Políticas

10/11/1992|373

"En Clave Roja" o el antimarxismo del PTS

Una crítica “pedagógica”

“En Clave Roja” es ciertamente una revista pretensiosa. Se propone “dotar a los estudiantes de claridad teórica y política" y desenvolver esta “lucha" “anclada en los sólidos cimientos del marxismo”. Se insiste tanto en esto, se apela tan sistemáticamente al “nosotros, los marxistas” y al “aporte” de cada no­ta para el desarrollo de una “praxis con­secuente" que la reiteración abusiva pa­rece, a primera vista, más un acto de fe o un ejercicio de autoconvencimiento.

Cuando el lector atento se previene al respecto, contra una eventual impresión superficial y se aboca, por lo tanto, a la lectura más cuidadosa, el resultado, sin embargo no se altera en absoluto. Al con­trario, descubre que detrás del verbo in­flamado y de una fraseología radical, no existe siquiera un planteamiento crítico. Sorprende inclusive que semejante des­propósito escape a sus autores por su ca­rácter, por así decirlo, grosero y evidente. El equívoco parece residir en la creencia de que citar a un autor o un trabajo y cali­ficarlo de burgués o reaccionario baste para el cometido propuesto. La realidad es la contraria porque la ausencia de toda crítica culmina embelleciendo a los auto­res o planteamientos supuestamente cuestionados y aun asumiendo sus pro­pios puntos de vista.

La ficción de los “modelos”

Una manifiesta prueba de lo que aca­bamos de señalar se encuentra en el artí­culo central de la última revista, referido a la Universidad, que se presenta como “contribución teórica" al esclarecimien­to de una de las más grandes movilizacio­nes educativas de las últimas décadas. En este caso el título y el copete de la no­ta traducen de entrada todo su contenido: “Universidad, un debate sobre mode­los... la discusión que subyace a la ac­tual ofensiva sobre la universidad pú­blica argentina”. Naturalmente estamos frente a una tontería que no ya un “marxista" sino cualquier ciudadano común, para no hablar de un universitario medio, debiera evitar.

Si el periodismo o la literatura vulgar presenta la cuestión universitaria como una "discusión sobre modelos", lo pri­mero que hay que puntualizar es el carác­ter encubridor de la definición. Es decir, al revés de lo que plantea ECR no son los "modelos” sino los intereses y antago­nismos de clase los que “subyacen" en el debate sobre la cuestión educativa; de­bate que por otra parte nada tiene que ver con “modelos”, todo lo cual es simplemente el abc que en tono altanero ECR nos convoca a deletrear a cada paso. No somos los “marxistas" sino sus adversa­rios o detractores quienes presentan la cuestión al modo de ECR, con lo cual su­ponen darle al problema un tono pretendidamente elevado o académico. Lo cierto es que la burguesía, al emprender su ata­que a la educación pública, carece de cualquier “modelo". Lo que subyace al desmantelamiento del sistema educativo es el afán por elevar la rentabilidad del capital en bancarrota, eliminando los gas­tos "improductivos", es decir, que no rinden plusvalía. ECR se traga inocente­mente el cuento de que detrás de esto hay un “modelo" de "reestructuración del sistema educativo”, lo cual es una ficción que por supuesto no puede de­mostrar en ningún lugar.

El concepto de “modelo" ha sido ori­ginalmente desenvuelto en las ciencias exactas y en cualquier manual es definido como una “construcción teórica abs­tracta", donde a partir de ciertos supues­tos, se establecen relaciones entre los elementos que la componen. En conse­cuencia, los “enclaverrojistas" nos infor­man que en la raíz del debate educativo "subyace" una polémica sobre construc­ciones teóricas abstractas. No es precisa­mente por la teoría por lo que brilla ECR. Presentar la cuestión universitaria como un problema o “debate" en torno a “mo­delos" constituye de inicio una colosal mistificación. La pretensión de que una revista “marxista" se eleva a lo teórico o académico por la vía de asimilar vulgar­mente el lenguaje y los conceptos de la ciencia social dominante es ya una prue­ba de adaptación y completa cortedad de miras.

Elogio del menemismo

Pero el encandilamiento de la revista de marras con los “modelos" es muy acabado y profundo. Por eso mismo parte de repetir servilmente un artículo medio­cre de un funcionario de la CEPAL que transforma la historia universitaria recien­te en una historia de...“modelos". Así, ahora según ECR, en los últimos 30 años, habría prevalecido en América Latina, ora el “modelo del Estado benevolente”, que “garantiza el financiamiento estatal de las universidades” (sic), ora el “mo­delo Estado interventor”, propio de las dictaduras. Ahora, en cambio, estaría planteado el “modelo Estado Evaluativo”, lo que significa “un estado que par­te de reconocer la autonomía y la di­versidad de las instituciones de la en­señanza superior y el carácter de bien público de los servicios que ellas ofre­cen, y que por lo tanto, contribuye a su financiamiento, pero a la vez se hace cargo —por medios diversos— de pro­mover la evaluación de las acciones y resultados obtenidos por las universi­dades y orientarlas desde la distan­cia”.

Luego de dar por sentado semejante verso, ECR nos informa que el “objetivo” de este “modelo del imperialismo” con­siste en “elevar el nivel de la educación superior” (sic) y “ponerla al servicio de una economía abierta” (sic) “para in­sertarla en la nueva (sic) división mun­dial del trabajo”. ECR, luego de haber abrevado en el “marxismo" sólo atina a criticar al “modelo evaluativo" porque “elitizaría" la educación superior. En ver­dad, toda la caracterización de ECR es una copia fiel del “modelo" discursivo, es decir, de la “guitarra" académica más ramplona. Que la política menemista y del imperialismo pretenda “elevar la educa­ción superior” —con o sin “elitización"— es sencillamente una vulgaridad: si privatizando y limitando a todo vapor, la educación superior eleva su “nivel" ha­bría que concluir en que Menem y Cía cumplen una función progresiva a pesar o gracias a los “costos sociales" que im­plica aplicar su “modelo".

Que esto último es lo que piensan los redactores de ECR se revela en el hecho de que, al mejor estilo cavalliano, inter­pretan el curso de la política vigente como favorable a “una economía abierta” y “más competitiva” en la “nueva divi­sión mundial del trabajo”. Lo cierto es lo contrario: la economía es cada vez me­nos abierta y competitiva, la bancarrota se generaliza, la concentración y centrali­zación del capital es más profunda y su desenvolvimiento más parasitario, no hay ni "nueva" ni "división internacional del trabajo” sino un descalabro del mer­cado mundial y una crisis económica de alcances planetarios. Pero cómo pueden hablar de parasitismo y descomposición capitalista quienes plantean que el menta­do “modelo evaluativo" que se quiere imponer en la educación “pretende im­pulsar la formación de intelectuales y profesionales según las exigencias de la producción”. Esto cuando asistimos a la decadencia productiva generalizada y a la más importante explosión de capital fi­nanciero y especulativo (antiproductivo) de la época moderna.

Política centroizquierdista

Todo el análisis de ECR es una repro­ducción de los planteos de la centroizquierda que dice criticar, lo cual se confir­ma políticamente en las conclusiones del artículo en cuestión. ECR plantea, por eso, que su lucha es por la conquista de una “universidad abierta y (sic) al servi­cio de los trabajadores y el pueblo”, una vieja consigna populachera de todas las corrientes nacionalistas y pequeñoburguesas. Obsérvese que tal como está for­mulada, sobre todo en una revista que se vanagloria de su rigor teórico, sus autores conciben la posibilidad de una universi­dad “abierta" pero sin estar “al servicio de los trabajadores y el pueblo”. De la lectura se desprende que para que suce­da esto último, al margen de eliminar el limitacionismo y las restricciones al ingreso (¿esto es “abierta"?), la Universidad debe “formar profesionales comprometidos con las necesidades de las amplias mayorías”. De esto modo se comete un doble error: se identifica con la vaguedad de “abierta" a la Universidad de acceso irrestricto, como si el principal limitacionismo no fuera el social (la explotación capi­talista que impide a los trabajadores edu­carse) y se sustituye la política revolucio­naría por la reivindicación ideológica de la “formación comprometida", que no quiere decir absolutamente nada. Lo que es grave es que el Pts haya llevado esto al extremo de reivindicar como “modelo" de Universidad a la que se estructure so­bre la base de “cátedras marxistas", un viejo planteo stalinista con el cual la cien­cia en la URSS quedó liquidada durante décadas porque la enseñanza quedaba sujeta al control ideológico de la KGB. Ya sabemos, además, que el Pts ha conside­rado cómo rigurosamente “marxista" la defensa de Saddam Hussein como líder “inconciente" de la revolución mundial. Así que imaginémonos a sus “profeso­res" dando “cátedra".

Cuando el Pts-Ecr cree que se eleva al éxtasis de la “teoría" por criticar la for­mación ideológica de la Universidad pre­sente omite lo fundamental: que no forma en ningún sentido, que la enseñanza está descalificada, que los obreros ni con la Universidad “abierta" pueden acceder a ella y que, en definitiva, la estrategia revo­lucionaria para la Universidad consiste en fusionar al movimiento estudiantil con el movimiento obrero en la lucha práctica y no por la mediación de la “formación” marxista libresca y abstracta. Pero ECR ha convertido su cometido en un cometi­do “ideológico”, porque su propia edito­rial se asigna la tarea de contribuir a “for­mar intelectuales orgánicamente vin­culados a la clase obrera”, otro plato recalentado del stalinismo y el nacionalismo ya “demodé”, originalmente “gramsciano”. La pretensión de darle al “intelectual” un status privilegiado en relación militante partidario y al constructor movimiento obrero es un planteo completamente... intelectual, muy a gusto del ambiente universitario en el cual ECR se presenta como variante “extrema" del pensamiento centroizquierdista dominante.

Barbarie teórica

La confirmación más rotunda de que la consigna de “universidad abierta y al servicio... ” Es puramente burguesa y centroizquierdista se verifica en el planteo de que su realización no es incompatible con el Estado burgués, ni con el actual ré­gimen político, ni siquiera con el actual gobierno sino con el “plan (sic) que hun­de el país". Todo es perfectamente coherente, porque ECR, en oposición al orden existente tiene como alternativa... un “modelo", por supuesto. Textualmente “un modelo económico-social distinto que responda a las clases explotadas”. La idea de que la defensa de la educa­ción pública alcanza plenitud en la lucha por “un modelo del país distinto" (sic) es reveladora, al revés de lo que se postula, de una completa bancarrota teórica. Es claro que ningún “modelo" sacará al país de la crisis y que el marxismo no puede identificarse con la presentación de un “modelo" al cual el proletariado debe­ría adherir. Los “modelos" son, en reali­dad, lo esencial del socialismo premarxista, es decir, utópico, no proletario, abs­tracto no real. El marxismo, el socialismo científico, no parte ni ofrece ningún “mo­delo" porque es una tarea que no le com­pete. Hace mucho tiempo que Marx seña­ló que el comunismo no era un ideal o un pre-juicio sobre la sociedad del porvenir sino la expresión consiente de la tenden­cia histórica del movimiento obrero y su lucha objetiva, no por un “modelo" sino por la revolución y la abolición de la pro­piedad privada capitalista.

“Planes", “modelos", “formación comprometida", todos los conceptos “teóricos" de ECR son la manifestación de la más completa inconsistencia. La ambigüedad e imprecisión serían perfectamente comprensibles en jóvenes que buscan hacer sus primeras armas y apro­ximarse a su manera al marxismo. Lo que es imperdonable es la adulación y la ins­trumentación de todo esto para que el Pts aparezca como guardián de la teoría “marxista" y tal revista se presente como sinónimo de “política revolucionaria" en la Universidad y peor todavía como tapa­rrabos de una política sin principios y antirrevolucionaria. Recordemos que el Pts reivindica todavía hoy como la expresión más consecuente de táctica “marxista" al Frepu, armado en el 85 entre el PC y el Mas para llevar en su cabeza a... buró­cratas peronistas. Recordemos también que en nombre de su lucha “teórica” ha pretendido encubrir su política de destrucción del Cuerpo de Delegados de Socia­les en el curso del último año, para cuyo reconocimiento habrían exigido que fun­cionara con... “mandatos escritos" Han confundido un organismo de lucha con una escribanía. Pero, además, si fuera por lo que se escribe en ECR, antes que el marxismo, el Pts debiera tomar en cuenta la más simple sabiduría popular: “somos esclavos de nuestras palabras y dueños de nuestro silencio”.

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