Políticas

9/3/2023

Estado zombi y canje peronista: los “desendeudadores” en acción

Deuda y crisis política.

Massa con los banqueros.

El canje de Massa apunta a patear al 2024 los bonos de unos 7,5 billones de deuda en pesos, de vencimientos entre mayo y junio, antes de la inscripción de listas para las Paso. Hay un cuadro político explosivo, pero también en lo económico y financiero. El motivo del canje es una crisis de repago imposible, para lo que ya es un Estado con deuda soberana zombi, o sea que sólo evita el default si esa deuda se refinancia.

El refinanciamiento para el Tesoro se fue haciendo cada vez más costoso: las tasas llegaron al 119,5%, o sea se hicieron positivas en relación a la altísima inflación. Esto es claramente recesivo, y se suma al cepo del dólar. Así todo, el financiamiento que sólo venía siendo aceptado en bonos duales -el invento de Macri de doble garantía con índice CER de inflación o dólar mayorista, el que resulte mejor- tampoco está garantizado. De allí las febriles reuniones con los banqueros ante el riesgo de que fuertes sumas se fueran del peso directamente al dólar iniciando una nueva corrida que acabaría con Massa y muy posiblemente con el gobierno de los Fernández.

Así las cosas, sin embargo, los banqueros exigieron más. Un seguro de cambio que no sólo ata las deudas en pesos al dólar por posibles devaluaciones bruscas, sino que permite a los tenedores de los bonos que entren al canje salir de ellos cuando quieran y obliga al Banco Central a responder pagando al momento. Es un novedoso plazo fijo que no sólo tiene el privilegio de la indexación y la dolarización sino también el de poder recuperar lo invertido con sus intereses e indexación en cualquier momento. Agreguemos que arriba del costo de vida o la dolarización hay una tasa del 2/2,5%. Canje más ruinoso no se conoce. La cláusula gatillo que no tienen los salarios ni jubilaciones, como hemos señalado en Prensa Obrera, la tienen los bancos, compañías aseguradoras y fondos de inversión, garantizada con cobro diario.

Señalemos antes de entrar en cualquier otra consideración que si los tenedores deciden salir de los bonos por cualquier motivo, dictado por una crisis política, económica o social del orden que sea, el Banco Central tendría que emitir para pagar esos bonos y la inflación saltaría como mínimo a dos dígitos mensuales. Apuntemos que al escribir estas líneas llega la información del 13,85% de inflación en alimentos en febrero en el conurbano bonaerense (El Cronista, 8/3). La inflación de dos dígitos mensuales caracterizó a los años de Alfonsín y su respectivo acuerdo con el FMI, previos a la hiperinflación del ’89. Es decir que el “éxito” del canje deja al país a tiro de que la banca privada y el capital financiero desaten el camino hacia la hiperinflación cuando lo crean conveniente. Recordemos aquí que las propuestas de dolarización de Milei u otras de bimonetarización por ley como promueve Bullrich apuntan a una megadevaluación cuyo camino puede ser una híper. Es decir que la híper no sólo puede ser desatada por la devaluación sino al revés, a partir del estallido de la deuda en pesos. Se trata de la “bomba” de la que habla Juntos y que varios sectores macristas quieren hacer estallar antes de las elecciones.

A estas alturas conviene poner un ojo en el Banco Central que tendría que responder ante los banqueros y tenedores de los nuevos bonos. El stock de “deuda remunerada” del Central asciende ahora a $11,35 billones. El BCRA lleva emitidos en los dos meses de este año $1,292 billones en intereses de este pasivo compuesto por Leliqs y Pases. Es una expansión de la base monetaria del orden del 11% mensual en intereses de estas letras. Su absorción por nuevas letras llevará a la emisión de otros 5 billones hasta fin de año (Ambito Financiero, 8/3). Nuestro prestamista de última instancia está a su vez quebrado para responder. Todo este embrollo está en la base de la inflación y no los planes sociales o las jubilaciones que atacan Tolosa Paz, Raverta, Massa y el FMI.

Al mismo tiempo Massa, a quien se le atribuyen conejos de la galera, ha tenido un sonoro fracaso, disimulado por propios y extraños. Su prometida recompra de deuda por 1.000 millones de dólares para obtener un crédito Repo de la banca privada internacional fue archivada. El FMI le bajó el pulgar y la operación de recompra que reventó algunos centenares de millones de dólares de reservas que no hay, fue suspendida. Así las cosas las reservas bien líquidas, de las que nadie habla, son negativas. Las de 4.000 millones de dólares son las netas que incluyen oro no disponible para importaciones y exportaciones. Esta circunstancia ha determinado otro fracaso, el de las metas de reservas que debían alcanzar en el trimestre 7.700 millones de dólares y 12.000 millones a fin de año. El país “nacional y popular” ha tenido que pedir un endiablado waiver o perdón de los que tanto tuvimos a fines del siglo pasado y principios de este siglo con Cavallo. Aquí quedamos a tiro de otro pulgar, el del FMI, aquel que cuando fue bajado disparó la crisis de 2001.

En resumen, la Argentina frentetodista está más semicolonial que nunca, cuando arrecia la crisis capitalista mundial. Encima una sequía de las fuertes frente a la cual se le otorgan concesiones al capital agrario, dólar malbec a los bodegueros y con seguridad nuevos dólares soja a las cerealeras. Por eso al canje habrá que verlo en su alcance. El acuerdo con los banqueros está, pero si entrara, por ejemplo, un 66% de los tenedores privados, considerando que Anses y demás tenedores “intraestatales” canjean en su totalidad, todavía quedarían algunos billones de pesos que pueden desestabilizar la economía (Consultora 1816, 8/3). El riesgo de semejante situación es el de una corrida bancaria, no solo cambiaria e inflacionaria. Los banqueros están cubriendo sus espaldas, no las de los ahorristas, que se verían arrasados como ocurrió con el plan Bonex, o el corralito. Pero cubren sus espaldas agregando endeudamiento y explosividad futura.

El cuadro desató una crisis en Juntos, porque Bullrich pidió a los banqueros que no acepten y hagan estallar la bomba a este gobierno. Tetaz, el derechista radical, en cambio lo apoya. Otro sector cambiemita estaría en la política de judicializarlo. La banca cerró con Massa. Los laderos del presidente y de Massa han salido a respaldarlo y el kirchnerismo habla de la (auto)proscripción de Cristina mientras no habla del tema y deja aumentar el endeudamiento a niveles siderales. Sea el endeudamiento fiscal o el cuasifiscal. La deuda pública de los “desendeudadores” ha pasado estos tres años de 313.299 millones de dólares a 395.779 millones de dólares, según información del Banco Central antes de este canje ruinoso. En estos tres años, al mismo tiempo, se han pagado 23.238 millones de dólares en intereses. Sumada la deuda privada y la de las provincias la suma se acerca al medio billón de dólares de endeudamiento. A una y otra orilla de los “grietistas” que nos gobernaron las últimas décadas temen asumir el próximo gobierno si es que se llega a diciembre sin desbarranque, porque la devaluación que todos dan por inevitable no licuaría la deuda en pesos suscripta en este tipo de bonos del canje de Massa.

Desde la izquierda obrera y socialista tenemos que clarificar esta situación. Alertar a los trabajadores en su lucha por salario, por jubilaciones y por trabajo. Y marcar que sólo un gobierno de la izquierda y los trabajadores que se saque de encima a los políticos capitalistas que nos llevaron hasta aquí puede encarar esta situación en defensa de las masas y no contra ellas. Un gobierno que rompa con el FMI, que investigue la deuda y honre su pago que corresponda solamente a jubilados y pequeños ahorristas, que nacionalice la banca bajo gestión de los trabajadores, que instaure un sistema impositivo progresivo, que establezca el monopolio del comercio exterior y reorganice la economía bajo la batuta de los trabajadores. Todo oportunismo con el peronismo y el kirchnerismo es nocivo para la vanguardia obrera y para la juventud, como lo es la política de toda la burocracia sindical frentetodista asimilada a los topes salariales de Massa. Es el debate de la hora. Que se vayan los políticos capitalistas.

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