Estado zombi y canje peronista
Deuda y crisis política.

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Massa anunció un canje de deuda en pesos
El canje de Massa apuntó a patear al año 2024 los bonos de unos 7,5 billones de deuda en pesos de vencimientos entre mayo y junio. Hay un cuadro político explosivo, pero también en lo económico y financiero. El motivo del canje es una crisis de deuda de repago imposible. Estamos ante un Estado “zombi”, o sea que sólo evita el default si esa deuda se refinancia. El financiamiento que solo venía siendo aceptado en bonos duales -el invento de Macri de doble garantía con índice CER de inflación o dólar mayorista, el que resulte mejor- tampoco está garantizado. De allí las febriles reuniones con los banqueros ante el riesgo de que fuertes sumas se fueran del peso directamente al dólar iniciando una nueva corrida.
Sin embargo, los banqueros exigieron más. Un seguro de cambio que no solo ata las deudas en pesos al dólar por posibles devaluaciones bruscas, sino que permite a los tenedores de los bonos que entran al canje, salir de ellos cuando quieran y obliga al Banco Central a responder pagando al momento. Es un novedoso plazo fijo que no solo tiene el privilegio de la indexación y la dolarización sino también el de poder recuperar lo invertido con sus intereses e indexación en cualquier momento. Agreguemos que arriba de la indexación y dolarización hay una tasa del 2/2,5%. Canje más ruinoso no se conoce. La cláusula gatillo que no tienen los salarios ni jubilaciones, como hemos señalado en Prensa Obrera, la tienen los bancos, compañías aseguradoras y fondos de inversión, garantizada con cobro diario.
Si los tenedores deciden salir de los bonos por cualquier motivo, dictado por una crisis política, económica o social del orden que sea, el Banco Central tendría que emitir para pagar esos bonos y la inflación saltaría como mínimo a dos dígitos mensuales. Esto, mientras la inflación de febrero, un mes de 28 días, saltó al 6,6% y en alimentos al 9,8%, desbordando los 100 puntos anuales con tendencia ascendente. La inflación de dos dígitos mensuales caracterizó a los años de Alfonsín y su respectivo acuerdo con el FMI, previos a la hiperinflación del ’89. Es decir que un “éxito” del canje deja al país a tiro de que el capital financiero nos enfile hacia la híper cuando lo crea conveniente. Recordemos aquí que las propuestas de dolarización de Milei u otras parecidas apuntan a una megadevaluación, cuyo camino puede ser una híper. Es decir que la híper no solo puede ser desatada por la devaluación sino al revés, a partir del estallido de la deuda en pesos. Se trata de la “bomba” de la que habla Juntos y que varios sectores macristas quieren hacer estallar antes de las elecciones.
A estas alturas conviene poner un ojo en el Banco Central, que tendría que responder ante los banqueros y tenedores de los nuevos bonos. El stock de “deuda remunerada” del Central asciende ahora a 11,35 billones de pesos. El BCRA lleva emitidos en los dos meses de este año 1,292 billones de pesos en intereses de este pasivo compuesto por Leliqs y Pases. Nuestro prestamista de última instancia está a su vez quebrado para responder. Todo este embrollo está en la base de la inflación y no los planes sociales o las jubilaciones que atacan Tolosa Paz, Raverta, Massa y el FMI.
Al mismo tiempo, Massa ha tenido un sonoro fracaso con su prometida recompra de deuda por 1.000 millones de dólares para obtener un crédito REPO de la banca privada internacional. El FMI le bajó el pulgar y la operación de recompra que reventó más de 500 millones de dólares de reservas, que no hay, fue suspendida. Así las cosas, las reservas líquidas -que no son las netas que incluyen oro no disponible para importaciones y exportaciones- no existen. No llegaron a las metas de reservas y el país “nacional y popular” ha tenido que pedir un endiablado waiver o perdón a Georgieva, dejándonos a tiro de otro pulgar, el del FMI, aquel que cuando fue bajado disparó la crisis de 2001.
El canje no resultó como se preveía: solo alcanzó el 57% de la deuda ofrecida en canje. Pero aún ese porcentaje es engañoso, porque del 60% intraestatal entró el 85% (se esperaba el total), en cambio del 40% de bonistas privados entró solo el 17%. Quedaron afuera del canje la friolera de 3,2 billones de pesos, con los que Economía tendrá que lidiar semana a semana los próximos meses, con el corazón en la boca de que esos capitales se pasen al dólar y el tipo de cambio de los dólares financieros salte por los aires llevando la brecha a las nubes. El riesgo de semejante situación es el de una corrida bancaria. Los banqueros están cubriendo sus espaldas, no las de los ahorristas, agregando endeudamiento y explosividad futura. Massa podría pasar de candidato nonato a ministro en la cuerda floja.
El cuadro desató también una crisis en Juntos. Bullrich pidió a los banqueros que no acepten, que hagan estallar la bomba. Tetaz, el derechista radical, en cambio lo apoya. Otro sector estaría en la política de judicializarlo. Los laderos del Presidente y de Massa han salido a respaldarlo y el kirchnerismo parlotea sobre la (auto)proscipción de Cristina, pero no habla del tema y deja aumentar el endeudamiento fiscal o cuasifiscal (BCRA) a niveles siderales. La deuda pública de los “desendeudadores” ha pasado estos tres años de 313.299 millones a 395.779 millones de dólares, según el BCRA, antes de este canje ruinoso. En estos tres años se han pagado 23.238 millones de dólares en intereses. Con la deuda privada y la de las provincias, la suma se acerca al medio billón de dólares de endeudamiento.
Solo un gobierno de la izquierda y los trabajadores que se saque de encima a los políticos capitalistas que nos llevaron hasta aquí puede encarar esta situación en defensa de las masas y no contra ellas. Un gobierno que rompa con el FMI, que investigue la deuda y honre su pago que corresponda solamente a jubilados y pequeños ahorristas, que nacionalice la banca bajo gestión de los trabajadores, que instaure un sistema impositivo progresivo, que establezca el monopolio del comercio exterior y reorganice la economía bajo la batuta de los trabajadores. Que se vayan los políticos capitalistas.
https://prensaobrera.com/politicas/el-nuevo-acuerdo-entre-el-gobierno-y-el-fmi-implica-mas-ajuste-contra-los-trabajadores