extremo de reivindicar como “modelo" de Universidad a la que se estructure sobre la base de “cátedras marxistas", un viejo planteo stalinista con el cual la ciencia en la URSS quedó liquidada durante décadas porque la enseñanza quedaba sujeta al control ideológico de la KGB. Ya sabemos, además, que el Pts ha considerado cómo rigurosamente “marxista" la defensa de Saddam Hussein como líder “inconciente" de la revolución mundial. Así que imaginémonos a sus “profesores" dando “cátedra".
Cuando el Pts-Ecr cree que se eleva al éxtasis de la “teoría" por criticar la formación ideológica de la Universidad presente omite lo fundamental: que no forma en ningún sentido, que la enseñanza está descalificada, que los obreros ni con la Universidad “abierta" pueden acceder a ella y que, en definitiva, la estrategia revolucionaria para la Universidad consiste en fusionar al movimiento estudiantil con el movimiento obrero en la lucha práctica y no por la mediación de la “formación” marxista libresca y abstracta. Pero ECR ha convertido su cometido en un cometido “ideológico”, porque su propia editorial se asigna la tarea de contribuir a “formar intelectuales orgánicamente vinculados a la clase obrera”, otro plato recalentado del stalinismo y el nacionalismo ya “demodé”, originalmente “gramsciano”. La pretensión de darle al “intelectual” un status privilegiado en relación militante partidario y al constructor movimiento obrero es un planteo completamente... intelectual, muy a gusto del ambiente universitario en el cual ECR se presenta como variante “extrema" del pensamiento centroizquierdista dominante.
Barbarie teórica
La confirmación más rotunda de que la consigna de “universidad abierta y al servicio... ” Es puramente burguesa y centroizquierdista se verifica en el planteo de que su realización no es incompatible con el Estado burgués, ni con el actual régimen político, ni siquiera con el actual gobierno sino con el “plan (sic) que hunde el país". Todo es perfectamente coherente, porque ECR, en oposición al orden existente tiene como alternativa... un “modelo", por supuesto. Textualmente “un modelo económico-social distinto que responda a las clases explotadas”. La idea de que la defensa de la educación pública alcanza plenitud en la lucha por “un modelo del país distinto" (sic) es reveladora, al revés de lo que se postula, de una completa bancarrota teórica. Es claro que ningún “modelo" sacará al país de la crisis y que el marxismo no puede identificarse con la presentación de un “modelo" al cual el proletariado debería adherir. Los “modelos" son, en realidad, lo esencial del socialismo premarxista, es decir, utópico, no proletario, abstracto no real. El marxismo, el socialismo científico, no parte ni ofrece ningún “modelo" porque es una tarea que no le compete. Hace mucho tiempo que Marx señaló que el comunismo no era un ideal o un pre-juicio sobre la sociedad del porvenir sino la expresión consiente de la tendencia histórica del movimiento obrero y su lucha objetiva, no por un “modelo" sino por la revolución y la abolición de la propiedad privada capitalista.
“Planes", “modelos", “formación comprometida", todos los conceptos “teóricos" de ECR son la manifestación de la más completa inconsistencia. La ambigüedad e imprecisión serían perfectamente comprensibles en jóvenes que buscan hacer sus primeras armas y aproximarse a su manera al marxismo. Lo que es imperdonable es la adulación y la instrumentación de todo esto para que el Pts aparezca como guardián de la teoría “marxista" y tal revista se presente como sinónimo de “política revolucionaria" en la Universidad y peor todavía como taparrabos de una política sin principios y antirrevolucionaria. Recordemos que el Pts reivindica todavía hoy como la expresión más consecuente de táctica “marxista" al Frepu, armado en el 85 entre el PC y el Mas para llevar en su cabeza a... burócratas peronistas. Recordemos también que en nombre de su lucha “teórica” ha pretendido encubrir su política de destrucción del Cuerpo de Delegados de Sociales en el curso del último año, para cuyo reconocimiento habrían exigido que funcionara con... “mandatos escritos" Han confundido un organismo de lucha con una escribanía. Pero, además, si fuera por lo que se escribe en ECR, antes que el marxismo, el Pts debiera tomar en cuenta la más simple sabiduría popular: “somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio”.