Políticas

11/8/1992|363

Fracasó el Plan Brady

Aunque Cavallo presume ser “un técnico brillante”, las deriva­ciones del Plan Brady están demos­trando que no es nada más que un estafador de guantes blancos.

El anuncio de que, gracias al Brady se había logrado una reduc­ción del 35% en la deuda externa, no pasó de un “globo”. A la hora de las decisiones, “el 80% de los ban­cos eligió los bonos a la par” (La Nación, 7/8) y, en consecuencia, la prometida “reducción” de la deu­da resultó casi nula, apenas un 7%, 1400 millones de dólares. Los ban­cos eligieron los bonos a la par por la sencilla razón de que la “tasa reducida” que devengan estos bonos es superior a la tasa actual­mente vigente en el mercado inter­nacional: en el primer año los bonos de Cavallo pagan el 4%, porcentaje que sube a razón de 0,25% por año hasta llegar al 6%, mientras que la tasa de mercado está en el 3,5% y “nadie prevé seriamente un aumento dramático de las tasas internacionales” (Clarín, 11/8).

Lo que sí deberá aumentar “dramáticamente” es la masa de fondos que Argentina deberá reunir para garantizar el acuerdo como consecuencia de que el monto de la deuda y de los intereses a pagar es mayor. La Nación (7/8) la estima en 400 millones de dólares —aun­que advierte que pueden ser más— los que deberán agregarse a los 3.000 que exigía la garantía original.

Todo esto sucede en momen­tos en que el Tesoro norteamerica­no —que emite los bonos con que Argentina garantiza los intereses (bonos de cupón cero) — se rehú­sa a venderlos. Débora Danker, subsecretaría del Tesoro nortea­mericano, anunció que “posible­mente Argentina y Brasil deban comprar esos bonos en el mer­cado” (Gazeta Mercantil, 6/8), es decir, pagando un beneficio —- ¡otros cientos de millones!— a los intermediarios, casualmente los bancos.

Todo esto ha llevado a especu­laciones sobre una “renegocia­ción del Brady” una medida que La Nación califica de “extrema” pero de la cual, según Clarín, “ya se ha comenzado a hablar en Hacienda”. Semejante “renegociación” será, como la de Aerolí­neas, la oportunidad de nuevas concesiones para la banca acree­dora.