Políticas

1/12/2018

Es ley la creación del Jardín Botánico de Salta

Por iniciativa del Partido Obrero

En la provincia de los desmontes, en una ciudad dominada por la especulación inmobiliaria y dentro de una institución de educación técnica agrícola desfinanciada, la propuesta llega a través de nuestro bloque en Diputados, el cual siempre fue independiente de toda esta política de degradación social y ambiental. El Botánico es una forma de plantar bandera a favor del medio ambiente, la educación y el derecho a la recreación.


Por iniciativa del bloque del PO, se aprobó en ambas Cámaras y por unanimidad la ley para crear el jardín botánico de Salta. El mismo estará emplazado dentro de la Escuela Agrícola de la capital salteña, que cuenta con 350 hectáreas y destinará más de 60 a la iniciativa, convirtiendo al futuro botánico en el más grande del país, que albergará la biodiversidad de Salta, para ser estudiada, clasificada y expuesta de manera pedagógica y ordenada al público. La ley crea un órgano de dirección, compuesto por un director, docentes y estudiantes de la escuela. Al mismo tiempo, impulsa la participación de instituciones como las universidades, el Inta, organizaciones sociales abocadas al resguardo del medio ambiente e independientes. La financiación estará a cargo del Estado provincial.


Hace un año, padres y alumnos acudieron a nuestro bloque preocupados por el desfinanciamiento de la escuela y por la posible entrega de sus tierras a iniciativas ajenas a sus fines pedagógicos. No era para menos: ya se destinaron decenas de hectáreas al Centro de Convenciones de la provincia y al “corsódromo” municipal. A pesar de que las tierras fueron donadas por la familia Güemes para una escuela agropecuaria, la experiencia muestra que los cargos no se respetan y la entrega de la Dirección de Vectores en el Congreso al negocio del turismo es una muestra aleccionadora. La organización de padres y alumnos dio como resultado que el gobierno retrocediera en sus pretensiones, por el momento. El Botánico, justamente, surgió como una de las formas que adoptó la defensa de los recursos y las tierras para la escuela.


La ley fue muy bien recibida por la población en general, a tal punto que sus críticos han tenido que hacer, por ahora, una oposición muy cuidada. Un caso interesante es el diario de mayor tirada en Salta, El Tribuno, de la familia Romero. Desde sus páginas lamentaron que la escuela se use para “cualquier proyecto en danza” en lugar de destinar toda la superficie a la soja y el maíz. Desde esta perspectiva, no se debe perder tiempo ni recursos en formar integralmente a los alumnos en el conocimiento de toda la biodiversidad local, sus usos e importancia, sino que la escuela debe constituirse en mero apéndice de la producción sojera actual. Complementariamente, sostienen que se podría llegar al autofinanciamiento “destinando más superficie al maíz en una zona en donde (lamentablemente) se planifica un botánico”…


En síntesis, el periódico volvía a la carga con las consignas capitalistas de convertir a la educación en una pata de la producción sojera, con los estudiantes convertidos en mano de obra gratuita y el discurso del “autofinanciamiento” como corolario. El Botánico choca contra esta política. También va a contrapelo de su impulso a la caótica especulación inmobiliaria, que en nombre del déficit habitacional ha colapsado de construcciones el centro, convirtiendo a Salta en una de las ciudades argentinas con menor cantidad de árboles por persona (informe de la Organización Mundial de la Salud). El Botánico es además una forma llamativa de plantar bandera a favor de la biodiversidad arrasada durante el gobierno de Juan Carlos Romero y Juan Manuel Urtubey, dupla que supera el millón de hectáreas desmontadas en las últimas dos décadas. Por todos estos motivos es necesaria su concreción.


El día de la aprobación en el Senado, el biólogo Lázaro Novara, férreo impulsor del proyecto, contaba su larga experiencia al respecto: llegó a Salta hace 43 años para profundizar sus estudios sobre la flora nativa. Lo primero que le llamó la atención fue la cerrazón de todos los gobiernos a destinar un espacio para la investigación y exposición de la enorme biodiversidad local. Durante estas décadas vio frustrarse todos los planes para concretar un Botánico, los que fueron reemplazados por iniciativas inmobiliarias. Que después de tantos años la iniciativa se convierta en ley a través del PO no es casualidad: es claro que estos proyectos se podrán concretar sólo si se fortalece una perspectiva independiente, que sortee cualquier traba y maniobra del régimen. Junto a alumnos, padres, docentes, reconocidos especialistas y personalidades que nos apoyaron y a quienes agradecemos, vamos ahora por su promulgación y por su financiamiento sin condicionamientos.