Rubén López, el secretario general del Sindicato de la Fruta de Río Negro y Neuquén, se encuentra procesado por violación junto el ex futbolista de Boca Luis Abramovich. El escándalo político que desató la denuncia de la joven víctima, empujó a Rubén López a presentar la renuncia a su cargo de legislador, luego que el partido de gobierno al cual pertenece, Juntos Somos Río Negro, intentara encubrirlo y sostenerlo a lo largo de dos meses. Vale señalar que a esta denuncia por acoso y abuso sexual que recae sobre López, la preceden muchas otras del mismo tenor. 

 

La jueza Sonia Martín, que tiene a su cargo el caso, acaba de dictar la falta de mérito, señalando que “las probanzas reunidas en autos, no alcanzan para avanzar en el reproche punitivo de los imputados, tampoco existe certeza para sobreseerlos”.

 

Que se trata de un fallo misógino lo confirma el hecho de que la jueza sí avanza contra el psicólogo que acompañó a la joven víctima, dictaminando que “claramente surge la activa participación del psicólogo tratante, Claudio Marín, para que la denunciante resignificara el episodio que había vivido. (…) Ha violado su ética profesional, siendo su actuación en autos contraria a lo esperable” y enviando sus actuaciones al Colegio de Psicólogos, a fin de que “el tribunal de ética evalúe”. Siguiendo la línea de razonamiento de la magistrada, en última instancia, el acompañante profesional y la víctima misma pasarían a ser ahora los victimarios, por manchar el “buen nombre” del violador Rubén López.

 

Esta conducta de encubrimiento e impunidad que parte de la Justicia y el poder político se repite en forma sistemática en la provincia de Río Negro. El ex ministro de Desarrollo Social, Ricardo Arroyo, fue bendecido con los fueros políticos por el gobernador Alberto Weretilneck, cuando lo incluyó en el listado de legisladores provinciales luego de verse implicado en la red de prostitución infantil que funcionaba en Viedma y que se hizo pública en 2015. Por esta causa, el ex juez Juan Bernardi recibió una condena de 5 años de prisión domiciliaria.

 

Este fallo misógino apunta a garantizarle la impunidad a López, que como dirigente del sindicato de la fruta ha jugado un papel determinante para que progrese el ajuste patronal contra las obreras y los obreros del gremio. La jueza Sonia Martín, por encima de su identidad de género, ha priorizado su identidad de clase. Pues los más beneficiados con este fallo son los patrones de la industria frutícola del Valle de Río Negro y Neuquén que seguirán contando con su principal peón.  

 

La justicia, que es tan benévola con los López, los Arroyo o los Benardi, es la misma que persigue y encarcela a  los dirigentes de ATE, que se movilizaron contra el hipotecamiento de la provincia que votó la legislatura rionegrina la semana pasada.  

 

Fuera López del sindicato de la fruta, cárcel ya para él y para todos los responsables. Abajo el encubrimiento y la impunidad del Poder Judicial, del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo. Poner fin a este régimen de encubridores, abusadores y represores, es una cuestión de salud pública para el pueblo rionegrino.