Políticas

30/3/2000|660

En el Bajo Flores, el choque de dos alternativas

El sábado 25, un grupo de compañeros, junto a los candidatos Pablo Rieznik y Sergio Villamil, realizamos una recorrida de la Villa 1-11-14 durante toda la mañana. Realizamos varios miniactos y volanteamos masivamente, casa por casa, el programa del Partido Obrero. Se vendieron más de 25 periódicos. Durante la actividad se denunció a fondo el problema de la vivienda y la persecución a la que son sometidos la mayoría de los trabajadores inmigrantes, tachados de “ilegales”, sin derechos políticos ni laborales.


Aníbal Ibarra viene promocionando su proyecto de “transformar las villas en barrios”. Para ‘estimular’ la inversión privada en la ciudad de Buenos Aires viajó ahora a Nueva York. El proyecto en cuestión encubre la política opuesta a la que proclama, ya que persigue la erradicación de los trabajadores más pobres y los desocupados de los barrios humildes y villas de la Capital, que se concentran en el cordón sur y que son un terreno en disputa para grandes negociados en marcha. El plan de ‘urbanización’ impulsado desde la CMV (Comisión Municipal de la Vivienda) no contempla a los desocupados ni a los trabajadores y familias cuyos ingresos sean inferiores a los 800 y 600 pesos mensuales, o sea al 80% de las villas. Las empresas contratistas de las propias obras de la CMV en la zona emplean trabajadores en negro y con salarios inferiores a los 500 pesos. También despiden y renuevan a los trabajadores sistemáticamente. Esto dio lugar, semanas atrás, a un paro en una de las obras. El plan de la CMV cuenta con la limitación insalvable de responder a los intereses de los banqueros que lucran con la vivienda y las necesidades populares.


El frente de Beliz y Cavallo también apoya el armado de toda esta inversión especuladora y la expulsión de los trabajadores. Plantea que accedan a las nuevas viviendas en construcción sólo aquellas familias que vivan hace más de 5 años en la villa.


Ibarra y Beliz son, entonces, las dos caras de la misma moneda. El Partido Obrero, en cambio, plantea la urbanización en función de los intereses de los trabajadores, con control de las obras y trazado de los planes que aseguren la vivienda para todos y dando trabajo a todos los desocupados en las obras con un salario mínimo de 600 pesos. En definitiva, una ciudad para los trabajadores y no para los explotadores y especuladores.