Feminismo, poder clerical y pejotismo: una muy mala junta
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El Frente Patria Grande se lanzó en Mar del Plata a fines de octubre. En el centro de la foto, Juan Grabois, el hombre ligado al Papa que lidera el espacio
El Frente Patria Grande es una confluencia política que contiene, entre otros, a La Mella, Izquierda Popular –la nominación electoral del movimiento “La Dignidad"– y otros sectores más francamente ligados al kirchnerismo.
La presentación de este espacio en Mar del Plata suscitó una catarata de críticas, concentradas en la contradicción que supondría llamarse feminista y hacer un frente político con la iglesia catolica. El FPG fue parte de la interna del PJ capital, propugna acuerdos con la burocracia sindical y con los gobernadores peronistas, todo con lenguaje inclusivo y pañuelo verde en cuello. Han aceptado el liderazgo del “amigo del Papa”, Juan Grabois, el cual, a su turno, expresó su voluntad de confluir con el propio Urtubey, si fuera necesario, para derrotar al macrismo.
Embellecer a la iglesia
En este contexto, su referente Victoria Freire publicó una columna en Página/12, donde afirma que “vemos como novedad a los sectores evangélicos convocando a movilizarse contra el aborto y la ESI. Esto no quiere decir que la Iglesia haya cambiado su posición histórica respecto de la moral y la familia patriarcal, pero hoy la figura del papa Francisco, nos guste más o menos (o nos enfrente con nuevas contradicciones), es de los principales actores globales que discute contra la depredación neoliberal”.
Freire omite que contra el aborto no sólo militaron los pastores evangélicos: también lo hicieron los curas villeros, con vínculo directo con Bergoglio.
Freire se pregunta si su adhesión al Vaticano: “¿Supone que olvidemos las complicidades patriarcales o autoritarias (de la Iglesia católica)?”. Llama “autoritarismo” a bendecir torturas y vuelos de la muerte y rotula de “complicidad patriarcal” a los garantes de la reproducción de la estructura familiar basada en el poder verticalista y proveedor del hombre. Son los que fomentan, desde cada Iglesia, que las mujeres antepongan la defensa de una familia formada en el sometimiento antes que salvar a los niños y niñas de la barbarie de las violaciones intrafamiliares. No, esto es mucho más que un acto de “complicidad”. Bergoglio, además, encubre a los abusadores, como ocurrió con Grassi en el pasado y hoy con las 139 causas abiertas en Chile, cuyo destino negocia el Papa con el derechista Piñera.
El Frente Patria Grande, a través de Freire, monta un operativo de engaño contra las miles de luchadoras que fueron protagonistas de la ola verde y que vieron con sus propios ojos las consecuencias de 200 años de empoderamiento clerical.
CFK y la Iglesia
De la adhesión al Vaticano, Freire pasa luego al apoyo a Cristina, que es el apoyo al poder clerical. Bajo su gobierno, la Iglesia preservó e incrementó su poder, como lo demuestra la reforma del Código Civil y Comercial que plantea el comienzo de la vida “desde la concepción”, que otorga a la Iglesia católica un status jurídico equivalente al de un estado provincial y elimina la subrrogancia altruista de vientres. Transar con el FMI es de cipayos, postrarse frente al Estado Vaticano ¿no?
Bajo el gobierno de CFK, la Iglesia colocó el articulo de la ley de ESI que impide una educación fundada en la diversidad sexual, cientifica y laica. Decir, como hace Freire, que CFK impulsó la Ley contra las violencias y ocultar que terminó su mandato sin reglamentarla y sin destinarle un centavo; ocultar además, que bajo su gobierno tuvo lugar el gran Ni Una Menos en respuesta a los femicidios impunes, resulta un acto de impostura.
Las integrantes de este frente son corresponsables de colocar al movimiento por el aborto legal en un impasse luego del golpe en el Senado. Pero si ello ocurrió, es porque subordinaron la enorme marea verde a sus apetitos electorales, que implican el sometimiento a los partidos afines al clero. Se entiende por qué no quisieron discutir la propuesta del PdT para dar continuidad a la lucha callejera a través del impulso de una Consulta Popular.
Vaticano ajustador
“Pañuelo verde sí, Vaticano también”, es el lema de Freire, en nombre de que el Papa sería “un actor global que discute contra la depredación neoliberal”.
Pero el “actor global” -y sus personeros argentinos- han sido cómplices de los ajustes, despidos y recortes de aportes patronales. Los empresarios “cristianos” de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) saludaron las políticas macristas.
Freire señala en su texto que si hay ajuste no hay aborto que valga. Pero nos propone volver a un gobierno al que no le alcanzaron 12 años para consagrar este derecho. Menos lo hará, todavía, si vuelve de la mano del Vaticano. La disociación entre ajuste y lucha por el aborto legal es falsa. La marea verde fue una gran enseñanza para todos los ajustados. El aborto clandestino es un instrumento de quienes quieren a la mujer sometida y a toda la clase obrera dominada. Sus impulsores no pueden ser nuestros aliados, si queremos efectivamente terminar con el ajuste.
¿A quién va a empoderar esta militancia que resigna las demandas de las mujeres a un plano secundario? A las iglesias, las campeonas de la contención social frente a planes de ajuste, populistas.
Freire descubre ¡en 2018! que “la religiosidad está presente de manera transversal en diferentes sectores sociales”.
Y a las pibas indignadas con el clero y alejadas de “la religiosidad”, les pide que se acerquen a ella. Quieren cerrar la “grieta” (muy saludable) que la lucha por el aborto legal ensanchó entre la juventud y las iglesias.
En definitiva, Freire culpar a las masas religiosas de sus propias capitulaciones frente al clero.
En oposición al “poder” conservador que Freire quiere sellar junto a la Iglesia y el Pejota, la “ola verde” abre la perspectiva de sumar a millones de jóvenes a una lucha de poder de carácter revolucionario. Porque el aborto legal implica luchar contra la injerencia de la Iglesia en el ámbito de la salud, la educación y de las vidas personales. En unión con la lucha de los trabajadores, el movimiento deberá remover las ilusiones parlamentarias y los esfuerzos de cooptación de la burguesía, por medio de su experiencia y de su lucha.