En las vísperas electorales
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A escasos días de las elecciones de la Capital, el cuadro electoral aparece totalmente monopolizado por los representantes políticos de los contratistas, del gran capital y de la curia. Los medios han establecido un cerrojo impenetrable para la izquierda. En particular, para las posiciones como las del Frente de Unidad Trabajadora-Partido Obrero, que denuncia en sus afiches que los candidatos ‘estrella’ vienen todos con el impuestazo bajo el poncho y comprometidos a ‘honrar’ la deuda multimillonaria y fraudulenta con los contratistas (Macri, Roggio, Techint) y con los bancos.
La mesa de candidatos estatuyentes en el programa de Grondona (con estricta proscripción de la izquierda), fue una pintura de este cuadro. Ruckauf se dio el lujo de dejar mudos a la Fernández Meijide (Frepaso) y a Inchausti (UCR), cuando los desafió a firmar un compromiso para que el futuro gobierno porteño no aumente los impuestos. La senadora y el folclorista, por razones obvias, no pudieron aprovechar la oportunidad de aplastar a Ruckauf, siendo que el intendente de facto y candidato del PJ, Domínguez, ya aplicó el impuestazo, al iniciar un revalúo de las propiedades el año pasado (de hasta el 800%), que no continuó por razones electorales. Pero a la frepasista y al radical los enmudeció la cola de paja, porque sus partidos se han declarado fervorosamente partidarios del revalúo.
Es que los “cuatro mosqueteros” son rehenes de la hipoteca que deja el menemismo. En una mesa redonda en Lugano, el concejal Jozami, ‘izquierda’ del Frepaso, dijo que no se trataba de no pagar la deuda “como si fuera tomarse un vaso de agua”, incluso después de haber reconocido que seguramente era una deuda en gran medida ilícita.
El ‘laicista’ La Porta, por su lado, fue a rendir examen a la Curia Metropolitana, de la mano de su clerical correligionario Auyero. Lo recibieron funcionarios menores y de “perfil bajo” (Clarín, 21/6), confirmando el análisis de Prensa Obrera (497) de que el clero desconfía del ‘socialista’ porque están en juego los subsidios a la educación confesional.
Otra ‘gran nota’ la dio otro candidato a estatuyente, esta vez de la tropa de De la Rúa, el rector de la UBA Schuberoff, al anunciar una reestructuración universitaria que destruye prácticamente la educación superior, copia fiel de la ‘reforma’ de Ferreira y Menem (ver artículo).
En este cuadro, dominado por la democracia pro-imperialista, la Estatuyente ha sido borrada de la campaña. Lo que se dirime es el control de los grandes negociados en curso en la Capital y los alineamientos con vistas al ‘99. Chacho Alvarez declaró (Ambito, 17/6) que si Cafiero rompe con el PJ lo recibiría en el Frepaso “con los brazos abiertos”. Una línea ‘neoperonista’ que choca con la alfonsinista Fernández Meijide y La Porta. Prolegómenos, resultado electoral mediante, de una nueva crisis en el centroizquierda.
La campaña electoral del Frente de Unidad Trabajadora-Partido Obrero consistió en una lucha denodada, en la calle, en las barriadas, en los hospitales, en las empresas y las facultades, por romper el monopolio político patronal, contra la hipocresía política de la oposición trucha, cómplice del menemismo, contra el gobierno de Menem y Cavallo y por las reivindicaciones de los trabajadores.