Políticas

3/11/2023

En la industria hay una brecha salarial del 50% entre trabajadores registrados y no registrados

La falacia de que con más flexibilización aumentan los salarios y el trabajo genuino.

La flexibilización de convenios no genera más empleo.

Bajo el pretexto de fomentar las inversiones, quien asuma el próximo 10 de diciembre buscará darse los medios para descargar la bancarrota nacional sobre las espaldas del pueblo, aumentando la tasa de explotación de la fuerza de trabajo, en favor de los capitalistas.

La burguesía apuesta a liquidar los convenios colectivos de trabajo, presentándolo como precondición para aumentar salarios y crear más empleo registrado. Ahora bien, se trata de argumentos falaces en pos de justificar la eliminación de conquistas obreras a los fines de recomponer la tasa de ganancia del capital.

En ese sentido, un informe elaborado por el Centro de Estudios Metropolitanos en base a datos oficiales, correspondiente a octubre 2023, da cuenta que la flexibilidad laboral que rige hoy en día no redunda en mejoras salariales ni en la generación de puestos de trabajo formales, sino todo lo contrario.

Por un lado, los asalariados informales (36,8% del total) percibe peores sueldos que los registrados. En la rama de la Industria manufacturera, los trabajadores que están encuadrados en el convenio colectivo de su actividad tienen un salario promedio 50% superior que el de los no registrados. En el sector de Comercio, los empleados que están por fuera de convenio ganan en promedio 46% menos que los que están bajo convenio.

En el rubro Servicio de transporte y almacenamiento, los trabajadores que no están cubiertos por un convenio colectivo de trabajo cobran un sueldo promedio que 33% inferior al de aquellos que sí lo están. Y, por su parte, en la rama de Alojamiento y servicios de comida la brecha salarial entre registrados y no registrados es del 30%.

Si bien ha proliferado la precarización laboral bajo los sucesivos gobiernos, el empresariado puja por una reforma que extienda al conjunto del movimiento obrero la ausencia de derechos que padecen actualmente los trabajadores informales. Es decir, la falta de licencias pagas, indemnización, ART, vacaciones, aguinaldo, etc.

Por otra parte, el informe citado también desmiente que la flexibilización de los convenios dé lugar a la creación de trabajo genuino. Toma como ejemplo lo que ocurre en la Uocra, cuya actividad se rige bajo una legislación promulgada durante última dictadura militar. En la construcción, la indemnización es reemplazada por el Fondo de Cese Laboral, constituido por un aporte mensual que realiza el empleador, equivalente al 12% de la remuneración durante el primer año de relación laboral y del 8% una vez cumplido el año. Cabe destacar que este modelo antiobrero fue preservado por todos los gobiernos y reivindicado por Milei en la campaña electoral.

A pesar de que es más fácil despedir, las fuentes de trabajo registrado no aparecieron: el 70% de los ocupados del rubro construcción trabaja en la informalidad. Por lo tanto, los trabajadores no debemos ceder a la extorsión de quienes reclaman que renunciemos a nuestras conquistas a cambio de falsas promesas.

El candidato que gane las elecciones intentará viabilizar un enorme retroceso de las condiciones de vida de la población trabajadora. Por un lado, Javier Milei defiende abiertamente la reforma laboral. Por otro, Sergio Massa es el responsable de la precarización y derrumbe salarial al que asistimos, que afecta incluso al sector privado registrado: en los primeros nueve meses del año, el Ripte se incrementó en un 93,9%, mientras que la inflación en el mismo período fue del 103,2%.

El candidato de Unión por la Patria, además, cuenta con el apoyo de vastos sectores patronales (la UIA, la Came, la asociación de bancos, la Cámara de la Construcción), los cuales son impulsores de la agenda antiobrera que describimos, y de la burocracia sindical, ariete fundamental para hacer pasar estos ataques.

La capacidad que tenga el próximo presidente para imponer sus planes dependerá del grado de resistencia que opongan los trabajadores. Por eso, preparar la lucha en defensa de los convenios y el salario debe comenzar ahora. Desde la izquierda, abocamos nuestros esfuerzos a esa tarea, asociada a la construcción de una alternativa política que obedezca a los intereses de las mayorías.

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