Políticas

10/6/2022

Fernández se quejó en la Cumbre de las Américas, pero invitó a Biden a la reunión de la Celac

Los límites insalvables del gobierno argentino.

El gobierno está atado al imperialismo.

El presidente argentino tomó la palabra el jueves en el plenario de mandatarios de la IX Cumbre de las Américas, que culmina hoy en Los Angeles. Fernández había amagado con no ir al cónclave, debido a la bochornosa exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua por parte de los Estados Unidos, pero tras la visita de un funcionario estadounidense al país -Christopher Dodd- reculó.

En su intervención, Fernández rechazó la marginación de los países mencionados, cuestionó el bloqueo económico contra Cuba y Venezuela y planteó la separación de Luis Almagro de la OEA por su apoyo al golpe de Estado en Bolivia.

Pero, más allá de las críticas, desenvolvió un planteo contemporizador, que se expresó en la invitación a Biden a que participe de la próxima cumbre de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), en la que Argentina ocupa actualmente la presidencia pro tempore. En esa parte de su alocución, Fernández dijo que “estoy aquí tratando de construir puentes y de derribar muros”.

Es que el gobierno argentino, más allá de las palabras, se encuentra atado al imperialismo, como lo muestra el acuerdo que suscribió con el Fondo Monetario Internacional, que establece un monitoreo de las cuentas públicas por parte del organismo financiero. Ese pacto, también respaldado en el Congreso por Juntos por el Cambio, implica la aplicación de un ajuste contra el pueblo argentino (aumento de tarifas, recorte del gasto). Cuando el presidente se quejó en su discurso del préstamo concedido durante la administración de Trump a la gestión de Mauricio Macri, omitió decir que él salió al rescate de esa deuda. Al mismo tiempo, propuso que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) vuelva a tener como titular a un referente de la región, mientras se endeuda con ése y otros organismos multilaterales de crédito, como el Banco Mundial, lo cual refuerza la tutela del país por parte del capital financiero.

La participación argentina en la cumbre fue consensuada con el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, lo que muestra también los límites del mandatario azteca: él no concurrió personalmente, pero acordó la asistencia de Fernández y la de su canciller Marcelo Ebrard. Incluso el líder venezolano Nicolás Maduro había alentado al presidente argentino a asistir. Los mandatarios “nacionales y populares” se cuidan de mantener puentes tendidos con el imperialismo.

La Cumbre de las Américas que finaliza este viernes fue un escenario montado por Washington para el disciplinamiento de su “patio trasero”, en medio de sus disputas con Rusia y China. Pero varias deserciones y contratiempos mostraron las dificultades que atraviesa su hegemonía en la región.

Solo la clase trabajadora puede llevar a cabo una lucha seria y consecuente contra el imperialismo, como parte de una transformación de raíz, en la perspectiva de la unidad socialista de América Latina.

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