Políticas

23/4/2009|1080

EXCLUSIVO DE INTERNET | Olor a territorio propio

El asfalto

ansía llenarse de estrellas

y nuestros rostros,

ennegrecer.

Las gomas

buscan algo que las encienda;

la teoría en papel

no logra escaparse.

El humo

ahuyenta bicharracos

y aclara la vista.

Un bondi escolar

se arrima

al nuevo territorio.

El radiador entre dientes

materializa los cánticos:

“¡Unidad…!”

El capot modula

como corista viejo:

“¡…y al que no le gusta…!”

Vestidos de humo

los uniformes se mimetizan,

las almas tímidas aplauden;

detrás de los barrotes

cauta,

la angustia nos mira oblicua.

Ya las almas

se hacen palmas,

jugando a acariciar el cielo.

La quema

parece reclamar que la fe

no la alimentan los dioses,

ni las palabras altivas,

ni las urnas desfondadas,

sino nuestro amigo Pocho,

y nuestra amiga Tere,

nuestros compañeros incasables,

sino lo huérfano del dolor

y el acumular de quimeras,

sino las capacidades ancladas

y los bastones fláccidos,

sino los sueños de ser y tener,

pero todos.

Franco Krí