En el Ameghino festejan, pero no bajan las armas

El director del hospital, el Dr. Rubén Slipak, ha sido restituido en su cargo por una decisión judicial. “Se hizo justicia” rezan los carteles. Es, sin dudas, una victoria producto de la inclaudicable lucha de todo el personal que defendió con uñas y dientes a su director.
Pero el gran cartel de “Alerta y movilización” que corona la entrada no se baja. Es que se sabe de la existencia de dos auditorías, una que reporta a la comisión de salud de la Legislatura y otra al Ministerio de Salud. Los municipales porteños conocen perfectamente de qué se trata eso: persecución y despidos. Macri no pudo desarmar el excelente equipo de trabajo que conforma el plantel del Ameghino con su maniobra de destitución del director electo por sus pares y entonces pone en ejercicio a la Gestapo. No auditan cuánto personal sin salario o las deficiencias edilicias o la falta de medicamentos e insumos sino que, apoyándose en la nefasta ley 471 de empleo público miran con lupa cualquier mínimo incumplimiento.

La situación en el Ameghino es ejemplar en dos sentidos. Primero, demuestra que la lucha rinde y segundo, desnuda la política de Macri de destrucción de la salud pública. La destitución de Slipak no fue un hecho aislado. Al mismo tiempo, desplazó a otros directores de hospitales de salud mental para avanzar con su plan de desmanicomialización que obedece únicamente a obtener la disponibilidad de los terrenos de los hospitales, a achicar el gasto público y a negociar con el sector privado.

Los trabajadores del Ameghino lo resisten. Vaya todo nuestro apoyo.