Políticas

9/3/2001|698

Fuera de la Rúa-Lopez Murphy

24 de Marzo: Marcha piquetera

Cuando la ciudadanía suponía que los banqueros irían presos por lavado de dinero, De la Rúa decidió sorprenderla. Nombró a quien fuera hasta hace poco el presidente de la Fundación financiada por esos bancos, como flamante ministro de Economía.


Así funciona el gobierno de la “transparencia” aliancista.


No solamente esto, porque el feliz designado es el mismo que hizo carrera reclamando despidos en masa y reducción de salarios.


El nombramiento, entonces, no es ya sólo una agresión contra el pueblo. Es un insulto.


Es una provocación.


Los burócratas sindicales no podrán seguir fingiendo que tienen un “diálogo” con el gobierno. Hasta Alfonsín y el Chacho han perdido el derecho al pataleo, porque López Murphy condicionó su aceptación del ministerio a “que se callen para siempre”. Podrán seguir engañando al pueblo con sus discursos, pero no pinchan ni cortan, han quedado reducidos a figuras decorativas al servicio del imperialismo.


Como de todos modos Machinea no se fue solamente por inútil sino por seguir a la letra el programa del blindaje que le confeccionaron el FMI y el Tesoro yanqui, a su reemplazante no le va a ir mejor. Las salidas fondomonetaristas están agotadas; sólo son viables las salidas contra el FMI, que impongan los trabajadores. Los buitres ya están sobrevolando sobre el nuevo gabinete, lo cual nos está diciendo que la crisis política es crónica.


¿Qué nos ofrecen los sectores patronales en disputa? Más ajuste y explotación; unos con la posibilidad de devaluar, otros con la de dolarizar.


¿Qué necesitamos los trabajadores? Un salario mínimo de 600 pesos por ocho horas; subsidio a los desocupados; reparto de las horas de trabajo; romper con el FMI; una unidad de los pueblos latinoamericanos para acabar con el imperialismo.


Para esto hay que terminar con los De la Rúa-López Murphy, que de todos modos representan a un régimen agotado. A un régimen de coimeros y lavadores de dinero ilegal.


Levantemos una salida política: la entrega del poder a una Asamblea Constituyente electa, que cambie las bases sociales y políticas de la Argentina.