Políticas

17/5/2022

En el primer cuatrimestre la deuda aumentó en 11 mil millones de dólares

El acuerdo con el FMI no hace más que agravar esta hipoteca.

Martín Guzmán, Ministro de Economía.

En abril la deuda pública se ubicó en los USD 374.260 millones según el informe mensual de la Secretaría de Finanzas. En el primer cuatrimestre arrojó un crecimiento de USD 11.027 millones y USD 36.041 millones en los últimos doce meses. Un ritmo de endeudamiento verdaderamente vertiginoso, que el programa del FMI no hace más que acelerar.

El pago de USD 709 millones al FMI en el mes de marzo explica el motivo principal por el cual la deuda nominada en moneda extranjera se redujo USD 2.370 millones de un mes a otro. Al mismo tiempo, la apreciación del dólar licuó parte de los giros realizados por el FMI en su propia moneda -DEG. Por otra parte, la nominada en moneda local creció en USD 395 millones, a la vez que se cancelaron vencimientos en pesos por el equivalente a USD 252 millones, evidenciando el carácter usurario e impagable de la deuda, la cual mientras más se paga más crece.

Todo el programa del FMI es un catalizador del endeudamiento del país. En mayo nuevamente se cancelaron intereses al Fondo por USD 340 millones, y para fines del 2022 se habrán pagado alrededor de USD 1.900 millones solo en concepto de intereses al FMI (sin que se reduzca la deuda total con el organismo). Es un negoción muy rentable para el Fondo, a costa del saqueo del país.

Por otro lado, el acuerdo implica prescindir lo más posible de la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal, reemplazándola con una mayor colocación de bonos en pesos. La deuda en moneda local, por su parte, ha aumentado USD 33.791 millones en los últimos doce meses. En ese sentido, cuando el gobierno minimiza sus consecuencias omite que el 63% de la misma está indexada al dólar o a la inflación, con lo cual no podrá licuarse devaluando la moneda. Que el financiamiento del déficit fiscal recaiga en gran medida en la emisión de títulos del Tesoro, fuerza a ofrecer cada vez mayores tasas y plazos más cortos en pos de volver más atractivas estas inversiones financieras, dejando al país directamente a merced de la banca y los fondos de inversión. A su turno, si llega a fracasar todo el esquema de refinanciación de la deuda en pesos, el Tesoro, dadas las restricciones a la emisión monetaria, deberá afrontar los pagos aplicando un ajuste aún mayor del gasto público.

De este modo, vemos cómo la política de rescate de la deuda, además de ser un ancla para el desarrollo nacional y las aspiraciones populares, tiene como único fin la defensa del saqueo de las riqueza del país a manos del gran capital y nos conduce constantemente a un callejón sin salida. Por eso, el repudio soberano de la misma es un paso ineludible para conquistar una salida de los trabajadores a la crisis.

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