En sus primeros doce meses de gestión al frente del Ministerio de Economía, Sergio Massa se ocupó de que los salarios evolucionaran por debajo de la inflación. Tal es así que el índice salarial de agosto varió 121,8% interanual, mientras que la inflación escaló 124,4% en el mismo período. En términos mensuales, el primero se ubicó en 7,6%, quedando 4,8 puntos por debajo del índice inflacionario.

El informe del Indec revela que hasta los salarios del sector privado formal quedaron rezagados. Entre agosto 2022 y agosto 2023, los mismos aumentaron 121,1%, 3,3 puntos por detrás del la inflación. A su vez, en los primeros ocho meses del año crecieron 76,8% contra una inflación del 80,2%. En agosto, el índice salarial de los trabajadores privados registrados fue del 8,3%, cuando la inflación de ese mes trepó al 12,4%.

Esta caída del poder de compra de los asalariados del ámbito privado formal es el resultado de las pautas salariales a la baja, pactadas entre las patronales, el gobierno y la burocracia sindical. Por lo tanto, los dichos de Massa durante el debate presidencial, acerca de que va a abogar por paritarias libres, carecen de credibilidad. Sobre todo cuando intentó quebrar cuanta huelga hubo por aumento real del salario, como cuando flexibilizó las importaciones para las empresas del neumático en pos de boicotear la lucha el Sutna. Sin ir más lejos, el Presupuesto 2024 que envió al Congreso contiene una proyección inflacionaria irrisoria del 70%, con el objetivo de imponer topes a los acuerdos paritarios.

En agosto, los trabajadores del sector público, allí donde el gobierno oficia de empleador, perdieron categóricamente, con un índice salarial del 6%, 6.4 menos que la inflación mensual. Finalmente, el ajuste fondomonetarista de Massa tiene a los ingresos de los estatales como uno de sus flancos.

Los salarios del sector informal, por su parte, fueron los más golpeados. En el transcurso de un año tuvieron un incremento del 95,1%, 29,3 puntos abajo de la inflación. A su vez, en los primeros ocho meses del año, el índice salarial de los no registrados se ubicó en 63,8% contra una inflación del 80,2%. En agosto, la variación salarial fue del 8,5%, 3,9 puntos inferior a la inflación mensual.

Como vemos, ambos candidatos presidenciales son partidarios de hundir los ingresos de la población trabajadora, por lo que, al margen de lo que suceda en el ballotage, urge salir a luchar ahora para recomponer los salarios, exigiendo aumentos mensuales indexados a la inflación, un sueldo mínimo igual a la canasta familiar y trabajo genuino. Desde la izquierda abocamos nuestros esfuerzos a que esa agenda irrumpa de lleno en escena política. Además, salir a las calles y organizarse es el único camino certero para enfrentar a la derecha reaccionaria.

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