Políticas

23/4/2009|1080

EXCLUSIVO DE INTERNET | Alfonsín y la clase obrera

El súbito brote democrático alfonsinista es veneno puro para la formación de la conciencia de clase de los trabajadores. El pasaje de notorios burócratas sindicales -que han llegado hasta las lágrimas arrepintiéndose de los "13 paros", como la vocinglera burocracia moyanista del sindicato Apops de la Anses- no habla de los beneficios que tuvimos los trabajadores con Alfonsín, sino de la entrega y los pactos que tuvo esa burocracia con él. Por lo pronto le entregaron los 13 paros al privatizador de América, Carlos Menem, votándolo en el 89.

Alfonsín empezó entregando los sindicatos de las "comisiones asesoras" de la dictadura a las "comisiones normalizadoras" formadas por los mismos burócratas que colaboraron con la dictadura militar. Esas normalizadoras controlaron las elecciones y los padrones de la "institucionalización" sindical. De un modo general, este mecanismo garantizó el dominio del miguelismo y las 62 Organizaciones sobre todos los sindicatos. Si en gráficos pudimos quebrar el fraude fue por la combinación de la emergencia de los cuerpos de delegados combativos (alguno de ellos impuestos por la huelga general, como en Atlántida) con los perseguidos de la dictadura, como Ongaro.

Luego de algunas crisis de gabinete en torno a la relación con los sindicatos peronistas, un sonado pacto Miguel-Alfonsín "destrabó" las cosas nombrando como ministro de trabajo a Carlos Alderete, burócrata "gordo" y de la derecha católica, de las filas de Luz y Fuerza. El resultado estratégico de ese pacto y de ese ministerio fue la ley de Asociaciones de Oraldo Britos, la 23551, que rige el domino de toda la burocracia sindical hasta hoy, incluido el odioso monopolio de la personería sindical y todos los derechos de la casta burocrática que se ejercen con las patronales, contra los trabajadores.

Fue durante los años de oro de Alfonsín que mandó tres mil efectivos de Infantería contra la ocupación de la Ford, en 1985. Los obreros del Smata, organizados en un cuerpo de delegados opositor a la burocracia de José Rodríguez, la ocuparon en defensa de 50 activistas y fueron castigados con 700 despidos y el descabezamiento del cuerpo de delegados combativo. La Ford era cabeza de un movimiento antiburocrático de magnitud en la zona norte junto a Atlántida y otras fábricas, que habíamos garantizado uno de los 1º de Mayo obreros más extraordinarios en la puerta de Ford, contra la política de Alfonsín.

La represión contra Ford fue una operación política conjunta de la gran patronal imperialista que había tenido su campo de concentración en los fondos de la planta, con el aparato de represión y con la burocracia sindical que se veía amenazada por un movimiento antiburocrático que buscaba retomar la senda de las coordinadoras y el clasismo del '75. Alfonsín estuvo al frente de ese descabezamiento. Más tarde, seguirían un derrotero de desarticulación similar, basado en la derrota de la Ford, más de una docena de ocupaciones contra el Plan Austral.

Fue durante la presidencia de Alfonsín que los bancarios perdieron la Ley de Estabilidad por un veto presidencial. Con ella quedó atrás una de las conquistas más importantes del movimiento obrero argentino, porque ningún trabajador bancario podía ser despedido sin causa, debía realizarse un sumario con derecho a defensa para determinar un conducta dolosa como único curso de desafectación laboral. Alfonsín actuó por cuenta de la banca que había sufrido un proceso de conquistas y de organización antiburocrática colosal en los años '70.

Finalmente, el Plan Austral al que hacíamos referencia fue un corcet autoritario contra las condiciones salariales y laborales de los trabajadores que superó el resistido Pacto Social del 1973 y que superó todo lo conocido hasta hoy en materia de congelamiento salarial. Los aumentos no sólo no se daban, estaban prohibidos. Por supuesto no ocurría lo mismo con los precios como en todos los planes de "estabilización". Las fábricas más organizadas que quebramos el plan, tuvimos que hacerlo bajo la modalidad de "préstamos" (que jamás serían devueltos) como forma de sortear la prohibición oficial.

De manera que cuando Alfonsín fue "víctima" de la hiperinflación y la fuga de capitales, lo que estallaba por los aires era uno de los tantos planes antiobreros de la "democracia" ejercido a sangre y fuego contra los trabajadores.

Néstor Pitrola