Políticas

1/12/2016|1439

Frente MAS-MST: un roto para un descosido


La creatividad popular inventó varios refranes que dan cuenta de los acuerdos o pactos entre personas o grupos desesperados. Uno de ellos es el del título de esta nota, muy adecuado para calificar al frente formado recientemente entre el MST y el Nuevo Mas. No hace falta un análisis muy sofisticado para concluir en que estamos frente a un acto de lumpenismo político de dos partidos que, en los últimos años, han tenido una trayectoria alejada de cualquier principio socialista, ya sea marchando codo a codo con la Sociedad Rural e integrando frentes con Pino Solanas, Luis Juez y compañía (MST), o pululando en la marginalidad sectaria, que osciló entre un feminismo pequeñoburgués y, en el último año, un kirchnerismo tardío (Nuevo Mas).


 


La larga declaración política elaborada por este matrimonio de compromiso no explica los motivos de su alianza salvo al final, cuando dicen que “no queremos seguir peleando por separado contra la ley proscriptiva del régimen” y que “vemos esta posibilidad de unidad electoral… como una oportunidad de quebrar el piso proscriptivo”. Traducido al buen porteño se podría sintetizar del siguiente modo: “Es un acuerdo meramente electoral con el único propósito de tratar de pasar las Paso”. Si hubiesen dicho esto sólo, al menos el “novel” frente tendría el mérito de la sinceridad.


 


En cambio, cuando critican al FIT por “electoralista”, no queda otra que recordarles lo que ellos mismos firmaron.


Aclarado lo esencial vale hacer algunos señalamientos complementarios. En el texto constitutivo cuestionan al FIT por dividir las luchas contra el ajuste y la burocracia, cuando en la medida de sus pobres posibilidades el MST y el Nuevo Mas han dado cátedra de seguidismo a la burocracia sindical y divisionismo. El MST, por ejemplo, tiene el triste mérito de ser parte de la burocracia michelista en la CTA, sin nunca haberse delimitado públicamente de los fraudes y escándalos que rodearon la división de esa central. En la reciente elección de Ademys, por ejemplo, enfrentaron a la dirección de izquierda de ese sindicato, aliados al degenarismo. En el caso del MAS, que dan cátedra de “unidad”, tienen en su haber la formación de una lista divisionista en el Sutna, armada a los únicos efectos de poner en riesgo la principal conquista del clasismo en los últimos años. La conciencia de clase de los trabajadores del neumático y la insignificancia de la lista del MAS lograron que ese objetivo reaccionario no se consumara.


 


La parte antológica de la declaración es cuando se quejan de que el FIT “monopoliza artificialmente la representación de la izquierda”. Según esta  presentación, el crecimiento electoral del FIT responde a un fenómeno artificial y no político. Pero cuando se formó el FIT, el MST frecuentaba a  Pino Solanas y Juez, y desde ese lugar avizoraba que nuestro frente fracasaría por “sectario” al negarse a ir con el centroizquierda. En el caso del MAS, decidió quedarse afuera del FIT por una cuestión de candidaturas, pues reclamaba, aunque carecía de personería electoral, igual trato que el resto de los partidos.


 


Es necesario que la izquierda tome nota del carácter descompuesto de este nuevo frente y de la metodología con el que fue creado. A la vez, nos pone en alerta del peligro que acarrean los llamados confusos a “ampliar al FIT” sin que esté mediado por debates que clarifiquen posiciones y estrategias. La superación de esta metodología es el desarrollo del Frente de Izquierda como un frente único de clase en todos los terrenos.