El intento del gobierno francés de imponer una suba de la edad jubilatoria de 62 a 64 años ha desatado las huelgas y movilizaciones obreras más importantes desde 1995 en el país galo. Alrededor de 3 millones de personas salieron a las calles la semana pasada y este martes 28 podría repetirse la cifra.

En Uruguay, aunque en menor medida, también se desarrolla una respuesta popular frente al intento del gobierno de Luis Lacalle Pou de llevar la edad jubilatoria a los 65 años. La iniciativa aún está en tratamiento en el parlamento y recientemente hubo un nuevo paro general.

Los políticos capitalistas argentinos, que impulsan esa misma agenda, deberían poner las barbas en remojo.

La elevación de la edad de retiro es un reclamo insistente de la clase dominante a nivel global. Se hace bajo el argumento de que el alza en la expectativa de vida genera una proporción cada vez mayor de retirados en relación a los activos, lo que haría insostenible el financiamiento de las jubilaciones.

Lo que esconde este discurso es que los fondos jubilatorios se ven descapitalizados por la rebaja de los aportes patronales, el crecimiento de la informalidad laboral y el uso de las cajas para diversos negociados por parte de los gobiernos. El último ejemplo es la pesificación de los bonos de la Anses por parte del "superministro" Sergio Massa.

La suba de la edad jubilatoria en Argentina fue abiertamente planteada en septiembre pasado por el jefe del bloque de senadores de Juntos por el Cambio (JxC), Humberto Schiavoni (Ámbito, 26/9/22).

El jefe de gobierno porteño y precandidato de JxC, Horacio Rodríguez Larreta, sostuvo en mayo de ese mismo año que "para que el equilibrio fiscal sea sostenible hay que replantear el sistema jubilatorio" (Télam, 23/5/22). El propósito del "equilibrio fiscal" que persigue Larreta es garantizar los pagos de la deuda externa, a costa de trabajadores activos y retirados.

Pero la suba de la edad de retiro no es el único ataque que sufren los jubilados. También está la poda de los haberes. El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner debutó con una suspensión de la movilidad, reemplazada por aumentos discrecionales. Luego se instituyó un nuevo índice que ha llevado a que los haberes pierdan, en los últimos tres años (descontando los bonos dispuestos por el Ejecutivo), hasta un 18,5% frente a la inflación acumulada (La Nación, 25/1).

Del otro lado de la "grieta", Patricia Bullrich, ahora precandidata presidencial de JxC y rival de Larreta en la interna, fue la responsable, durante su paso como ministra de seguridad de Mauricio Macri, del descomunal operativo represivo en el Congreso que acompañó, en 2017, la votación de una reforma previsional que también alteró el cálculo de los haberes y provocó otro robo multimillonario a los jubilados. Ya en 2001, como ministra de Trabajo de Fernando de la Rúa, Bullrich había comandado una reducción nominal del 13% de las jubilaciones públicas.

Del "libertario" Javier Milei basta decir que en los '90 fue economista en jefe de Máxima AFJP. Los fondos de pensión fueron una de las mayores estafas contra los jubilados argentinos. Un negociado cuyo retorno se promueve desde sectores del "círculo rojo", como es el caso del CEO de Mercado Libre, Marcos Galperin.

Como fruto del ajuste y de los ataques de los gobiernos capitalistas, hoy la jubilación mínima en Argentina es de apenas 58.646 pesos, aproximadamente la mitad de la canasta del jubilado. Aun así, los políticos capitalistas quieren meter todavía más el cuchillo, o directamente pasar la motosierra sobre el sistema jubilatorio, para usar una expresión de Milei.

La huelga general en Francia y la propia experiencia de lucha en Argentina (recordemos las movilizaciones de 2017) marcan un camino para enfrentar todos estos ataques.

https://prensaobrera.com/universidad/que-la-uba-rechace-el-robo-a-los-jubilados/