Políticas

27/4/2023|1667

EDITORIAL

Frente a la crisis, preparemos la intervención de los trabajadores

Con el dólar blue arañando los 500 pesos, la crisis económica y política pegó un nuevo salto.

Con el dólar blue arañando los 500 pesos, la crisis económica y política pegó un nuevo salto. Es evidente que la corrida cambiaria es el resultado de las presiones, que involucran al conjunto de la clase capitalista, para proceder a una devaluación del dólar oficial, aunque por razones disímiles de las distintas fracciones.

En la boca de Alberto Fernández, el gobierno salió a achacar la corrida a la derecha, que ciertamente está interesada en que la eliminación de la brecha cambiaria (entre el oficial y los dólares financieros) -o sea, una megadevaluación- la haga el actual gobierno para que asuma los costos de la misma. En el pase de facturas, el macrismo le recordaba al Presidente que él había “conspirado” contra ellos cuando eran gobierno y amenazaba con no responder por las deudas que estaba contrayendo Macri para salvarse.

Una conclusión de estas acusaciones cruzadas es la similitud del final de ambos gobiernos: inflación, aumento de la pobreza, devaluación, sometimiento al FMI y mayor endeudamiento. Lógicamente, el tiempo agrava las consecuencias, pero la esencia del problema es la misma. Evidencia de que estamos ante el fracaso de gobiernos de diferentes signos políticos, pero sostén del mismo régimen. El fracaso los comprende a todos.

FMI “recargado”

Mientras Alberto culpaba a la derecha, el ministro de Economía, Sergio Massa, agitaba la variante conspirativa y amenazaba en un tuit con “usar a la Justicia Penal económica como vehículo de investigación y esclarecimiento de algunos comportamientos y a la UIF y a la CNV para el análisis de operaciones vinculadas al lavado de dinero”. Massa “enojado” -al decir de su socia y presidenta de la Cámara de Diputados, Cecilia Moreau- le pidió permiso al FMI para “intervenir los dólares financieros utilizando divisas que se suman al ‘poder de fuego’ de los bonos dolarizados” (La Nación, 26/4). Lo cual habría permitido bajar la cotización del Contado con Liqui y, a posteriori, el blue.

En esencia, el gobierno apela a los dólares del Central para frenar la devaluación, agravando la crisis, ya que las reservas están en su peor momento. El JP Morgan en un informe pronostica para fin de 2023 reservas “negativas” y arriesgan que estarán 6.000 millones de dólares abajo, lo que cabría suponer que se puede estar  apelando a los encajes que deben proteger los depósitos bancarios, si a esto se suma que en las últimas semanas la tendencia fue al retiro de dólares de las cuentas en los bancos, la perspectiva de una corrida bancaria está a la vuelta de la esquina. Para otros, las reservas líquidas llegan a 1.200 millones de dólares, lo cual no le quita gravedad a la situación.

Massa espera que las “relaciones carnales” que el gobierno del Frente de Todos mantiene con el imperialismo yanqui les abra las puertas a adelantos de desembolsos del FMI, así como nuevos créditos de los organismos de crédito internacionales. Al igual que el de Macri, el camino del gobierno es mayor endeudamiento y sometimiento a los dictados del capital financiero internacional. Pero no es la única consecuencia de este rumbo. Argentina se coloca de lleno del lado de Estados Unidos cuando recrudece el enfrentamiento de este con China, el principal comprador de las exportaciones agrícolas del país. Las comitivas yanquis se han intensificado. Vino Laura Richardson, comandante del Comando Sur de Estados Unidos, preocupada por la posibilidad de que capitales chinos intervengan en el Polo Logístico Antártico que el gobierno quiere crear en Ushuaia, así como la compra de aviones chinos. Richardson, a su vez, centró su atención en el tema del litio, tanto en Argentina como en Chile. A ella la precedieron otros enviados de Biden: Christopher Hanson, titular de la Comisión Reguladora Nuclear de Estados Unidos y Wendy Sherman, la número dos del Departamento de Estado. En un caso está la intervención china en Atucha III y en el otro en la licitación para la Hidrovía en el Paraná. A esto se suma la pelea por el 5G y la empresa china Huawei.

Cuando es evidente que el acuerdo firmado con el Fondo -aprobado por el conjunto de los partidos capitalistas- lejos de traer la estabilización prometida, produjo un desbarajuste colosal, un sometimiento mayor y un derrumbe político del gobierno y el régimen; Massa (con el apoyo del kirchnerismo) insiste en avanzar más por ese lado, ir a fondo. El entrelazamiento profundo de la clase capitalista argentina y sus partidos con los intereses del imperialismo no da margen para un cambio de frente.

Crisis por acá, crisis por allá

Esta es la base de la crisis que amenaza al conjunto del régimen político argentino. Cuando faltan pocos meses para las Paso, ninguna de las fuerzas que vienen gobernando tiene claro un candidato. Las diferencias en Juntos por el Cambio obedecen, por un lado, a las propias divisiones dentro de los capitalistas sobre quién de ellos va a cargar con una parte del costo de la crisis; por el otro, qué condiciones ofrece cada candidato para poder avanzar con un programa de guerra.

En el Frente de Todos abundan los pasos al costado ante la evidencia que van a una derrota. Cristina se borró. Alberto renunció a ser candidato. La candidatura de Sergio Massa -que avala el kirchnerismo- terminó colocada en el centro de la escena como forma de sostener al propio gobierno  en el peor momento con una inflación del 7,4% en marzo, que se agrava en abril y una corrida que lo deja en el límite.

El tema no es menor. Porque se trata de encontrar quién tiene el capital político para proceder con un fuerte mazazo sobre la población trabajadora, que ya viene golpeada y que claramente manifiesta un hartazgo respecto de todas las variantes que gobernaron.

El crecimiento electoral de Milei preocupa a los capitalistas y al propio imperialismo, pero no por sus planteos reaccionarios, más allá de alguna divergencia que el “libertario” está dispuesto a negociar, sino por el temor a que termine echando nafta y desate una reacción popular sin contar con los recursos para enfrentarla.

Es que en la crisis influye fuertemente cuál será la respuesta popular frente a una hiperinflación (alimentada por la devaluación que todos piden o la dolarización que pregona Milei) que licúe los ingresos y destruya parte de las fuerzas productivas. La imagen de miles y miles, convocados por la Unidad Piquetera, marchando desde el Puente Pueyrredón hasta Plaza de Mayo con sus antorchas reclamando frente al aumento de la pobreza es una alerta que no puede ignorarse.

La burocracia sindical tomó nota y decidió salir a bancar al gobierno y en especial a Massa, en un acto ¡por el 1° de Mayo!, pero un día después. Gerardo Martínez, el agente del Batallón 601, fue explícito en qué papel están dispuestos a jugar. Mientras todos los candidatos capitalistas hablan de la necesidad de hacer una reforma laboral, él les recordó que, gracias a la burocracia, los convenios colectivos ya avanzaron en la precarización laboral. Como siempre se puede avanzar un poco más, ahí están ellos como garantes.

La única alternativa es de los trabajadores y la izquierda

Los capitalistas y sus partidos solo pueden traer un mayor derrumbe de las condiciones de vida de millones de argentinos; van a profundizar el saqueo; y van a seguir descargando los costos de la crisis que ellos provocaron sobre las espaldas de los trabajadores. Es el balance de estos últimos 40 años con la democracia y antes con la dictadura. Las evidencias están ahí.

La situación requiere de una izquierda que se plante y prepare la intervención de los trabajadores, fortaleciendo una organización independiente, denunciando y delimitándose del PJ y el kirchnerismo, señalando su responsabilidad en el sometimiento del país al FMI y a los intereses capitalistas. Luchando a brazo partido contra la apropiación de la bronca popular que pretende hacer la derecha y en particular Milei.

Con esa perspectiva encaramos las luchas en curso y las que vendrán, y también la campaña electoral.  Y con esa perspectiva nos movilizaremos el 1° de Mayo a la Plaza de Mayo y a todos los rincones del país proclamando nuestro compromiso en la lucha por cada una de las reivindicaciones populares, porque se vayan los políticos capitalistas, para que gobiernen los trabajadores.