Políticas

19/2/1998|574

Es necesaria una huelga general

El verano no ha sido una tregua para los trabajadores. El tarifazo en el transporte, el inminente aumento de las tasas de aeropuerto, los despidos masivos —en especial en las fábricas automotrices—, el pacto negro de la CGT con Menem y los pulpos para liquidar las indemnizaciones y generalizar la ‘flexibilidad laboral’, la anulación de varios‘planes trabajar’, la generalización del IVA y el impuesto a los sueldos a partir de los 700 pesos, la eliminación de los aportes patronales a la seguridad social, el nuevo acuerdo hambreador con el FMI y, por último pero no menos importante, la participación argentina en la masacre anunciada del pueblo de Irak —el verano estuvo jalonado por toda esta avalancha anti-obrera y criminal. Sin embargo, la reacción de las organizaciones obreras oficiales (CGT, CTA, MTA) fue nula.


Lo más sorprendente de todo es que hacia fines de enero, después del aumento del boleto, el MTA y el miguelismo anunciaron un paro de 48 horas recién para marzo, como si la lucha pudiera plantearse en términos de cronograma como el campeonato clausura. Es que los dirigentes en cuestión pretendían, en el intervalo, consensuar con la Alianza, como si ésta fuera a apoyar una lucha consecuente del pueblo. Lo que ocurrió desde entonces es que la Alianza pactó con Duhalde una reforma policial, con el bloque menemista una farsa en torno a la obediencia debida y directamente con Menem el respeto de las jurisdicciones en la capital para unos y el resto del país para otros.


  • Es necesario que se diga claramente que reclamamos el descarte de la reforma impositiva y sí un aumento extraordinario de los impuestos a los grandes pulpos;
  • un aumento salarial para compensar todos los aumentos de precios y tarifas, del orden del 70%, desde que se congelaron los salarios en 1991;
  • una jubilación mínima de 450 pesos;
  • la anulación de todos los regímenes y convenios de flexibilidad y contratos basura, y la elección de paritarios en asamblea para discutir los convenios de trabajo;
  • la reincorporación de los despedidos recientes y el reparto de las horas de trabajo en todas las industrias y comercios;
  • un subsidio a todos los desocupados de 500 pesos como mínimo, a partir de los 16 años, sin discriminaciones, y seguridad social y servicios gratuitos;
  • repudio al envío de tropas al Golfo y juicio político a Menem y al gobierno en su conjunto;
  • anulación del punto final y de la obediencia debida;
  • derogación de todos los acuerdos con el FMI y sus variantes.


Estos reclamos constituyen una reivindicación de toda la nación explotada.


Para conseguirlos hay que ir a un plan de lucha y a la huelga general.


Por su declarada posición contra los planes del gobierno y contra la burocracia de la CGT, la CTA y el MTA tienen la obligación de plantear esta huelga general y convocar para ello a todos los sindicatos sin excepción.


Hay que dejar de lado a los partidos y coaliciones patronales y actuar en el campo político como vocero de las reivindicaciones de los trabajadores contra el capitalismo.