En Chile, nivel de subsistencia
En EE.UU. La "jubilación privada" está en bancarrota
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Mientras en Argentina los bancos y compañías de seguro hablan maravillas de la “jubilación privada", este “sistema” se encuentra en bancarrota en la mayor parte del mundo. En un libro reciente “La Guerra del Siglo XXI”, Lester Thurov, decano del MIT(Massachusetts Instituto of Technology) y uno de los principales asesores económicos de Clinton, dice lo siguiente: "Con el derrumbe de gran parte de su sector bancario, hacia principios de 1991, el gobierno norteamericano se había visto obligado a absorber 200.000 millones de dólares de activos privados, y se suponía que acabarla poseyendo 300.000 millones de dólares en activos privados antes de que se detuviese la hemorragia. Una corporación oficial, la Resolution Trust Corporation, se ha convertido de hecho en la principal propietaria norteamericana. A esos totales deben agregarse las elevadas sumas que serán necesarias si se quiere que la Benefít Guaranty Corporation, el fondo oficial que garantiza las jubilaciones, cumpla sus obligaciones, es decir proteja los fondos de las jubilaciones privadas. Los fondos de jubilación retienen el 30% de esos dudosos bonos “basura" y las quiebras que provienen de los excesos financieros de la década de 1980exigirán miles de millones de ayuda oficial para asegurar que las jubilaciones privadas que fueron prometidas sean pagadas realmente. Los fondos de jubilación de las líneas aéreas que ya habían quebrado hacia mediados de 1991 exigirán por si solas más de 2.000 millones de dólares de dinero de los contribuyentes” (pág. 21/22).
Los fondos de pensión norteamericanos acumulan un poco más de 3 billones de dólares, lo cual equivale nada menos que a un 70% del producto bruto norteamericano. El movimiento de estos fondos representa, a su vez el 52% del volumen de acciones negociadas en las Bolsas de EEUU (Gazeta Mercantil, 2/9/92). Pero como señala Thurow se trata de un patrimonio ficticio, esto porque está constituido en una alta proporción con bonos “basura”, es decir que fueron emitidos por empresas en proceso de quiebra. Esto significa que los grandes bancos y compañías de fondos de pensión utilizaron el aporte de los trabajadores a esos fondos para la gran especulación financiera de los años 80, que ahora deberán pagar los jubilados yanquis. Por esta razón Thurow señala que para efectivizar el pago de las jubilaciones prometidas, el Tesoro norteamericano debería salir en ayuda de los fondos de pensión, de lo contrario tendrá que rebajar las jubilaciones (variable de ajuste) al mejor estilo argentino.
En referencia a las jubilaciones privadas que se pagan con seguros de retiro que administran las compañías de seguro dice Thurow:
“Los mismos problemas afligen al sector de los seguros”. Thurow agrega que “47 estados garantizan las pólizas de los seguros de vida, la mayoría hasta un máximo de 800.000 dólares por persona. A principios de 1991 los estados de California y Nueva York asumieron la administración de Executive Life, una compañía que cuenta con 13.000 millones de dólares en activos, dos tercios de ese total invertidos en bonos "basura” (ídem, pag.22). Otro informe publicado en El Cronista (6/3/92), señala que “los malos resultados, las dificultades financieras y la cristo global del sector, han instalado sobre las compañías de seguro de vida un manto de sospecha. Los temores por la falta de solvencia de las entidades se estén expandiendo como un tumor maligno y nadie sabe cuándo esta dinámica podrá revertirse".
Los grandes bancos, como el Citibank y el Banco Rio, quieren la jubilación privada en Argentina para usar el aporte obligatorio de Ios trabajadores para cubrir las pérdidas de sus casas matrices y para enjugar los quebrantos de sus empresas. Tanto Celulosa como el Frigorífico Sante Elena, de propiedad del Citi —adquiridas sin dinero, y ni siquiera con bonos— están en la lona y el Citibank está “en rojo” a escala mundial. (Ver artículo en esta edición de Prensa Obrera). Por eso se han lanzado como aves de rapiña sobre los aportes de los trabajadores.
Mientras Cavallo, Redrado y el secretario de Seguridad Social prometen jubilaciones de oro para el futuro, en EE.UU. los fondos de pensión privados no podrían pagar a los trabajadores norteamericanos más que jubilaciones de “basura”.
Chile
Tampoco los fondos de pensión chilenos atraviesan por su mejor momento. La revista inglesa The Economist comenta que la OIT (Organización Internacional del Trabajo) “calcula”, en relación al país trasandino, “que en los próximos años, es probable que los trabajadores reciban jubilaciones equivalentes a bien menos de la mitad de sus salarios pre-retiro. La mitad de la actual fuerza de trabajo tendrá jubilaciones Inferiores al nivel de subsistencia y será necesaria la asistencia estatal. Y estas desanimadoras noticias se basan en la suposición de un rendimiento real del 3% anual sobre los fondos de pensión (lo que algunos especialistas consideran optimista) y contribuciones ininterrumpidas (cuando de hecho cerca de la mitad de los contribuyentes no está pagando, debido a enfermedades y desempleo)”.
Por esta razón la OIT considera que el "modelo chileno” no resuelve para nada fa crisis provisional y hasta desaconseja que Argentina siga el ejemplo de Chile en esta materia. La jubilación privada promedio chilena ronda los 110 dólares por mes, con el agravante de que el descuento al salario del trabajador suma en total un 13%, dos puntos más que el que se propone para Argentina.
Si para los futuros jubilados los haberes de la jubilación serán tan miserables como los de hoy en día, para los actuales jubilados serán directamente una calamidad. El menemista y súper-liberal Miguel Broda reconoce que la reforma previsional va a originar “un déficit muy importante de financiamiento que va a obligar al sistema público a colocar deuda en no menos de 2.500 a 3.000 millones de dólares por año”, (El Cronista, 11/10/92), solamente para pagar los magros y miserables haberes de 150 pesos.
La jubilación privada es una experiencia fracasada que hunde a los jubilados actuales, confisca una proporción más alta de los salarios y condena a haberes miserables a las futuras generaciones.