Enarsa: La izquierda presenta proyecto mellizo
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Un conjunto de organizaciones y diputados perfectamente caracterizado -CTA, Apyme, Instituto Movilizador de pondos Cooperativos, Economistas de Izquierda, Partido Comunista, Partido Socialista, Claudio Lozano, Patricia Walsh, Mario Cafiero, entre otros- han presentado un proyecto para que el Congreso apruebe la creación de Enarsa, Empresa Nacional de Energía Sociedad del Estado, como alternativa a la Enarsa oficial, planteada como sociedad anónima. Fuera de esto, el proyecto izquierdista convalida la privatización del negocio petrolero, efectuada por el menemismo, y propicia nuevas entregas, por ejemplo del Mar Argentino. La letra ’e’ que separa a uno y otro proyecto subraya que estamos ante proyectos mellizos. Al igual que su melliza, la Enarsa izquierdista pretende "evitar situaciones de abuso de posición dominante originadas en la conformación de monopolios, oligopolios o de otras situaciones que distorsionen la libre competencia” (artículo 4°). Se trata, entonces, de una especie de “asociación de defensa del consumidor”, función que ya deberían estar cumpliendo los organismos estatales corrientes. Mientras tanto, los negocios de Repsol, Petrobras, Total y demás pulpos, que se benefician de una renta petrolera del orden de los 6.000 millones de dólares al año, siguen gozando de la ‘seguridad jurídica’. Los izquierdistas han engavetado la nacionalización del petróleo. Esto resulta explícito del planteo de que Enarse "tendrá la titularidad de los permisos de exploración y de los convenios de explotación sobre la totalidad de las áreas marítimas que no se encuentren sujetas a permisos o concesiones a la fecha de entrada de la presente ley” (artículo 2°). Es lo mismo que dice el proyecto oficial, y pretende el mismo objetivo: tanto Enars(e) como Enars(a) se proponen conceder a los monopolios internacionales la explotación del Mar Argentino.
El Estado nacional no necesita crear empresas especiales para entregar la plataforma continental marítima. Si el gobierno y los izquierdistas se empeñan igualmente en esta redundancia es porque unos y otros aspiran integrar al negocio a sus propias camarillas -en el caso de la izquierda se trataría de poner en el directorio a un “representante de los trabajadores" (¿CTA?), a otro por “concurso público", a otro por los “consumidores”.
Los mellizos también comparten la característica de que no tienen asignado un capital para actuar como empresa productiva. Pero incluso si esto fuera modificado, estaríamos ante otra confiscación del pueblo, al cual habría que sacarle la plata para formar ese capital. La nacionalización del petróleo y el restablecimiento de YPF, en cambio, significarían la recuperación de un capital confiscado por los monopolios.
La adhesión de la “izquierda” al proyecto de Kirchner es mucho más que el abandono de la lucha por la nacionalización del petróleo. Es un acto de integración política al régimen vigente, cuyo objetivo declarado es la “recomposición de la burguesía nacional”, es decir, del Estado capitalista y de las relaciones semicoloniales de esa burguesía y de ese Estado con la burguesía mundial.
Los firmantes del proyecto mellizo conforman un bloque político continental de cuño kirchnerista, como lo demuestra su alineamiento con Lula y el Frente Amplio de Uruguay, incluso más entreguistas y “neoliberales” que el propio Kirchner.