Políticas

21/4/2016|1407

Entra en escena el BTU “criollo”

Macri otorga un nuevo subsidio a petroleras

El ministro de Energía, Juan José Aranguren, acaba de aumentar el subsidio a las petroleras del negocio gasífero al conceder un aumento del precio del gas natural en boca de pozo. Se trata del fluido destinado a la generación eléctrica y al uso industrial, domiciliario y para GNC. El nuevo precio para generación eléctrica ronda los U$S 5/MM BTU y está definido por cuenca, con el valor más alto para Neuquén.


Con este aumento en boca de pozo, el BTU “criollo” supera el precio del gas que se importa de Bolivia y de otros países vía buques metaneros. De esta manera, el gobierno “del cambio” sigue y extiende la política del gobierno anterior, de subsidios a las petroleras con aumentos de tarifas de combustibles (naftas y GNC) y ahora extendido al gas domiciliario, garrafas (casi tres millones de hogares utilizan la llamada “garrafa social”), electricidad, etc. Es la vía por la cual se rescata los negociados capitalistas: se aporta a la renta petrolera en beneficio de los pulpos frente a la baja de los precios internacionales del crudo y el gas. El precario equilibrio financiero que pudo haber logrado el gobierno con la reducción de los subsidios estatales para las transportadoras y distribuidoras de gas y de electricidad, -reemplazado por el aumento de tarifas-, se ve amenazado con la suba de estos subsidios destinados sobre todo a YPF y PAE.


Aranguren también pagará a esas petroleras privadas 2.000 millones de dólares por la deuda de los planes de origen CFK de subsidios al gas y también al petróleo. Además de continuar con los reembolsos por exportaciones desde Comodoro y Santa Cruz que sostenía Cristina, que no sólo benefician a YPF y Bulgheroni, sino también a BP (del que es accionista Shell y la china Sinopec).


¿Esto estimulará las famosas inversiones para explotar el tan mentado boom del shale y tight gas o, al menos revertir la baja en su producción?


Télam publicó a principio de año que los productores de gas estimaban que un precio de U$S 4,7/MM BTU era un precio razonable pero “requerirá un incentivo mayor para continuar el desarrollo del shale”. Ademáspara aumentar la producción no sólo se necesitan más pozos –como en el caso del petróleo– sino también una infraestructura mucho más costosa de la que no hay ni un cartel indicador.


Los planes de Aranguren de “liberar el mercado petrolero” contemplan compensar a jugadores (capitalistas) de distintas maneras, con privilegios muy fuertes para los monopolios petroleros.


La burguesía industrial ha emitido quejidos: Agueera, la asociación de grandes usuarios de electricidad, que agrupa a empresas del calibre de Acindar, Aluar, Arcor, Loma Negra y Profertil, entre otros, plantearon: “Queremos que el Ejecutivo subsidie el precio de la energía durante el invierno para que el incremento del costo de generación no se traslade a la industria” y amenaza con despidos. Que tampoco han logrado contener en la industria petrolera, con los subsidios especiales en la provincia de Chubut: luego que los cobran, las compañías vuelven a la carga con los despidos.


El impacto de este nuevo aumento en el gas natural, para la población será brutal: aumenta la garrafa consumida en los hogares más pobres y en provincias como Formosa, Chaco, Entre Ríos, etc. que no tiene aún gasoductos. La garrafa de 10 kg ya se fue a $150 y se esperan más aumentos. También aumentó el GNC que era la alternativa barata a la nafta. El gas propano butano que se usa en la petroquímica para fabricar plásticos, herbicidas, fibras sintéticas, etc. se obtiene del gas natural por lo tanto llevará a un aumento del costo de vida. Por otra parte: ¿El aumento del gas para generación eléctrica no provocará nuevos reclamos en el sector eléctrico para un nuevo aumento de tarifas?. Es lo que acaba de admitir el ministro Aranguren, incluso contradiciendo al ministro Pratt Gay en un reciente almuerzo con empresarios: “la revisión tarifaria integral de luz y gas se discutirán antes de fin de año” (La Nación 16/4/2016). Macri no sólo no tiene una política para remediar la inflación, sino que es su motor.


Más que nunca abajo el tarifazo, nacionalización de toda la industria energética bajo control de los trabajadores, como parte de una re organización social dirigida por la clase obrera.