Políticas

3/4/2020

En colas interminables, jubilados expuestos para cobrar sus haberes

El gobierno quiebra la cuarentena generando filas de toda la noche frente a los bancos

Fotos albúm: Willy Ojo Obrero Fotografía

Desde la noche del jueves 2 de abril comenzaron a formarse largas colas de jubilados, pensionados y beneficiarios de programas sociales, que pasaron la noche a la intemperie para reservarse un lugar en las filas para cobrar sus haberes. La postal de colas que daban vuelta a toda la manzana se repitió desde el Conurbano bonaerense y la Ciudad de Buenas Aires hasta Comodoro Rivadavia, en la patagónica Chubut.


Con estas concentraciones de centenares y hasta miles de personas, queda completamente anulada la función de la cuarentena obligatoria. Se pudo observar además la ausencia de toda medida preventiva, por lo que la masividad derivó en la imposibilidad de cumplir con el distanciamiento social necesario para evitar contagios de coronavirus, y tampoco se registró acción alguna de prevención sanitaria.


La situación era harto previsible, pero gobierno y bancos se lavaron las manos. La magnitud de la concentración de gente se agrava porque, como denuncia la agrupación Tribuna Bancaria, las entidades bancarias incumplieron con la entrega de centenares de miles de tarjetas de débito a los jubilados, que hubiesen aminorado este calvario que padecen en primer lugar aquellos que forman parte de los grupos de riesgo del virus.


 



Más aún, las entidades bancarias anunciaron que abrirían sus puertas para atender el pago en efectivo de los haberes devengados por el Anses, respetado “las distancias de seguridad previstas en la resolución sanitaria” solo adentro de las sucursales, de manera que el número de personas que ingresa es reducido y todo el resto debe permanecer afuera en la vereda.


Este cuadro desastroso se repetirá, porque según la resolución oficial el viernes 3 se pagaría a aquellas personas cuyos números de DNI finalice en 0, 1, 2 o 3. El resto de las terminaciones cobrarán en los próximos días. Estaba previsto que ello sucediera lunes y martes, pero a partir de este colapso se dispuso la apertura de sucursales durante el fin de semana.


La desidia oficial la retrató en sus declaraciones el titular del Anses, Alejandro Vanoli, que en entrevistas se limitó a pedir a los jubilados y pensionados que eviten en la medida de lo posible acudir a los bancos. Es un planteo cínico, que responsabiliza por esta situación a quienes esperan impacientes el cobro a principios de mes, porque en su mayoría perciben haberes por debajo de la línea de pobreza. A los mismos jubilados a quienes les roban la movilidad ahora los instan a no aglutinarse los días de cobro.


Este abandono gubernamental se complementa con el afán de no afectar en lo más mínimo las ganancias de la banca. Cualquier política elemental de prevención de la población debería contemplar sillas y elementos de higiene para las colas en la vía pública, controles de temperatura corporal en los ingresos e insumos sanitarios dentro de las sucursales, además de extremas la limpieza y la desinfección de los establecimientos.


Los trabajadores bancarios deben cobrar como extras lo trabajado durante el fin de semana, teniendo garantizadas las condiciones de seguridad e higiene. Además, debería penalizarse a las entidades que no hayan entregado las tarjetas correspondientes. Sin ello, el lema de “cuidar a los abuelos” es solo para encubrir el abandono.


Queda en evidencia nuevamente la hipocresía de las campañas “quédate en casa” y “seamos responsables”, que cargan sobre los trabajadores la responsabilidad por prevenir la propagación del virus, cuando lo que queda en evidencia es la desidia estatal y patronal. Con esta improvisación, el gobierno quiebra la cuarentena cendiendo a la presión de las cámaras empresarias, como lo atestigua su recule ante la salud privada y la inclusión de nuevas actividades como esenciales.