El fusilamiento de Pepe Alveal, obrero de Zanón

-Exclusivo de internet

En noviembre de 2003 -en momentos en que el gobernador Sobisch estaba fuera del país y ejercía el cargo su vicegobernador y el actual gobernador, Jorge Sapag-, cuando una movilización de trabajadores fue salvajemente reprimida a sangre y fuego. Pepe Alveal, obrero ceramista, había concurrido con compañeros de Zanón. Fue encerrado contra la reja de una vivienda y prácticamente fusilado: recibió 64 impactos de balas de goma en su cuerpo, uno de los cuales le destrozó un ojo. Hubo, además, nueve heridos de bala de plomo.

Pepe Alveal fue detenido, negándosele por horas la atención médica, a pesar que sangraba mucho. Se lo sometió a varios tormentos y amenazas de muerte.

Tiempo atrás se realizó el juicio, donde se condenó a prisión efectiva a un solo policía de los que dispararon, otro recibió prisión en suspenso y el resto fue absuelto por el "beneficio de la duda" (cuando sobran filmaciones del fusilamiento). Esta semana se dictó sentencia contra los comisarios que actuaron durante su paso por varias comisarías: dos años y medio de prisión en suspenso a dos comisarios y penas menores a otros dos oficiales, por "severidades ilegales", el resto fue absuelto.

En los fusilamientos de Alveal y de Fuentealba se utilizó la misma metodología: la encerrona de la víctima y el fusilamiento con "armas no letales" (balas de goma o granada de gas lacrimógeno), pero que usadas a cortísima distancia han demostrado ser tan letales como las de plomo.

Pepe sobrevivió a su fusilamiento, Carlos no. Pero se trata del mismo método y hasta de los mismos responsables políticos (no hubiera cambiado, por supuesto, si Sobisch no hubiera viajado en 2003, o Sapag hubiera sido el gobernador en 2007).

Nos gobiernan los fusiladores y sus cómplices. ¡Cárcel efectiva para todos ellos!