En las vísperas
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A una semana del paro del 10, el gobierno empujó a las burocracias sindicales más adictas -como la de Caló o Gerardo Martínez- a cerrar sus acuerdos paritarios, en un esfuerzo por tender un cordón sanitario en torno del paro. La huelga docente empujó los techos salariales del gobierno por encima de sus propósitos iniciales y dejó expuesto un gran espíritu de lucha de los trabajadores, que quebraron campañas mediáticas adversas, la conciliación obligatoria, una orden judicial y la siempre tendencia de la burocracia a la capitulación -como incluso se ve en el resultado final, que fue rechazado en las asambleas de las seccionales combativas y otras.
Nuevos mazazos
Mientras los K apresuran con una mano la firma de los acuerdos salariales, largaron un nuevo naftazo, que completa un salto del 25% en los combustibles desde que comenzó el año. Las tarifas de gas y de agua verán duplicado o triplicado su valor en pleno invierno, y el gobierno prepara el mismo camino para las boletas de luz. Al final de la ronda de tarifazos viene una nueva devaluación de la moneda. Lo único que el gobierno deja inalterables son las escalas y pisos del impuesto a las ‘ganancias’ sobre el salario. La lucha contra el impuesto al salario gana de nuevo la agenda popular.
El paro
El paro del 10 está cruzado por esta crisis de fondo. Barrionuevo y Moyano revistan en el mismo bloque del burócrata petrolero Guillermo Pereyra, el principal defensor del pago a Repsol y quien se anticipó a los Caló para firmar a la baja de los salarios. Massa o Macri y sus economistas, otros del mismo bloque, saludaron el ‘sinceramiento’ de los tarifazos. Para seguir en la línea del repudio a la huelga docente, los Massa tomaron distancia del paro, por lo bajo.
Nuestra política
Llamamos a parar y a garantizar el paro en todos los sindicatos. A preparar esta acción con asambleas y plenarios en todos lados, debatir y resolver un programa. Paramos por los 9.000 pesos de mínimo y el reajuste automático de los salarios por la inflación; por la prohibición de suspensiones y despidos y el reparto de las horas de trabajo y contra los tarifazos. Denunciamos el programa entreguista de Kirchner-Kicillof y el carácter igualmente antinacional y ajustador de los Massa, Macri o Binner, y llamamos a desarrollar una alternativa sindical y política propia de los trabajadores.