Frepu: un cadáver que reclama sepultura
Los activistas deben venir al PO

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En los últimos días los diarios han informado que los principales socios del difunto Frepu se han vuelto a reunir en un intento de resucitar la alianza para las elecciones de septiembre (La Nación, 25/5). El Mas ha llamado al PC y al Frente Va “a unirnos en un frente electoral de izquierda” (Solidaridad Socialista, 19/5). El PC, mientras discute con el Mas, ha vuelto a llamar a sus militantes a que salgan a obtener las adhesiones que establece el estatuto de los partidos políticos para legalizar a algún “aliado” y poder contar así con una alianza electoral. Otra información afirma que ese aliado sería ahora el Partido Humanista, a quien se le habrían ofrecido las primeras candidaturas en Salta, Mendoza y Tierra del Fuego.
Para el Mas la firma por parte del PC y de los integrantes del Frente Va del Acta democrática ha dejado de ser ahora un impedimento político para reconstituir con ellos el Frepu o formar un nuevo frente. “Es un hecho —dice Zamora— que desde su acto del 1° de Mayo en Atlanta, el PC y el Frente Va han llamado a luchar contra la ley de “obediencia debida”, que es consecuencia de la propia acta que firmaron. Tenemos que ver, entonces, si se comprometen a mantener esa política y aceptan suscribir un programa preciso para unir a la izquierda en un frente electoral. Nosotros llamamos a los compañeros comunistas y al Frente Va a unirnos, sobre la base de un programa y, sobretodo, de una política consecuente...” (S.S., ídem).
Tenemos entonces, a un PC. que ha arriado los 23 puntos del Frepu para constituir un Frente Va, y al Mas que ha abandonado la “divisoria de aguas” del Acta y que está dispuesto a formar un frente con los que apoyaron a Alfonsín en su capitulación ante los militares sublevados.
Oportunismo
El Mas justifica un frente con los que firmaron el Acta con el argumento de que ahora luchan contra la ley de “obediencia debida”. Pero cuando el PC firmó el Acta ya había dicho que no suscribía el punto 3 de la obediencia debida. Esto revela las limitaciones de la crítica del Mas al Acta. El Acta consagraba la soli-daridad política con el Estado burgués y con su régimen político en un momento de crisis de éstos, lo cual no puede ser reemplazado por una “lucha” posterior, con una crisis en cierto modo controlada, contra la ley de la obediencia. Ni siquiera la derecha que firmó el Acta respeta la “obediencia debida” con la tesis de que ésta no daría una solución definitiva a la crisis militar. Se formó así un bloque reaccionario contra la “obediencia debida” del PJ a la Ucedé y el Mid. El Mas, el PC y los grupos del Frente Va no titubearon luego en firmar un afiche contra la obediencia debida con el propio PJ, donde no se denuncia al gobierno ni a los partidos en su capitulación ante la sublevación de semana santa.
El llamado del Mas a constituir un frente programático con el PC y el Frente Va, que tienen un acuerdo de principios con el Estado, revela el oportunismo feroz del Mas, dándole la razón al PC de que la ruptura del Frepu se debió a una pugna por las candidaturas, sin ninguna base principista. El Mas, luego, intentó darle un barniz político a esa ruptura “aprovechando” la firma por parte del PC del Acta, lo que ahora se ve abiertamente en que les propone un frente programático electoral.
Un fenómeno artificial
El Frepu no encarnó nunca una tendencia real de la situación política ni de las masas. Su programa no reflejó nunca la tendencia de los trabajadores hacia la independencia política, fue sólo un compendio de los lugares comunes nacionalistas de la izquierda democratizante. El valor político de un frente consiste en el reagrupamiento de clases que logra constituir, nunca cuando es un rejunte de sellos. El fracaso fundamental del Frepu reside en esto, y esto es, a su vez, la prueba de la completa inadecuación de su programa. El hecho de que el PC se desvele ahora por fabricar un aliado con registro electoral, sin importarle ni el carácter ni la realidad de este aliado, prueba que el frentismo de la izquierda democratizante ya huele a aguda descomposición. El esfuerzo del PC y del Mas por mantener este cadáver en la superficie es un obstáculo para la vanguardia obrera y un factor para desmoralizarla. Por eso se impone su entierro urgente.
El llamado del PC “a movilizar el mayor número posible de afiliados a fin de cumplir, en los plazos urgentes en que está planteado, las mencionadas presentaciones (de las fuerzas aliadas) ante la justicia electoral” (Qué Pasa, 21/5/87) tiene un carácter tragicómico, de ahí también los sondeos para resucitar, por otro lado, al Frepu. Faltan sólo 40 días para el cierre de las alianzas electorales… Los aliados deberían ir en la boleta electoral del PC, algo que les quita el sueño a ambos. A pesar de que la gran mayoría de los aliados es de vieja data (integraron el Frepu) ninguno alcanzó la legalidad en algún distrito. En 1985, el Mas le facilitó al PC la personería para formar el Frepu; ahora el PC quiere llenar este “vacío” del Mas por una vía aún más artificial.
Este simple hecho es toda una confesión política. Los aliados del PC no pueden pararse sobre sus propios pies, se pretende, sin embargo, que ellos pongan en pie un frente. Una fuerza política que se construye sobre la base de otra es un satélite que nace burocráticamente controlado. Pero como los aliados son varios, hay que privilegiar la legalización de unos sobre los otros (lo que podría hasta dar lugar a alguna querella de los perjudicados).
La fabricación de aliados es una impostura. Por eso este Frente no tiene nombre, ni tiene programa, y está claro, además, que tampoco es un Frente.
La teoría de la dirección del PC de que existe una tendencia al desarrollo de una izquierda peronista aparece desmentida por ella misma. ¿Qué tendencia real es esta que en más de dos años no pudo alcanzar la personería electoral y que necesita que el PC se la consiga? Pero con su argumento, el PC pretende consagrar una “identidad peronista del pueblo argentino” y justificar su capitulación ante la burguesía nacionalista.
Pero como aún la mejor alianza tiene siempre un carácter circunstancial y hasta el mejor aliado es, al mismo tiempo, un adversario político, el PC está pretendiendo crear un enemigo de clase. Todo frente es un compromiso político de fuerzas que responden a intereses de clases diferentes. Por eso el frente es una táctica que la realidad y la sociedad le imponen al partido y que éste utiliza para conquistar el liderazgo. Pero si un frente real puede ser una vía para el desenvolvimiento del partido de la clase obrera, un frente ficticio no unifica nada y potencia a los adversarios. Esta ha sido siempre la mecánica de los frentes capituladores del PC, en donde los aliados burgueses y pequeño-burgueses han ocupado en el frente un lugar predominante, que no correspondía a su influencia real en las masas. A su vez. el PC utilizaba este lugar predominante de los aliados para justificar las “limitaciones” programáticas de los frentes y rechazaba toda crítica revolucionaria para “no espantar a los aliados”. El aliado así elevado era el que dictaba el programa y la fisonomía del frente.
Todo este artificio político tiene ahora un carácter aún más aberrante. El programa será a la hechura del aliado y así el frente “made in PC” pretenderá ser la expresión de... las nuevas fuerzas. En la versión caricaturesca es la vieja política de Rubens Iscaro y de Stalin.
Una campaña electoral sin consigna política
El Mas, a su vez, ha largado su campaña electoral sin una consigna política. Se ha fijado, eso sí, un objetivo electoral, que Zamora sea diputado. Esto sólo delata el oportunismo electoral de esta corriente, dispuesta a traficar cualquier principio político a la obtención de un puesto burocrático en el Estado burgués.
El problema es que como resultado de todas sus volteretas políticas, el Mas no puede presentarse como un partido de la independencia de la clase obrera porque estuvo en un frente que se opuso a la independencia política del proletariado. Los 23 puntos del Frepu son un programa nacionalista y democratizante; en 1985 llevaron como principal candidato a un burócrata pro-cafierista y dijeron ser “la tercera lista peronista”.
No pueden hablar del no pago de la deuda externa porque abandonaron esa consigna por la de moratoria y hasta un acuerdo con los acreedores. Apoyaron los 26 puntos de Ubaldini que son un programa definidamente capitalista, con reclamos de subsidios para los industriales y exportadores.
No pueden plantear la lucha por una nueva dirección porque han planteado la conformación de “listas únicas de oposición” con sectores burocráticos y del gobierno y hasta “listas únicas” con el oficialismo incluido.
No pueden decir que no firmarán el Acta Democrática porque acaban de decir que su firma por otros partidos no es un impedimento para formar con ellos un frente.
El Mas no tiene una consigna política porque carece de principios, por su trayectoria oportunista y porque está en el oportunismo electoral. Su único objetivo es lograr alguna conquista en el aparato del Estado que, por esto mismo, tiene el carácter burocrático de medrar burocráticamente
Un cadáver que reclama sepultura
El ex-Frepu y el Frente Va son expresiones sin jerarquía de la tradicional y antigua política frentista del stalinismo. No han inventado nada nuevo. Es la vieja política travestida de “renovación”. Por ello mismo es una traba para el desarrollo político de la vanguardia obrera y sobre todo para la evolución política de los militantes del PC que quieren enterrar lo “viejo”.