Políticas

31/1/2023

En plena corrida, el Fondo se cobra otros U$S 1.300 millones en intereses

Los propios organismos multilaterales de crédito alertan por la deuda externa impagable.

Kristalina Georgieva.

Entre hoy y mañana el gobierno deberá abonar unos U$S 1.384 millones al FMI, de ese importe U$S 526 millones corresponden a intereses, es decir que no son refinanciables. En un contexto donde la sangría de reservas del Central es acuciante, el gobierno sigue gastando la pocas divisas que le queda en el pago de la deuda externa o en contener los tipos de cambio paralelos financiando la corrida, como ocurrió con las recompras de bonos que anunció Massa. 

Los pagos por intereses al FMI son récord y continúan subiendo porque aumentan al compás de la suba de tasas a nivel internacional. Para febrero, Argentina habrá cancelado intereses al FMI por U$S 6.490 millones. A su vez, las proyecciones marcan que, para este año, la cuenta de intereses con el FMI podría rondar los U$S 3.000 millones versus los US$ 1.746 millones que se abonaron en 2022, es decir casi el doble, lo que da cuenta de que el capital financiero continuará exprimiendo las riquezas del país durante toda la década que resta de programa.

En tanto, al cierre de la semana pasada, las tenencias brutas del Banco Central cerraron en U$S 42.260 millones, U$S 2. 346 millones menos que a comienzos de enero. A esto se sumó la recompra de deuda anunciada por el ministro Sergio Massa, que restó otros U$S 330 millones.

Esta sangría tiene como principales factores la venta de divisas que esgrime la entidad bancaria para contener una devaluación abrupta del dólar oficial, la fuga incesante de capitales y el pago de la deuda externa, lo que constituye un saqueo de las riquezas del país por parte del capital financiero, los capitalistas y los especuladores. Al mismo tiempo, el gobierno recrudece el cepo al dólar para la población y pisa las importaciones para destinar cada dólar a dichos fines, acrecentando las tendencias recesivas.

En paralelo, el Banco Interamericano de Desarrollo, organismo de crédito al que Massa recurrió para alcanzar la meta de acumulación de divisas que fijó el Fondo, alertó que el nivel actual de endeudamiento es “preocupante” y que el aumento del gasto puede ser un lastre para las economías de América Latina. El informe detalla que la deuda casi se duplicó en poco más de una década, desde tres billones de dólares en 2008 a unos 5,8 billones de dólares, es decir, el 117% del Producto Bruto Interno (PBI) de la región (La Nación, 26/1).

En ese sentido, para promover el “desendeudamiento” el organismo sugirió una ampliación de la base tributaria (es decir el incremento de la carga impositiva) y reformas estructurales que promuevan el ajuste, lo que tiene como telón de fondo el ataque a los salarios y las jubilaciones. Lejos de liberar de la hipoteca a los países subdesarrollados, aplicar el libreto del capital financiero ha transformado a las economías regionales en colonias del imperialismo, agudizando la crisis social y sometiendo a los trabajadores a un sin fin de penurias.

Es el caso de Argentina, donde se esgrime un ajuste fiscal de enorme envergadura pero la deuda externa no hace más que aumentar, quieren que las consecuencias la paguen los trabajadores. Incluso el propio memorándum con el FMI establece que todas las políticas de ajuste esgrimidas congraciarse con el capital financiero están orientadas a que el país pueda volver al mercado de crédito internacional para endeudarse y así pagarle al organismo.

El peronismo se ha convertido en el mejor alumno del capital financiero. Superarlo implica la construcción de un nuevo movimiento popular, que supere a todos los políticos capitalistas y que enarbole las banderas del socialismo, las de su propia clase.

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