Políticas

10/4/1997|534

“En este caso se justifica mentir”

La intendencia de la ciudad de Córdoba (Martí, Ucr) acaba de anular la licitación por el servicio de correspondencia, un negocio anual estimado en seis millones de dólares, ante el escándalo que provocó el apoyo descarado del clero al consorcio formado por las firmas postales Oca, SkyCab y Ocasa, del grupo Yabrán. El presidente del grupo Cargo, otro de los pulpos intervinientes en la licitación, denunció al arzobispo de Córdoba —Primatesta— por hacer lobby a favor de esas firmas. Un funcionario de la intendencia confesó que “estamos bastante cansados de que hombres de sotana negra vengan a nuestros despachos a presionar. Primero fue la recolección de la basura, después la distribución de correspondencia…” (La Voz, 24/3).


La sociedad entre el clero (no sólo cordobés) y el pulpo Yabrán tiene vieja data y reconoce muchos otros negocios:


-los estacionamientos de Ezeiza fueron entregados en concesión a Cáritas, institución de la Iglesia que sería socio oculto, por otra parte, en las concesiones de rampas, depósitos y ‘free shops’ en los aeropuertos que regentean el grupo Yabrán y la Fuerza Aérea.


-existe una colosal red de evasión impositiva armada por la jerarquía eclesiástica en beneficio de Yabrán y muchos otros pulpos. OCA acaba de donar al Arzobispado una moderna playa de estacionamiento en el centro de Córdoba, lo que forma parte de la cadena de donaciones con las que las empresas capitalistas organizan el no pago de impuestos: “el eje del problema radica en la sobrevaloración de los donativos: se los hace figurar por valores superiores a los reales para aumentar el beneficio tributario del aportante, que deduce el óbolo como un gasto del impuesto a las ganancias”, un caso en el que, al decir de un sacerdote, “se justifica mentir”. El tema salió a luz a partir de la crisis del ‘plan’ económico y la guerra declarada entre los pulpos y las mafias, cuando “desde el Ministerio de Economía se hicieron trascender las vinculaciones comerciales entre OCA y la iglesia cordobesa” (Página 12, 14/9/95).


Tan fuerte es la asociación con el clero (el arzobispado de Córdoba en particular), que Cavallo peregrinó a esa provincia, en su momento,”para que el obispo intercediera ante Alfredo Yabrán a raíz de la propuesta de dividirse en dos el mercado postal” entre el grupo‘nacional’ y el pulpo norteamericano Federal Express (La Nación, 1/12/96). El arzobispo medió luego en favor del gobierno de Angeloz, cuando éste se derrumbó ante la crisis financiera internacional (‘tequila’) y quedó a merced del gobierno nacional y los banqueros —el ‘clan’Yabrán y el clero eran parte del entramado social del gobierno Angeloz en Córdoba, que incluía una gran parte de las empresas que fundieron al Banco Provincia y al Banco Social.


División


El enfrentamiento reveló que la división patronal, un dato clave del proceso de descomposición del menemismo, ha llegado al corazón del clero. “No se pueden aceptar limosnas de quien, a todas voces se comenta, se enriquece de manera corrupta”, planteó el obispo de La Quiaca, Pedro Olmedo. El propio titular de Cáritas, obispo de Zárate-Campana, salió a escupir la mano de su benefactor: “si (el donante)fuera Yabrán yo me pondría a investigar como están investigando todos los políticos. Yo no le recibiría una ayuda en un momento en que está siendo mirado, juzgado, criticado” (toda una radiografía de la moral del ‘pastor’) (Clarín, 31/3). En Córdoba acaba de ser trasladado el rector del seminario Nuestra Señora de Loreto a Villa Carlos Paz, “en una especie de castigo de la cúpula eclesial al sacerdote Horacio Alvarez, quien como integrante del Consejo Presbiteral, solicitó junto con otros representantes explicaciones sobre la relación con Yabrán”. Sacerdotes cercanos a “fundaciones” y organizaciones sociales plantean que “hay una especie de ruptura del diálogo intereclesial, producto de esta situación” (La Nación, 26/3).


La guerra abierta entre pulpos, mafias y fracciones políticas ha llegado también a la Iglesia.