Políticas
1/6/2022
“Formadores de precios”: una pantalla para no luchar por el salario
Las burocracias de las centrales obreras, organizaciones sociales y el kirchnerismo con un mismo libreto.
Controles de precios.
La velocidad con que la inflación licúa los ingresos de los trabajadores está tensionando a las conducciones de las centrales sindicales y las organizaciones sociales oficialistas, que buscan contener el descontento ante la pérdida sostenida del poder de compra. Voceros de la CGT, la CTA, de los movimientos sociales y referentes del kirchnerismo llaman a librar una pulseada contra los “formadores de precios”.
Héctor Daer, integrante del triunvirato que conduce la CGT, fue entrevistado por la emisora radial AM750 tras su participación en el anuncio de la suba del mínimo no imponible de Ganancias, junto a Martín Guzmán y Sergio Massa, en las puertas de la Casa Rosada. En el reportaje pidió al gobierno que refuerce los controles de precios, cuyas subas adjudicó a maniobras especulativas de “los intermediarios”, y declamó la necesidad de activar la revisión de las paritarias firmadas porque los salarios “le tienen que ganar a la inflación”.
Recordemos que la burocracia sindical de la CGT amagó con una marcha contra las grandes patronales nucleadas en la Coordinadora de Industrias de Productos Alimenticios (Copal), ante el crecimiento de la inflación, de lo cual se echaron para atrás rápidamente
La CTA, por su parte, viene de una “jornada de lucha” que puso el foco de atención en los “grupos concentrados” y los “formadores de precios, sumándose incluso a la campaña kirchnerista a favor del pago de la deuda al FMI con la plata de los “fugadores”.
El ahora albertista Luis D’Elía esbozó las coincidencias de la burocracia al manifestar: “Nosotros no tenemos que lavarnos las manos, coincido con (el secretario general de la CTA, Hugo) Yasky y con (el cosecretario general de la CGT) Pablo Moyano en que los sindicatos y los movimientos sociales tenemos que ir a apretar a los formadores de precios, hacer marchas en la calle y señalar quiénes son”.
Esta orientación es compartida por los movimientos sociales oficialistas, que en el pasado se sumaron a los “controles de precios” del gobierno y que ahora compran la teoría que supone una escisión entre el plan de ajuste acordado por el gobierno y el FMI, con la voracidad de los grupos capitalistas.
La tesis de los “formadores de precios” induce a pensar que la inflación y las penurias de los trabajadores y sectores populares responden, solamente, a la avaricia de un grupo de capitalistas que actúa de espaldas al gobierno y a la población en su conjunto, torciendo las leyes de la economía en su beneficio.
Se trata de una orientación que busca exculpar al gobierno y que corre el foco de atención del plan económico del FMI.
Esto salta a la luz en el sector energético, donde el gobierno sostiene –y amplía- subsidios millonarios en favor de las petroleras, pagando a libro cerrado la factura energética que las distribuidoras no abonan, e incluso importando a precios internacionales mientras las petroleras exportan parte de su producción local.
Daer, quien patalea contra los formadores, es un lobbista de los reclamos de aumento de las prepagas y sectores privados de la salud, las cuales condicionan las negociaciones paritarias a la desregulación de precios y tarifas que fija el gobierno.
El gobierno no ha dictado ninguna medida efectiva contra la suba de los precios locales ni ante el impacto de los precios internacionales en la economía local, que el Estado no ha intentado desacoplar. Resulta que la propia crisis mundial y sus efectos, como la guerra en Ucrania, es una gran “formadora de precios”, a los cuales se acoplan los grupos capitalistas para sacar una mayor tajada.
El pacto con el FMI expresa toda una orientación que agrava la “formación de precios”: la suba de las tasas de interés, los tarifazos, la devaluación, la desregulación de exportaciones para el ingreso de divisas y, algo no menor, el aplastamiento de los salarios.
La lucha contra el ajuste y la inflación debe orientarse a la pelea por una una recomposición general de los salarios, cosa que la burocracia de todo pelaje omite deliberadamente. Un salto en los salarios debe ser el principio de toda contienda, para llevarlos por arriba de la canasta familiar e indexarlos a la inflación para que no vuelvan a perder valor.
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