Políticas

6/10/2023

Este año, el BCRA emitió $10 billones para que los especuladores se dolaricen

Los privados desarman sus tenencias en pesos y el Central se las compra.

El gobierno financia la corrida cambiaria.

Los pesos que utilizan los especuladores para dolarizarse se los da el gobierno, apelando a una emisión a gran escala que impacta en la inflación y produce efectos devastadores sobre el bolsillo popular.

Como sabemos, el capital financiero se está desprendiendo de sus posiciones en bonos del Tesoro para refugiarse en el dólar. Lo hace, por un lado, motivado por la incertidumbre electoral, pero también por las expectativas devaluatorias y el riesgo de default que encierra una hipoteca de semejante magnitud. La cual, recordemos, ha crecido sideralmente como resultado del acuerdo con el Fondo, entre cuyos dictámenes se encuentra el de financiar la mayor parte del déficit fiscal con deuda en pesos para recurrir lo menos posible a la emisión monetaria.

El Banco Central sale a comprar esos títulos de los que se deshace el sector privado -para evitar que su cotización se desplome- los cuales ya conforman el  21,7% del activo de la institución. Así las cosas, la autoridad monetaria tiene en su cartera $13,06 billones en bonos del Tesoro, y el incremento ha sido de $10 billones en los primeros nueve meses del año y de $340 mil millones durante el mes de septiembre. Como vemos, la exposición del BCRA al riesgo Tesoro es ostensible, con lo que un default de esos instrumentos desataría una corrida bancaria de enorme alcance.

El propio Massa dispuso en los últimos canjes de deuda la posibilidad de acceder a un seguro de recompra de bonos (conocido como Put o seguro de liquidez) mediante el cual aquellos que ingresaban en la operación tenían la posibilidad de desarmar sus tenencias cuando les fuera conveniente, comprometiendo al BCRA a comprarlas. Es decir, les asegura a los especuladores que nunca pierdan.

En definitiva, con tal de sostener el andamiaje de endeudamiento del Tesoro y no contrariar al FMI, el BCRA acude a una emisión descomunal, que es sin dudas inflacionaria. De esto los candidatos capitalistas no dicen una sola palabra, solo les preocupa la impresión de billetes cuando se trata de justificar el ajuste sobre jubilaciones y asistencia social, pero no cuestionan aquella que tiene como destino nutrir los bolsillos de la banca y los fondos de inversión.

El monto utilizado para la compra de esos bonos por parte del BCRA es superior a los $1,5 billones ejecutados por el Ministerio de Educación en lo que va del año, a los $357.182 millones devengados por el Ministerio de Salud y a los $218.736 millones que ejecutó el Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat. Ese contraste ilustra dónde están puestas las prioridades del gobierno.

A su turno, eso conduce a que el BCRA aumente su pasivo, que ya superó los $20 billones, dado que para absorber los pesos circulantes la entidad coloca más leliqs y pases, que, a su vez, devengan cuantiosos intereses a una tasa efectiva del 209,4% anual que también son cancelados vía emisión, la cual es esterilizada con nuevas letras y así sucesivamente, configurando una hipoteca explosiva.

Por un lado, el oficialismo prepara las condiciones para que se produzca una corrida cambiaria desde el momento que multiplica el endeudamiento del Tesoro garantizando tasas exorbitantes y condiciones leoninas para los acreedores (vencimientos a corto plazo, bonos ajustables, etc.). Además, una vez que los tenedores deciden salir del mercado de deuda en pesos, luego de haber hecho un gran negocio cobrando intereses que superan a la inflación, el gobierno les provee la liquidez necesaria para que se dolaricen, generando efectos ruinosos para la población trabajadora.

Esto, sin mencionar que, entre enero y agosto, los intereses de deuda del Tesoro insumieron un gasto equivalente a U$S 1.913 millones, según los datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso. Mientras Massa ajusta en partidas destinadas a satisfacer las necesidades sociales a pedido del FMI, no escatima recursos a la hora de cubrir los costos usurarios de esta bicicleta financiera.

Los trabajadores somos los grandes perjudicados con la corrida cambiaria en curso que el gobierno se ocupa de financiar. El incremento de la brecha cambiaria, las presiones devaluatorias y la emisión monetaria para adquirir títulos públicos acicatea la inflación que pulveriza nuestros salarios. Debemos luchar para recomponer los ingresos populares y terminar con este saqueo capitalista nacionalizando bajo control obrero el sistema financiero y rompiendo con el FMI.

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