El intendente de Escobar Ariel Sujarchuk (FpV) acaba de lanzar el pretencioso programa “de fortalecimiento alimentario”, conocido como Hambre Cero, con el cual -sostuvo- pretende garantizar hacia 2019 la seguridad alimentaria y erradicar la desnutrición en aquellas poblaciones del distrito en situación de vulnerabilidad social y, en particular, la de los menores de 5 años.

 

Esta iniciativa, que sigue los parámetros del asistencialismo de los gobiernos kirchneristas, que no solucionó, ni mucho menos, los graves problemas de vulnerabilidad social y de hambre de los sectores más pobres de la población, vuelve a poner al desnudo la falacia de la mentada “decada ganada” de los K, con distribución de la riqueza incluida.

 

El kirchnerismo gobernó la provincia de Buenos Aires y la mayoría de las intendencias del territorio bonaerense desde el 2003 hasta el 2015. Que luego de 12 años tengan que reconocer que dejaron a una buena parte de la población desnutrida, es una muestra irrefutable de la política antipopular de los gobiernos K.

 

El municipio, a través de la Secretaria de Salud, reconoció en diciembre pasado que, en un relevamiento sanitario realizado en el distrito, se comprobó un incremento del 60% en los casos de tuberculosis.

 

El hambre y las enfermedades crecen en Escobar al mismo ritmo que los barrios cerrados de mayor lujo, donde sobran los servicios, agua potable, gas y cloacas, que faltan en la mayoría de los barrios populares del distrito.

 

El PJ, que gobierna Escobar desde hace décadas y el macrismo, que desde hace casi un año y medio aplica un férreo ajuste en la provincia y el país, son los responsable de esta situación de miseria y atraso.