Políticas

9/5/2022

En el sector privado hay 218 mil puestos de trabajo registrado menos que en 2018

Avanzó la pérdida salarial y la precarización.

Foto: EFE

Mientras el gobierno se jacta de un crecimiento del 0,2% en el empleo privado registrado de febrero 2022, omite que existen 218.000 puestos de trabajo menos que en 2018 y que en la última década hubo un avance sin precedentes de la precarización laboral y el salario real se derrumbó.

En primer lugar, vale señalar que la variación de febrero en la cantidad de puestos de trabajo creados en el sector privado formal muestra una desaceleración respecto a los dos meses previos, donde el mismo índice marcaba 0,5%, según los datos del Ministerio de Trabajo. Sin lugar a dudas, las medidas recesivas impuestas por el FMI ya empiezan a repercutir en la evolución del empleo, prefigurando un escenario sombrío.

Si bien en el sector privado hoy contamos con 57.000 puestos de trabajo bajo registración más que al inicio de la pandemia, un informe de Cepa -basado en cifras del Ministerio de Trabajo y del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA)- revela que hay 218 mil menos que en 2018, año en el cual comenzaron los despidos masivos. A su vez, fruto de una década de estancamiento económico, cayó 0,44% la cantidad de empleo privado en blanco con respecto a 2012. Así las cosas, no podemos hablar de recuperación del empleo alguna, sigue primando el proceso de huelga de inversiones desenvuelto por los capitalistas, que obstaculiza la generación de trabajo genuino.

Lo que sí se verifica es la enorme desvalorización de la fuerza de trabajo impuesta en el último período. Por un lado, desde 2012 a esta parte asistimos a un crecimiento del trabajo precario: a la par que bajó en empleo privado formal, aumentó 33% el trabajo en casas particulares -donde reina la superexplotación laboral-, 37,35% el monotributo y 163,31% el monotributo social.  Actualmente, 7,6 millones de trabajadores realizan sus tareas en negro, según la consultora Ecométrica, y los empleados del ámbito informal junto con los cuentapropistas componen el 48% de la Población Económicamente Activa de nuestro país.

Al predominio de la flexibilización laboral en sus distintas variantes, se suma la caída real del salario como producto de las sucesivas paritarias a la baja y la inflación desenfrenada. Según el Mirador de la Actualidad del Trabajo y Economía (Mate), los salarios del sector privado registrado deberían aumentar 28% para volver a tener el mismo poder de compra que en 2015, 32% los del sector público y 45% en el caso de los ingresos del sector informal. Descontando, lógicamente, los incrementos necesarios para no perder contra la inflación de este año, proyectada en el 65%.

Estamos frente a una reforma laboral en los hechos, consagrada por quienes han gobernado y gobiernan, en alianza con las patronales y la burocracia sindical. Como si fuera poco, las políticas delineadas por el FMI prometen deteriorar aún más las condiciones de vida de la clase trabajadora, atizando la inflación y la recesión económica y colocando a los convenios colectivos de trabajo como flanco de ataques. Las diatribas de los partidos del régimen y sus medios afines contra los beneficiarios de los programas sociales solo buscan absolver a los verdaderos responsables de esta catástrofe social y criminalizar a quienes la combaten.

Corresponde reforzar el rumbo de acción trazado por la Unidad Piquetera, cuyo plan de lucha hoy se encuentra en el centro de agenda política del país. La Marcha Federal recoge los reclamos más sentidos del pueblo trabajador, como son el empleo genuino y el alimento, y los lleva a la Plaza de Mayo con el método de la movilización independiente y el frente único de clase. Ofreciendo además un plan de salida a la crisis social a través de la construcción de viviendas populares y obra pública, que abra puestos de trabajo y reactive la economía. Abrazando esta perspectiva es que vamos a derrotar el pacto ruinoso con el FMI y lograr el triunfo de un programa de recomposición salarial, trabajo bajo convenio para todos y reorganización social que impulse el desarrollo y dé respuesta a las necesidades mayoritarias.